Por: Ayax Gutiérrez Villascán.
Derivado de la decreciente capacidad de extracción y producción de hidrocarburos en México, además del estancamiento logístico y financiero de la entonces entidad paraestatal Pemex. El gobierno federal se vio en la necesidad de modificar el esquema energético plasmado en los artículos 25, 27 y 28 de nuestra Carta Magna para permitir estructurar las nuevas bases que logren primariamente, optimizar el aprovechamiento de los recursos hidrocarburos de la nación y a la par, repuntar la capacidad logística y financiera de Pemex para que se convierta en una institución de vanguardia petrolera, que logre desarrollar eficiencia operativa en todas sus actividades petroleras y administrativas; cuyo objetivo primordial es evitar que continué con la opacidad de su administración, producción y distribución de hidrocarburos. Lo anterior se logrará haciendo que la empresa productiva del Estado compita o se asocie con sociedades petroleras a nivel mundial para poder obtener el mejor aprovechamiento de los recursos de hidrocarburos y que Pemex contribuya al desarrollo económico del país de manera más eficiente.
La implementación de la reforma energética fue posible debido al desprendimiento de la idiosincrasia que se tenía en materia energética en el país. Esta reforma principalmente contempla el permitir a los particulares, ya sean agentes nacionales o extranjeros, el participar en la exploración, extracción, distribución, almacenamiento y comercialización de los recursos hidrocarburos de la nación, actividades anteriormente exclusivas para Pemex. Además de la reforma energética, se implementaron nuevas disposiciones jurídicas en la materia que complementan de manera coordinada e integral a la reforma estructural de nuestra Carta Magna como la Ley de Hidrocarburos, Ley de Ingresos sobre Hidrocarburos, Ley de Órganos Reguladores Coordinados en Materia Energética, por mencionar algunas. En las disposiciones energéticas secundarias, se crea un régimen fiscal sui generis por el que se van a regir las empresas productivas del Estado, así como todas las sociedades nacionales y extranjeras que participen en todas las actividades energéticas del país.
En el tenor de estas ideas, en México, el actual Gobierno Federal encontró inconsistencias sistemáticas y administrativas en diversos ámbitos de la vida social, política y económica del país; con motivo de esto analizó y planteó un paquete de reformas cuyo objetivo es tratar de subsanar esas inconsistencias y encaminar a la sociedad mexicana a un progresivo desarrollo económico. Para generar este cambio sustancial en el país, se modificaron las bases constitucionales que rigieron por muchos años el sector energético; permeando un cambio de ideología y estrategia energética, abriendo la apertura a los particulares para actividades de exploración y extracción de los recursos hidrocarburos de la nación.
Aunado a lo anterior, considero pertinente dividir al sector energético en tres campos: los hidrocarburos, la electricidad, y las energías renovables, en el primero destacando el petróleo y el gas; en el segundo la trasmisión de cargas o impulsos eléctricos a través de medios conductores guiados como cables o no guiados como aparatos inalámbricos y en el tercero abarcando las energías catalogadas como renovables o “limpias” (eólica, hidráulica, geotérmica, entre otras). Tanto los hidrocarburos, la electricidad y las energías renovables a través de sus diversas variantes, son las principales fuentes para generar energía y son el motor del sistema energético de cualquier país; predominando los hidrocarburos a lo largo de la historia no solamente en México sino también a nivel mundial. Esta división del sector energético la propongo, debido a que la obtención, tratamiento y regulación de los hidrocarburos es distinto al de la electricidad o al de una energía renovable.
Todo lo referido representa el marco general e introductorio del aspecto energético de nuestra nación, que sirve para explicar a la postre; los aspectos históricos, la transformación y el presente de las instituciones, legislación y el resto de componentes del sector energético en México.
Por: Ayax Gutiérrez Villascán.
Derivado de la decreciente capacidad de extracción y producción de hidrocarburos en México, además del estancamiento logístico y financiero de la entonces entidad paraestatal Pemex. El gobierno federal se vio en la necesidad de modificar el esquema energético plasmado en los artículos 25, 27 y 28 de nuestra Carta Magna para permitir estructurar las nuevas bases que logren primariamente, optimizar el aprovechamiento de los recursos hidrocarburos de la nación y a la par, repuntar la capacidad logística y financiera de Pemex para que se convierta en una institución de vanguardia petrolera, que logre desarrollar eficiencia operativa en todas sus actividades petroleras y administrativas; cuyo objetivo primordial es evitar que continué con la opacidad de su administración, producción y distribución de hidrocarburos. Lo anterior se logrará haciendo que la empresa productiva del Estado compita o se asocie con sociedades petroleras a nivel mundial para poder obtener el mejor aprovechamiento de los recursos de hidrocarburos y que Pemex contribuya al desarrollo económico del país de manera más eficiente.
La implementación de la reforma energética fue posible debido al desprendimiento de la idiosincrasia que se tenía en materia energética en el país. Esta reforma principalmente contempla el permitir a los particulares, ya sean agentes nacionales o extranjeros, el participar en la exploración, extracción, distribución, almacenamiento y comercialización de los recursos hidrocarburos de la nación, actividades anteriormente exclusivas para Pemex. Además de la reforma energética, se implementaron nuevas disposiciones jurídicas en la materia que complementan de manera coordinada e integral a la reforma estructural de nuestra Carta Magna como la Ley de Hidrocarburos, Ley de Ingresos sobre Hidrocarburos, Ley de Órganos Reguladores Coordinados en Materia Energética, por mencionar algunas. En las disposiciones energéticas secundarias, se crea un régimen fiscal sui generis por el que se van a regir las empresas productivas del Estado, así como todas las sociedades nacionales y extranjeras que participen en todas las actividades energéticas del país.
En el tenor de estas ideas, en México, el actual Gobierno Federal encontró inconsistencias sistemáticas y administrativas en diversos ámbitos de la vida social, política y económica del país; con motivo de esto analizó y planteó un paquete de reformas cuyo objetivo es tratar de subsanar esas inconsistencias y encaminar a la sociedad mexicana a un progresivo desarrollo económico. Para generar este cambio sustancial en el país, se modificaron las bases constitucionales que rigieron por muchos años el sector energético; permeando un cambio de ideología y estrategia energética, abriendo la apertura a los particulares para actividades de exploración y extracción de los recursos hidrocarburos de la nación.
Aunado a lo anterior, considero pertinente dividir al sector energético en tres campos: los hidrocarburos, la electricidad, y las energías renovables, en el primero destacando el petróleo y el gas; en el segundo la trasmisión de cargas o impulsos eléctricos a través de medios conductores guiados como cables o no guiados como aparatos inalámbricos y en el tercero abarcando las energías catalogadas como renovables o “limpias” (eólica, hidráulica, geotérmica, entre otras). Tanto los hidrocarburos, la electricidad y las energías renovables a través de sus diversas variantes, son las principales fuentes para generar energía y son el motor del sistema energético de cualquier país; predominando los hidrocarburos a lo largo de la historia no solamente en México sino también a nivel mundial. Esta división del sector energético la propongo, debido a que la obtención, tratamiento y regulación de los hidrocarburos es distinto al de la electricidad o al de una energía renovable.
Todo lo referido representa el marco general e introductorio del aspecto energético de nuestra nación, que sirve para explicar a la postre; los aspectos históricos, la transformación y el presente de las instituciones, legislación y el resto de componentes del sector energético en México.