La cancelación de la cuarta ronda de subastas energéticas parece ser la primera gran acción tomada por el nuevo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, con el objetivo de frenar aspectos de la reforma energética del país. AMLO ha intensificado sus críticas a las reformas energéticas que fueron firmadas por Enrique Peña Nieto en el 2014. En varias ocasiones, AMLO ha defendido tanto la reducción del precio de los commodities energéticos, como el incremento de la producción local.
En realidad, los declives en la producción de petróleo y gas natural comenzaron mucho antes de la promulgación de las reformas energéticas y México ha visto una caída en la producción total de gas seco de 5 MMMpcd, en el 2010, a menos de 2.8MMMpcd en el 2018. Como resultado, México se ha vuelto mucho más dependiente de las importaciones de gas natural. Estas representan hoy más del 65% del suministro de gas de México, un incremento de aproximadamente 21% desde el 2010. Este importante incremento en la dependencia de las importaciones resultó en una grave escasez de suministro en el sur y centro del país, exacerbada por retrasos endémicos en la implementación de infraestructura de nuevos gasoductos.
En el corto plazo, se espera una mejora con la finalización de dos principales corredores de importación norte a sur: El sistema Wahalajara de Fermaca, que viene del oeste de Texas, y el gasoducto Sur de Texas de TransCanada. Se espera que ambos entren en operación en la primera mitad del 2019. Sin embargo, la mejora podría ser breve si México no logra impulsar una mayor producción de petróleo y gas.
Fuente: Platts