Como parte de su reestructura para aprovechar las oportunidades que brinda la Reforma Energética, Petróleos Mexicanos (Pemex) en 2014 decidió como línea de negocio, aumentar la producción de fertilizantes.
Para ello adquirió las empresas Grupo Fertinal y ProAgro por 11 mil millones de pesos, las cuales sumarían producción a la planta de amoniaco que la empresa productiva del estado tiene en Cosoleacaque en Veracruz.
La Auditoría Superior de la Federación (ASF) determinó que Pemex compró un negocio poco rentable, ya que adquirió complejos industriales no vinculados a su objetivo primordial.
Además de que Emilio Lozoya, entonces director general de la empresa y cerebro detrás de la reestructura, adquirió las empresas de fertilizantes en condiciones desfavorables, con costos de reparación irrecuperables y bajo supuestas sinergias que hasta la fecha no se han alcanzado.
De acuerdo a la ASF, Pemex Fertilizantes Pacífico determinó la inversión en su compañía subsidiaria con base en la pérdida neta del año por 41 millones 846 mil dólares y no con la pérdida integral de 2016 por más de 565 millones 748 mil dólares.
Los documentos que presentó Pemex para justificar las compras de las plantas de fertilizantes están clasificados por 12 años bajo el argumento de que son operaciones de negocios.