Por: René Ocampo
El habitar este mundo en pleno siglo XXI cuando la tecnología y los descubrimientos de la ciencia empiezan a rebasar nuestra imaginación, tiene implícito la producción de basura. Los hábitos culturales de consumo están en constante transformación y estos hábitos ya entraron a la globalización y por lo tanto, resulta difícil percatarnos del ritmo o velocidad con la cual nos deshacemos de lo que simplemente, ya no nos sirve o nos estorba, ya no utilizamos o se ha vuelto obsoleto porque las modas cambiaron.
Al comparar el pasado y el presente, los antropólogos definen la lógica sobre la proliferación de mercancías. Sobre sus significados rituales y sus usos prácticos, los objetos que a la postre mudarán en residuos. Hemos reflexionado y creído comprender la transformación fundamental que se produjo con el advenimiento de la industrialización: no sólo se trata de cambios en las formas de producir y en las relaciones de producción, sino en las formas de consumir.
Los residuos producto de los consumos de grupos humanos siempre han existido, pero su presencia, en tanto problema ambiental, es un fenómeno reciente. La problemática de la basura se refiere explícitamente a dos fenómenos íntimamente relacionados:
- La expansión humana que se expresa en la ocupación, explotación y predominio de la especie en prácticamente todos los ecosistemas y rincones del planeta.
- La lógica de producción-consumo industrial-capitalista.
En cierto sentido “la problemática de la basura” aparece como un emblema característico de la civilización actual, que a diferencia de las civilizaciones antiguas, ahora adquiere un carácter global por sus alcances e interrelaciones de diversa índole (financiera, política, cultural). El carácter emblemático posee, al menos, dos caras. La basura en un sentido ontológico que es equiparable a un vestigio arqueológico. Su carácter es una evidencia palpable y deletérea en el tiempo del tránsito humano en una etapa geológica caracterizada por el uso intensivo de combustibles fósiles y una amplia gama de minerales. La otra cara se refiere a los alcances o su efecto de contaminación. En otras palabras, se refiere a la capacidad o naturaleza (de la basura) para invadir y afectar territorios, localidades o lugares que no siempre se encuentran en los espacios en donde es producida. La basura, además, es una mercancía de segundo orden porque se traducen ganancias económicas y porque antes de llamarse basura fue producida como objeto primario de consumo. (Manzanares, 2012)
En México, queremos entrar al mundo globalizado y aprovechar lo que la tecnología nos da, para crear espacios sustentables y que brinden al ciudadano certeza en un futuro de ambiente limpio y que traiga oportunidades de comercio y crecimiento mercantil y económico.
La base más débil de un gobierno es el municipio, mientras el gobierno no se percate de que el rescate de los municipios es la principal inversión del país, la economía seguirá estancada, sin avanzar y en un lento hundimiento debido al crecimiento de las necesidades de la población.
Las necesidades de energía en México están aumentando alrededor de un cuatro por ciento anual; estás necesidades se encuentran principalmente cubiertas por el petróleo, el carbón y el gas natural.
El mercado emergente de México es el noveno emisor de gases de efecto invernadero más grande del mundo con casi un 1.7 por ciento. Mientras tanto, más de las tres cuartas partes de los mexicanos viven en las ciudades. La mayoría de estos, estimados en unos 95 millones de personas, no persiguen patrones de consumo sostenibles, produciendo alrededor de 42 millones de toneladas de residuos por año.
Los residuos municipales generalmente se almacenan en vertederos y hasta ahora solo se han utilizado escasamente en la generación de energía, lo que puede presentar un gran avance hacia el futuro de la sustentabilidad y generación de empleos a través de la producción alternativa de energía.
Los residuos sólidos urbanos (RSU) se generan en las casas habitación como resultado de la eliminación de los materiales que se utilizan en las actividades domésticas (como los productos de consumo y sus envases, embalajes o empaques, por citar sólo algunos) o los que provienen de cualquier otra actividad que se desarrolla dentro de los establecimientos o en la vía pública, con características domiciliarias, y los resultantes de las vías y lugares públicos siempre que no sean considerados como residuos de otra índole (D.O.F., 2003).
Las cifras sobre la generación de residuos sólidos urbanos (RSU) a nivel nacional reportadas en los últimos años presentan limitaciones importantes, básicamente porque se trata de estimaciones y no de mediciones directas. Las que se presentan aquí son calculadas por la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) conforme a lo establecido en la norma NMX-AA-61-1985 sobre la Determinación de la Generación de Residuos Sólidos.
La generación de RSU se incrementó notablemente en los últimos años; tan sólo entre 1997 y 2012 creció 43.8%, pasando de cerca de 29.3 a 42.1 millones de toneladas, como resultado principalmente del crecimiento urbano, el desarrollo industrial, las modificaciones tecnológicas, y el cambio en los patrones de consumo.
Fuente: Dirección General de Equipamiento e Infraestructura en Zonas Urbano-Marginadas. Sedesol. México. 2013. Consejo Nacional de Población (Conapo). Proyecciones de la población de México 2010-2050 y estimaciones 1990-2009. México. Abril 2013.
Si se calcula la generación de RSU por habitante, se observa también un aumento importante: entre 1950 y 2012 el volumen diario aumentó más de tres veces, pasando de 300 a 990 gramos en promedio. En términos anuales pasó de 301 a 361 kilogramos entre 1997 y 2012, es decir, se incrementó en promedio 3.3 kilogramos por año
Con base en la información anterior es fácil determinar la importancia del uso de energía, la cual, se presenta como una opción para el reciclaje de RSU en México.
La federación y el municipio para el manejo de los RSU.
El gobierno federal debe crear un proyecto, el cual examine el enfoque innovador que puede integrarse en los programas de apoyo y las fuentes de financiación existentes. Trabajar con socios de conformidad a la reforma energética con el objeto de desarrollar conceptos de incentivos económicos potenciales que promuevan tecnologías basadas en la comunidad y trabajar con ellos para desarrollar estrategias de desarrollo de mercado. Las instituciones nacionales como el Banco de Infraestructura de México BANOBRAS, la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) y la Autoridad Reguladora de Energía (CRE) deben ser las principales instituciones involucradas en la preparación de los proyectos, iniciando con aquellos municipios que tengan mayor problema con los residuos.
La implementación exitosa de proyectos para el uso energético de los RSU municipales depende de tomadores de decisión, informados y calificados de la política, el servicio público, la ciencia y el sector privado. Por lo tanto, el programa debe intensificar la oferta de formación y educación complementaria, ofrecer asesoramiento y análisis especializados y promover el intercambio de conocimientos. Proporcionar consultoría técnica y de gestión para plantas modelo en las que se prueben tecnologías adecuadas para su implementación y si es posible, trabajará con el sector privado a través de mecanismos de supervisión que permitan la generación de energía a la par de crecimiento económico en el área.
La adecuada difusión de los resultados exitosos, sensibiliza a los responsables de la toma de decisiones. Los ejemplos exitosos sirven como referencia para poner en funcionamiento las plantas en todo el país. Las tecnologías preferidas incluyen plantas de biogás, el uso de residuos urbanos para reemplazar los combustibles fósiles en la producción de cemento, la incineración de residuos con energía y el uso de biometano como combustible.
De esta forma mis queridos lectores, pueden ustedes sacar sus propias conclusiones sobre la necesidad de invertir en la producción de energía a través de los Residuos Sólidos Urbanos y así generar desarrollo en los municipios y aumentar la economía local, creando fuentes de trabajo y riqueza.
E:.C:.
Bibliografía:
D.O.F. (8 de octubre de 2003). Ley General para la Prevención y Gestión Integral de Residuos. Diario Oficial de la Federación.
Manzanares, M. G. (junio de 2012). scielo.org.mx. Obtenido de Estud. soc vol.20 no.39 México : http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-45572012000100009
Por: René Ocampo
El habitar este mundo en pleno siglo XXI cuando la tecnología y los descubrimientos de la ciencia empiezan a rebasar nuestra imaginación, tiene implícito la producción de basura. Los hábitos culturales de consumo están en constante transformación y estos hábitos ya entraron a la globalización y por lo tanto, resulta difícil percatarnos del ritmo o velocidad con la cual nos deshacemos de lo que simplemente, ya no nos sirve o nos estorba, ya no utilizamos o se ha vuelto obsoleto porque las modas cambiaron.
Al comparar el pasado y el presente, los antropólogos definen la lógica sobre la proliferación de mercancías. Sobre sus significados rituales y sus usos prácticos, los objetos que a la postre mudarán en residuos. Hemos reflexionado y creído comprender la transformación fundamental que se produjo con el advenimiento de la industrialización: no sólo se trata de cambios en las formas de producir y en las relaciones de producción, sino en las formas de consumir.
Los residuos producto de los consumos de grupos humanos siempre han existido, pero su presencia, en tanto problema ambiental, es un fenómeno reciente. La problemática de la basura se refiere explícitamente a dos fenómenos íntimamente relacionados:
- La expansión humana que se expresa en la ocupación, explotación y predominio de la especie en prácticamente todos los ecosistemas y rincones del planeta.
- La lógica de producción-consumo industrial-capitalista.
En cierto sentido “la problemática de la basura” aparece como un emblema característico de la civilización actual, que a diferencia de las civilizaciones antiguas, ahora adquiere un carácter global por sus alcances e interrelaciones de diversa índole (financiera, política, cultural). El carácter emblemático posee, al menos, dos caras. La basura en un sentido ontológico que es equiparable a un vestigio arqueológico. Su carácter es una evidencia palpable y deletérea en el tiempo del tránsito humano en una etapa geológica caracterizada por el uso intensivo de combustibles fósiles y una amplia gama de minerales. La otra cara se refiere a los alcances o su efecto de contaminación. En otras palabras, se refiere a la capacidad o naturaleza (de la basura) para invadir y afectar territorios, localidades o lugares que no siempre se encuentran en los espacios en donde es producida. La basura, además, es una mercancía de segundo orden porque se traducen ganancias económicas y porque antes de llamarse basura fue producida como objeto primario de consumo. (Manzanares, 2012)
En México, queremos entrar al mundo globalizado y aprovechar lo que la tecnología nos da, para crear espacios sustentables y que brinden al ciudadano certeza en un futuro de ambiente limpio y que traiga oportunidades de comercio y crecimiento mercantil y económico.
La base más débil de un gobierno es el municipio, mientras el gobierno no se percate de que el rescate de los municipios es la principal inversión del país, la economía seguirá estancada, sin avanzar y en un lento hundimiento debido al crecimiento de las necesidades de la población.
Las necesidades de energía en México están aumentando alrededor de un cuatro por ciento anual; estás necesidades se encuentran principalmente cubiertas por el petróleo, el carbón y el gas natural.
El mercado emergente de México es el noveno emisor de gases de efecto invernadero más grande del mundo con casi un 1.7 por ciento. Mientras tanto, más de las tres cuartas partes de los mexicanos viven en las ciudades. La mayoría de estos, estimados en unos 95 millones de personas, no persiguen patrones de consumo sostenibles, produciendo alrededor de 42 millones de toneladas de residuos por año.
Los residuos municipales generalmente se almacenan en vertederos y hasta ahora solo se han utilizado escasamente en la generación de energía, lo que puede presentar un gran avance hacia el futuro de la sustentabilidad y generación de empleos a través de la producción alternativa de energía.
Los residuos sólidos urbanos (RSU) se generan en las casas habitación como resultado de la eliminación de los materiales que se utilizan en las actividades domésticas (como los productos de consumo y sus envases, embalajes o empaques, por citar sólo algunos) o los que provienen de cualquier otra actividad que se desarrolla dentro de los establecimientos o en la vía pública, con características domiciliarias, y los resultantes de las vías y lugares públicos siempre que no sean considerados como residuos de otra índole (D.O.F., 2003).
Las cifras sobre la generación de residuos sólidos urbanos (RSU) a nivel nacional reportadas en los últimos años presentan limitaciones importantes, básicamente porque se trata de estimaciones y no de mediciones directas. Las que se presentan aquí son calculadas por la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) conforme a lo establecido en la norma NMX-AA-61-1985 sobre la Determinación de la Generación de Residuos Sólidos.
La generación de RSU se incrementó notablemente en los últimos años; tan sólo entre 1997 y 2012 creció 43.8%, pasando de cerca de 29.3 a 42.1 millones de toneladas, como resultado principalmente del crecimiento urbano, el desarrollo industrial, las modificaciones tecnológicas, y el cambio en los patrones de consumo.
Fuente: Dirección General de Equipamiento e Infraestructura en Zonas Urbano-Marginadas. Sedesol. México. 2013. Consejo Nacional de Población (Conapo). Proyecciones de la población de México 2010-2050 y estimaciones 1990-2009. México. Abril 2013.
Si se calcula la generación de RSU por habitante, se observa también un aumento importante: entre 1950 y 2012 el volumen diario aumentó más de tres veces, pasando de 300 a 990 gramos en promedio. En términos anuales pasó de 301 a 361 kilogramos entre 1997 y 2012, es decir, se incrementó en promedio 3.3 kilogramos por año
Con base en la información anterior es fácil determinar la importancia del uso de energía, la cual, se presenta como una opción para el reciclaje de RSU en México.
La federación y el municipio para el manejo de los RSU.
El gobierno federal debe crear un proyecto, el cual examine el enfoque innovador que puede integrarse en los programas de apoyo y las fuentes de financiación existentes. Trabajar con socios de conformidad a la reforma energética con el objeto de desarrollar conceptos de incentivos económicos potenciales que promuevan tecnologías basadas en la comunidad y trabajar con ellos para desarrollar estrategias de desarrollo de mercado. Las instituciones nacionales como el Banco de Infraestructura de México BANOBRAS, la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) y la Autoridad Reguladora de Energía (CRE) deben ser las principales instituciones involucradas en la preparación de los proyectos, iniciando con aquellos municipios que tengan mayor problema con los residuos.
La implementación exitosa de proyectos para el uso energético de los RSU municipales depende de tomadores de decisión, informados y calificados de la política, el servicio público, la ciencia y el sector privado. Por lo tanto, el programa debe intensificar la oferta de formación y educación complementaria, ofrecer asesoramiento y análisis especializados y promover el intercambio de conocimientos. Proporcionar consultoría técnica y de gestión para plantas modelo en las que se prueben tecnologías adecuadas para su implementación y si es posible, trabajará con el sector privado a través de mecanismos de supervisión que permitan la generación de energía a la par de crecimiento económico en el área.
La adecuada difusión de los resultados exitosos, sensibiliza a los responsables de la toma de decisiones. Los ejemplos exitosos sirven como referencia para poner en funcionamiento las plantas en todo el país. Las tecnologías preferidas incluyen plantas de biogás, el uso de residuos urbanos para reemplazar los combustibles fósiles en la producción de cemento, la incineración de residuos con energía y el uso de biometano como combustible.
De esta forma mis queridos lectores, pueden ustedes sacar sus propias conclusiones sobre la necesidad de invertir en la producción de energía a través de los Residuos Sólidos Urbanos y así generar desarrollo en los municipios y aumentar la economía local, creando fuentes de trabajo y riqueza.
E:.C:.
Bibliografía:
D.O.F. (8 de octubre de 2003). Ley General para la Prevención y Gestión Integral de Residuos. Diario Oficial de la Federación.
Manzanares, M. G. (junio de 2012). scielo.org.mx. Obtenido de Estud. soc vol.20 no.39 México : http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-45572012000100009