Por: Ramón López Jiménez
En los medios mexicanos se habla de los yacimientos de aguas profundas con cierta frecuencia. Mientras que los estadounidenses llevan explotando estos yacimientos en sus aguas por muchos años, México está apenas empezando. Esto hace que la futura producción de hidrocarburos se vaya a centrar en las décadas venideras en este tipo de yacimientos. ¿Cómo son físicamente estos yacimientos? ¿Cómo se formaron? ¿Y qué importancia tiene saber esto para las petroleras?
El reto de las petroleras es normalmente enfocado como de tipo ingenieril. Pero antes de pensar en cómo diseñar e instalar las plataformas o planear el proceso de perforación, se han tenido que tomar decisiones basadas en aspectos geológicos. Los yacimientos de aguas profundas están frecuentemente enterrados bajo cientos o miles de metros de sedimentos acumulados en el fondo marino durante cientos de miles o millones de años. A esto hay que sumar la columna de agua que está por encima, que puede variar desde cientos a unos pocos miles de metros. Las prospecciones sísmicas primero (una suerte de radiografía del interior de la tierra) y luego los datos obtenidos de los pozos de perforación, permiten obtener la información con la que reconstruir en mayor o menor medida los aspectos geológicos de los yacimientos (p.ej. los distintos tipos de roca que se distribuye en las tres dimensiones). De esta forma, se pueden calcular potenciales volúmenes de hidrocarburos y trayectorias de perforación.
El que escribe este artículo ha sido formado durante años para asesorar a las compañías petroleras sobre estas reconstrucciones de yacimientos de aguas profundas. Es un trabajo en el que el/la especialista ofrece soluciones a las petroleras a partir su experiencia acumulada durante años así como del conocimiento derivado de los estudios de otras personas durante décadas. Los grupos de investigación en universidades u otro tipo de centros que forman a especialistas de este tipo se encuentran en dos países principalmente: Estados Unidos de América y el Reino Unido. Estos grupos buscan el trabajo y entrenamiento multidisciplinar. Normalmente el futuro especialista se enfoca en una disciplina concreta pero tiene la oportunidad el colaborar con compañeros que trabajan en las otras. Estas disciplinas se pueden resumir en tres grandes categorías de estudio: ambientes marinos actuales, ambientes marinos antiguos y experimentación en laboratorio.
Los yacimientos de hidrocarburos se pueden resumir en dos grandes grupos geológicos: carbonatos y siliciclásticos. Los últimos son los que interesan en la exploración y explotación de yacimientos de aguas profundas. Estos son yacimientos formados por el transporte de sedimentos (p.ej. arenas) desde el continente o zonas costeras hasta las profundidades del océano. Este transporte de sedimentos forma canales y abanicos submarinos en los fondos actuales de nuestros océanos donde el hidrocarburo se podría llegar a acumular en un futuro. En el caso de mi grupo de investigación la gran apuesta es por el estudio de ambientes marinos antiguos (ver https://www.abdn.ac.uk/turbidites/). Las rocas de antiguos océanos que afloran en ciertas zonas del planeta (normalmente montañosas) pueden ser observadas y analizadas en un grado de detalle que es imposible de llevar a cabo en los yacimientos que se tratan de explotar en el Golfo de México (debido a esos miles de metros de agua y roca bajo los que se encuentran). El estudio de estos sedimentos de antiguos océanos nos está permitiendo comprender mejor como se han formado los yacimientos de aguas profundas. El especialista será más efectivo en la interpretación de datos de sísmica y de pozos de perforación cuanto más actualizado esté sobre todos los avances en el estudio de las disciplinas mencionadas. Así mismo, cada objetivo a explorar en el Golfo de México tiene particularidades que requieren de un estudio individualizado. Para este estudio se necesita la integración de datos de diversas áreas de estudio en múltiples escalas de tiempo y espacio (p.ej. tectónica regional, paleoclimatología, micropaleontología o análisis de texturas de núcleos de perforación). El carácter multidisciplinar es siempre la clave. México necesita estos especialistas trabajando en equipos multidisciplinares por dos motivos: 1) para tener los suyos propios que interpreten los yacimientos de aguas profundas; y 2) para evaluar la calidad del trabajo o proyectos propuestos por otras personas que se subcontraten.
He tenido la experiencia de convivir con mexicanos que habían sido enviados al extranjero para ser formados en diferentes áreas de la exploración y producción de hidrocarburos. En muchos casos, he visto cómo no había un objetivo claro en cuanto que necesidades iban a resolver a su regreso a México. Sin conocer a fondo hasta qué punto esto es un problema generalizado, solo quisiera mencionarlo para que sea tenido en cuenta. A este respecto, hay que resaltar que se tarda un mínimo de 5-8 años en formar a alguien como especialista en sedimentología de aguas profundas desde estudios de grado universitario. Esto es crítico, porque es muy complicado exigir a un postgraduado sin suficiente formación previa, que se especialice en sedimentología de aguas profundas mediante un master o doctorado en el extranjero. La formación de este tipo de especialistas, tan necesarios para México, necesita de planes a medio-largo plazo.
Ramón López Jiménez
Geólogo licenciado por la Universidad Complutense de Madrid (España), realiza un master en Querétaro, México (Centro de Geociencias de la UNAM) en el área de yacimientos minerales. Reside en México por varios años trabajando en proyectos de exploración para piedras ornamentales, como mudlogger en pozos de Chiapas, hidrogeólogo y finalmente en Tectonic Analysis Ltd. como geólogo de exploración en un proyecto financiado por petroleras. Inmediatamente después se marcha a Aberdeen (Escocia) a especializarse en sedimentología marina a través de un doctorado. El doctorado formaba parte de un proyecto de investigación de yacimientos de aguas profundas financiado por un consorcio de petroleras. Actualmente se encuentra realizando colaboraciones con universidades Mexicanas y estableciendo contactos con Pemex y el IMP para futuros proyectos.
Por: Ramón López Jiménez
En los medios mexicanos se habla de los yacimientos de aguas profundas con cierta frecuencia. Mientras que los estadounidenses llevan explotando estos yacimientos en sus aguas por muchos años, México está apenas empezando. Esto hace que la futura producción de hidrocarburos se vaya a centrar en las décadas venideras en este tipo de yacimientos. ¿Cómo son físicamente estos yacimientos? ¿Cómo se formaron? ¿Y qué importancia tiene saber esto para las petroleras?
El reto de las petroleras es normalmente enfocado como de tipo ingenieril. Pero antes de pensar en cómo diseñar e instalar las plataformas o planear el proceso de perforación, se han tenido que tomar decisiones basadas en aspectos geológicos. Los yacimientos de aguas profundas están frecuentemente enterrados bajo cientos o miles de metros de sedimentos acumulados en el fondo marino durante cientos de miles o millones de años. A esto hay que sumar la columna de agua que está por encima, que puede variar desde cientos a unos pocos miles de metros. Las prospecciones sísmicas primero (una suerte de radiografía del interior de la tierra) y luego los datos obtenidos de los pozos de perforación, permiten obtener la información con la que reconstruir en mayor o menor medida los aspectos geológicos de los yacimientos (p.ej. los distintos tipos de roca que se distribuye en las tres dimensiones). De esta forma, se pueden calcular potenciales volúmenes de hidrocarburos y trayectorias de perforación.
El que escribe este artículo ha sido formado durante años para asesorar a las compañías petroleras sobre estas reconstrucciones de yacimientos de aguas profundas. Es un trabajo en el que el/la especialista ofrece soluciones a las petroleras a partir su experiencia acumulada durante años así como del conocimiento derivado de los estudios de otras personas durante décadas. Los grupos de investigación en universidades u otro tipo de centros que forman a especialistas de este tipo se encuentran en dos países principalmente: Estados Unidos de América y el Reino Unido. Estos grupos buscan el trabajo y entrenamiento multidisciplinar. Normalmente el futuro especialista se enfoca en una disciplina concreta pero tiene la oportunidad el colaborar con compañeros que trabajan en las otras. Estas disciplinas se pueden resumir en tres grandes categorías de estudio: ambientes marinos actuales, ambientes marinos antiguos y experimentación en laboratorio.
Los yacimientos de hidrocarburos se pueden resumir en dos grandes grupos geológicos: carbonatos y siliciclásticos. Los últimos son los que interesan en la exploración y explotación de yacimientos de aguas profundas. Estos son yacimientos formados por el transporte de sedimentos (p.ej. arenas) desde el continente o zonas costeras hasta las profundidades del océano. Este transporte de sedimentos forma canales y abanicos submarinos en los fondos actuales de nuestros océanos donde el hidrocarburo se podría llegar a acumular en un futuro. En el caso de mi grupo de investigación la gran apuesta es por el estudio de ambientes marinos antiguos (ver https://www.abdn.ac.uk/turbidites/). Las rocas de antiguos océanos que afloran en ciertas zonas del planeta (normalmente montañosas) pueden ser observadas y analizadas en un grado de detalle que es imposible de llevar a cabo en los yacimientos que se tratan de explotar en el Golfo de México (debido a esos miles de metros de agua y roca bajo los que se encuentran). El estudio de estos sedimentos de antiguos océanos nos está permitiendo comprender mejor como se han formado los yacimientos de aguas profundas. El especialista será más efectivo en la interpretación de datos de sísmica y de pozos de perforación cuanto más actualizado esté sobre todos los avances en el estudio de las disciplinas mencionadas. Así mismo, cada objetivo a explorar en el Golfo de México tiene particularidades que requieren de un estudio individualizado. Para este estudio se necesita la integración de datos de diversas áreas de estudio en múltiples escalas de tiempo y espacio (p.ej. tectónica regional, paleoclimatología, micropaleontología o análisis de texturas de núcleos de perforación). El carácter multidisciplinar es siempre la clave. México necesita estos especialistas trabajando en equipos multidisciplinares por dos motivos: 1) para tener los suyos propios que interpreten los yacimientos de aguas profundas; y 2) para evaluar la calidad del trabajo o proyectos propuestos por otras personas que se subcontraten.
He tenido la experiencia de convivir con mexicanos que habían sido enviados al extranjero para ser formados en diferentes áreas de la exploración y producción de hidrocarburos. En muchos casos, he visto cómo no había un objetivo claro en cuanto que necesidades iban a resolver a su regreso a México. Sin conocer a fondo hasta qué punto esto es un problema generalizado, solo quisiera mencionarlo para que sea tenido en cuenta. A este respecto, hay que resaltar que se tarda un mínimo de 5-8 años en formar a alguien como especialista en sedimentología de aguas profundas desde estudios de grado universitario. Esto es crítico, porque es muy complicado exigir a un postgraduado sin suficiente formación previa, que se especialice en sedimentología de aguas profundas mediante un master o doctorado en el extranjero. La formación de este tipo de especialistas, tan necesarios para México, necesita de planes a medio-largo plazo.
Ramón López Jiménez
Geólogo licenciado por la Universidad Complutense de Madrid (España), realiza un master en Querétaro, México (Centro de Geociencias de la UNAM) en el área de yacimientos minerales. Reside en México por varios años trabajando en proyectos de exploración para piedras ornamentales, como mudlogger en pozos de Chiapas, hidrogeólogo y finalmente en Tectonic Analysis Ltd. como geólogo de exploración en un proyecto financiado por petroleras. Inmediatamente después se marcha a Aberdeen (Escocia) a especializarse en sedimentología marina a través de un doctorado. El doctorado formaba parte de un proyecto de investigación de yacimientos de aguas profundas financiado por un consorcio de petroleras. Actualmente se encuentra realizando colaboraciones con universidades Mexicanas y estableciendo contactos con Pemex y el IMP para futuros proyectos.