Por: Simón Cruz
La teoría económica estudia la producción derivada del trabajo y del capital. La teoría de la renta se enfoca en cómo esta producción se divide entre los trabajadores, dueños del capital y dueños de la tierra, a través del salario, de las ganancias y la renta.
La renta económica en la industria petrolera es la diferencia entre el valor de venta del hidrocarburo y el costo de extracción del mismo. Este costo de extracción normalmente consiste en la exploración, desarrollo, y el costo operativo, además de una ganancia para la compañía, la renta es el excedente. En síntesis, la renta económica es lo mismo que ganancia en exceso. La búsqueda última del Estado será capturar la mayor renta económica que le sea posible a través de los mecanismos que mencionamos anteriormente, los cuales, como ya dijimos, se componen de regalías, diferentes tipos de impuestos y bonos.
Figura 1. Distribución de los ingresos derivados de la producción
Fuente: Elaboración propia basado en (Johnston, 1992)
En la figura podemos observar que los ingresos para el Estado es la resta de los ingresos brutos menos el costo total, dónde toda la ganancia para el contratista es vista como un costo para el gobierno. El gobierno debe encargarse de crear un régimen fiscal que le dé la mayor renta económica, ofreciendo al contratista ganancias aceptables; es decir, diseñar un sistema de recaudación eficiente, en dónde ambas partes ganen.
La problemática en el diseño de estos sistemas fiscales radica en el riesgo que implica la industria petrolera en sí. El riesgo es tan grande que el margen de ganancia para la compañía que desee invertir debe ser lo suficientemente alto para que valga el riesgo. En la planeación de estos regímenes fiscales se deben de tomar en cuenta la teoría del riesgo, la teoría del valor del dinero en el tiempo, y la teoría impositiva. Al final los derechos del contratista serán la recuperación de los costos incurridos, así como una parte de los ingresos por la producción extraída o el servicio brindado, en base a estos principios básicos el Estado puede comenzar el diseño de un sistema de recaudación efectivo.
El objetivo de los gobiernos es dar los derechos mencionados anteriormente a aquella compañía que les dé mayor valor. En un mercado competitivo se tiene como herramienta básica el proceso licitatorio para cumplir con este objetivo, lo anterior suponiendo competencia, en caso de no existir competencia, el objetivo se deberá cumplir utilizando únicamente los términos fiscales.
El Estado busca capturar su renta económica lo antes posible, al momento de la transferencia de derechos al contratista es el momento ideal, a través de pagos como: bono a la firma o cobros por participar en el proceso; y durante la producción del recurso, mediante: regalías, repartición de la producción o impuestos. No obstante, los ingresos del proyecto dependen íntegramente de la producción, la cual sucederá con el paso del tiempo y que además está expuesta a un riesgo muy alto de no suceder. Entonces al momento de adquirir derechos y de cederlos, la compañía y el Estado, respectivamente, compartirán el riesgo implícito del proyecto. La compañía por un lado cuenta con distintos proyectos en los cuales invierte al diversificar su portafolio, es por ello que pueden adquirir un mayor riesgo que el Estado, el cual no tiene oportunidad de diversificar. Este punto es importante para comprender la teoría del diseño de los regímenes fiscales.
Si el gobierno busca anular su parte del riesgo compartido, diseñará un sistema basado únicamente en bonos y regalías, en dónde la mayoría de la renta la obtendrá al momento del traspaso de los derechos; sin embargo, este sistema no es del todo benéfico para el contratista, ya que asumirá todo el riesgo por su cuenta, además de que ya habrá desembolsado una parte del proyecto desde el comienzo que no sabe si recuperará. Para hacer un régimen más competitivo en dónde ambas partes compartan el riesgo, se habrá de diseñar un sistema basado en impuestos sobre la producción, es decir que la renta económica dependerá del desarrollo del proyecto y se dará a través del tiempo.
Es un hecho que los gobiernos buscan obtener una renta de sus recursos, pero el cómo los obtendrán es algo que afectará directamente a la industria petrolera, y en gran medida decidirá cuánto obtendrá.
Figura 2. Sistema de bonos y regalías
Fuente: Elaboración propia basado en (Johnston, 1992)
Los elementos que no dependen de los ingresos del proyecto volverán regresivo al sistema fiscal, es decir que si el proyecto no es tan rentable este tipo de recaudación será de mayor efectividad. Conforme los elementos dependan de los ingresos derivados del proyecto volverán más progresivo al sistema, favoreciendo la competencia y la rentabilidad para ambas partes; sin embargo, el Estado siempre querrá mantener algún elemento que les garantice un ingreso que los exente del riesgo, ya que al final de cuentas son los dueños del recurso.
Johnston, Daniel (1992) International Petroleum Fiscal Systems and Production Sharing Contracts, EUA: PennWell
Por: Simón Cruz
La teoría económica estudia la producción derivada del trabajo y del capital. La teoría de la renta se enfoca en cómo esta producción se divide entre los trabajadores, dueños del capital y dueños de la tierra, a través del salario, de las ganancias y la renta.
La renta económica en la industria petrolera es la diferencia entre el valor de venta del hidrocarburo y el costo de extracción del mismo. Este costo de extracción normalmente consiste en la exploración, desarrollo, y el costo operativo, además de una ganancia para la compañía, la renta es el excedente. En síntesis, la renta económica es lo mismo que ganancia en exceso. La búsqueda última del Estado será capturar la mayor renta económica que le sea posible a través de los mecanismos que mencionamos anteriormente, los cuales, como ya dijimos, se componen de regalías, diferentes tipos de impuestos y bonos.
Figura 1. Distribución de los ingresos derivados de la producción
Fuente: Elaboración propia basado en (Johnston, 1992)
En la figura podemos observar que los ingresos para el Estado es la resta de los ingresos brutos menos el costo total, dónde toda la ganancia para el contratista es vista como un costo para el gobierno. El gobierno debe encargarse de crear un régimen fiscal que le dé la mayor renta económica, ofreciendo al contratista ganancias aceptables; es decir, diseñar un sistema de recaudación eficiente, en dónde ambas partes ganen.
La problemática en el diseño de estos sistemas fiscales radica en el riesgo que implica la industria petrolera en sí. El riesgo es tan grande que el margen de ganancia para la compañía que desee invertir debe ser lo suficientemente alto para que valga el riesgo. En la planeación de estos regímenes fiscales se deben de tomar en cuenta la teoría del riesgo, la teoría del valor del dinero en el tiempo, y la teoría impositiva. Al final los derechos del contratista serán la recuperación de los costos incurridos, así como una parte de los ingresos por la producción extraída o el servicio brindado, en base a estos principios básicos el Estado puede comenzar el diseño de un sistema de recaudación efectivo.
El objetivo de los gobiernos es dar los derechos mencionados anteriormente a aquella compañía que les dé mayor valor. En un mercado competitivo se tiene como herramienta básica el proceso licitatorio para cumplir con este objetivo, lo anterior suponiendo competencia, en caso de no existir competencia, el objetivo se deberá cumplir utilizando únicamente los términos fiscales.
El Estado busca capturar su renta económica lo antes posible, al momento de la transferencia de derechos al contratista es el momento ideal, a través de pagos como: bono a la firma o cobros por participar en el proceso; y durante la producción del recurso, mediante: regalías, repartición de la producción o impuestos. No obstante, los ingresos del proyecto dependen íntegramente de la producción, la cual sucederá con el paso del tiempo y que además está expuesta a un riesgo muy alto de no suceder. Entonces al momento de adquirir derechos y de cederlos, la compañía y el Estado, respectivamente, compartirán el riesgo implícito del proyecto. La compañía por un lado cuenta con distintos proyectos en los cuales invierte al diversificar su portafolio, es por ello que pueden adquirir un mayor riesgo que el Estado, el cual no tiene oportunidad de diversificar. Este punto es importante para comprender la teoría del diseño de los regímenes fiscales.
Si el gobierno busca anular su parte del riesgo compartido, diseñará un sistema basado únicamente en bonos y regalías, en dónde la mayoría de la renta la obtendrá al momento del traspaso de los derechos; sin embargo, este sistema no es del todo benéfico para el contratista, ya que asumirá todo el riesgo por su cuenta, además de que ya habrá desembolsado una parte del proyecto desde el comienzo que no sabe si recuperará. Para hacer un régimen más competitivo en dónde ambas partes compartan el riesgo, se habrá de diseñar un sistema basado en impuestos sobre la producción, es decir que la renta económica dependerá del desarrollo del proyecto y se dará a través del tiempo.
Es un hecho que los gobiernos buscan obtener una renta de sus recursos, pero el cómo los obtendrán es algo que afectará directamente a la industria petrolera, y en gran medida decidirá cuánto obtendrá.
Figura 2. Sistema de bonos y regalías
Fuente: Elaboración propia basado en (Johnston, 1992)
Los elementos que no dependen de los ingresos del proyecto volverán regresivo al sistema fiscal, es decir que si el proyecto no es tan rentable este tipo de recaudación será de mayor efectividad. Conforme los elementos dependan de los ingresos derivados del proyecto volverán más progresivo al sistema, favoreciendo la competencia y la rentabilidad para ambas partes; sin embargo, el Estado siempre querrá mantener algún elemento que les garantice un ingreso que los exente del riesgo, ya que al final de cuentas son los dueños del recurso.
Johnston, Daniel (1992) International Petroleum Fiscal Systems and Production Sharing Contracts, EUA: PennWell