Por: Carlos Pani
La nueva administración ha olvidado la existencia de la industria petroquímica y la importancia que esta juega en la cadena de valor aguas abajo, su importancia para estimular la inversión en una enorme multiplicidad de industrias. Todo lo que hoy se planea para Pemex es respecto de producción primaria y de refinación.
Presupuestos de inversión destinados a dichas áreas con objeto de incrementar la plataforma de producción de crudo, así como la rehabilitación de las 6 refinerías y la construcción de una nueva. Y todo eso está muy bien, pero…
Y de la petroquímica ni una sola palabra¡! Mucho menos inversión¡!
La industria petroquímica posee una gran importancia por diversas razones. Por un lado, provee materias primas a un sinnúmero de industrias derivadas. Es difícil encontrar una industria cuyos insumos no provengan de la petroquímica, manufacturas plásticas, industria hulera, textil, automotriz, construcción, farmacéutica, curtiduría, y otras más.
En la época de bonanza para la industria, esta llegó a representar 3.5% del Producto nacional bruto, hoy escasamente rebasa el 1%.
Por otro lado, esta industria agrega un gran valor a los hidrocarburos del petróleo y el gas. El efecto multiplicador de esta industria es impresionante.
Pemex ha jugado un papel relevante en la petroquímica como proveedor de materias primas convirtiéndose en detonador del crecimiento de la industria a lo largo de la cadena de valor. Si bien el ámbito de Pemex en cuanto al número de productos que le son reservados en forma exclusiva se ha reducido sustancialmente, los que aún conserva son fundamentales para para su operación y subsistencia.
Un poco de historia. –
Originalmente, allá por lo años 60’s se da el arranque de industria petroquímica en México. Se publica la legislación en la materia derivada del Artículo 27 Constitucional. En esta se establecen las dos grandes áreas para la industria: la llamada Petroquímica Básica reservada de forma exclusiva a Petróleos Mexicanos con un número del orden de 100 productos, y la Petroquímica Secundaria con la participación de la inversión privada, 60% nacional y máximo 40% extranjera, para la elaboración de los productos derivados.
A lo largo de los años, reconociendo el Estado su incapacidad económica para invertir en todos productos que le fueron asignados en forma exclusiva la legislación fue sufriendo una serie de modificaciones reduciendo sustancialmente dicho número de productos reservados. Hoy esa lista se reduce únicamente a 6 productos.
Sin embargo, por corta que sea la lista, el papel de Pemex sigue siendo de una gran relevancia para la sana operación de la industria en su conjunto.
El último impulso importante que el Estado dio a la petroquímica fue la construcción de los Complejos Cangrejera y Morelos, así como la ampliación de Pajaritos en los años 70’s y principio de los 80’s. Obras verdaderamente impresionantes que llamaron la atención mundialmente. Época de gran impulso a la industria petrolera, surge el super yacimiento Cantarell, la construcción del gasoducto Cactus – Reynosa de 48 pulgadas para exportar gas natural a los Estados Unidos, la construcción de la refinería de Cadereyta que inició operaciones en 1979, así como la primera etapa de la refinería de Salina Cruz. Debe apuntarse que en esa época el Complejo Cosoleacaque fue el mayor centro productor de amoniaco del mundo.
El anuncio y la construcción de estos complejos petroquímicos constituyó un disparador sin precedente para la expansión de la industria en su conjunto. Y lo fue en tal medida que, aun antes de finalizar la construcción, toda su producción estaba vendida como resultado de la expansión de la industria derivada al disponer de materias primas.
Hasta ahí esa época de oro de la industria. Por un lado, el Estado dejó de invertir dado que como resultado de las reclasificaciones de los productos la mayoría de estos dejaron de estar reservados en exclusiva, con lo cual no tenía la “obligación” de hacerlo. Por otro lado, a pesar de la oportunidad de hacerlo, la inversión privada no se hizo presente.
El siguiente episodio de la historia se da con la decisión del gobierno de ofrecer en venta los complejos petroquímicos durante la segunda parte de los años 90. Para ello, 6 de los 7 complejos fueron convertidos en sociedades anónimas y cada uno dotado de una estructura administrativa propia.
El primer intento fue con el complejo Cosoleacaque, productor de amoniaco. Para ello se lanzó una convocatoria pública internacional ofreciendo el 100% de las acciones de la empresa, se elaboró toda la documentación informativa necesaria, visitas a las plantas, se instaló el llamado “cuarto de datos” y todo lo necesario para el proceso, incluyendo la contratación del banco de inversión que se hiciera cargo del proceso. Se registraron varias empresas, tanto nacionales como extranjeras.
Con el proceso bastante adelantado y con buenas perspectivas de lograr la venta fue comunicada la decisión de que el proceso de venta quedaba suspendido y cancelado. Las razones de esta decisión no se hicieron públicas, aunque mucho se dijo que fue el sindicato petrolero quien se opuso al proceso de venta.
Tomando en cuenta la experiencia del caso anterior, tiempo después se lanzó la convocatoria para la venta solamente del 40% de las acciones de Petroquímica Morelos, S.A. de C.V. – antes el Complejo Morelos – orientado en forma importante como productor de derivados del etileno y el propileno. Si bien hubo interés por parte de los grandes grupos petroquímicos del país, este se fue extinguiendo al considerar que su posición minoritaria no permitiría la expansión de la empresa como fuera deseable, frente a un socio mayoritario sin recursos de inversión para lograrlo.
Adicionalmente, resultó que el avalúo de la empresa como negocio en marcha realizado por la Comisión de Avalúos de Bienes Nacionales, CABIN, arrojó un valor sustancialmente menor que aquel al que se tenía registrado en libros, lo que provocaba una situación difícil de explicar.
En esa época se da una restructuración mayúscula de Pemex, al crearse 4 Organismos Subsidiarios: Pemex Exploración y Producción, Pemex Refinación, Pemex Gas y Petroquímica Básica (lo que aún quedaba como exclusivo para el Estado ) y Pemex Petroquímica. Esta última como responsable directa del Complejo Independencia, único que no se convirtió en sociedad anónima, y como accionista totalitario de las 6 empresas cuya venta no tuvo éxito.
Muy importante destacar que todos los productos de Pemex Petroquímica y las 6 empresas habían dejado de ser exclusivos del Estado y más aún, pues todo esto sucede a la par de la apertura comercial de nuestra economía. Es decir, GATT, OMC, TLC y varios otros tratados comerciales internacionales. Ello trajo como consecuencia que todos los productos de Pemex Petroquímica y las 6 empresas dejaran de contar con ningún esquema de protección comercial, por tanto, totalmente expuestos a la competencia con productos de importación.
Pemex Petroquímica, único organismo de Pemex en estas condiciones, debió aprender a vivir en un entorno de competencia. Un entorno en el que el mercado tiene otras opciones de suministro. Ello obligó a lanzar un importante esfuerzo para cambiar la cultura de la empresa, una cultura monopólica ancestral, y comprender que el mercado puede escoger entre varias alternativas y que lo hará por aquella que sea competitiva y confiable.
Ese esfuerzo no fue fácil, pues además del cambio cultural le hacía necesario operar en un contexto normativo muchas veces contrario a las prácticas normales de un mercado abierto y competitivo. Un contexto normativo de orden monopólico Estatal que no contemplaba las prácticas y los riesgos comerciales, los riesgos de un negocio.
Se emprendieron programas y acciones para adaptarse a un entorno competitivo, se liquidaron las 6 empresarias filiales y se fusionaron en Pemex Petroquímica, se fomentó la conciencia de costos, eficiencia operativa, monitoreo de mercados, atención al cliente, análisis de la competencia y varios más. Sin embargo, persistió una constante restricción presupuestal particularmente en cuanto a recursos de inversión lo quecoartó su capacidad de ampliación y crecimiento.
De hecho, después de los ambiciosos proyectos realizados en los años 70’s y 80´s solamente se contó con recursos para llevar a cabo 3 proyectos importantes. Una planta Swing para producir polietilenos lineales, la ampliación parcial de una planta de óxido de etileno, parcial pues no pudo realizarse la ampliación completa por falta de recursos y una reformadora de naftas para aromáticos. Esta última como la primera etapa para integrarse con una planta productora de paraxileno misma que nunca recibió los recursos de inversión necesarios.
Es justo decir que, aun dentro de ese contexto, Pemex Petroquímica fue acreedora del Premio Nacional de Calidad en el segmento de empresas del Estado en 2010, lo que patentizó los resultados del cambio cultural emprendido.
La situación actual. –
Si bien es cierto que Pemex aun cuenta con una infraestructura productiva muy importante, en adición a la crítica falta de recursos de inversión para soportar su crecimiento y aun mantenimiento, hoy se enfrenta a una dramática escasez de las materias primas necesarias para su operación.
Muy particularmente se trata del etano y del gas natural.
El etano es el insumo básico para la producción de etileno, el que a su vez es materia prima para la elaboración de diversos productos, particularmente de polietilenos y óxido de etileno.
Por su parte el gas natural, además de combustible, es materia prima para la producción de amoniaco y de metanol.
Esta materia prima es consumida por el propio Pemex en sus complejos de la Cangrejera y Morelos, así como por Braskem Idesa que construyó un importante complejo productor de etileno y polietileno en la misma zona de Coatzacoalcos, Veracruz, con una inversión de 5,200 millones de dólares, iniciando operaciones en el 2016.
No puede omitirse el señalar que a la firma del contrato para suministrar etano al consorcio Braskem Idesa, febrero de 2013, la producción de etano era de 110,000 barriles por día y la demanda se elevaría al orden de 130,000 barriles por día. Es evidente que en ese momento se “apostó” a que la producción se elevaría en los años por venir.
Lamentablemente esto no ocurrió pues la producción actual es del orden de 85,000 barriles por día y la demanda sí alcanza los 130,000 barriles diarios. Ello provoca que la industria disponga únicamente del 65% de sus requerimientos, con particular impacto en las plantas de Pemex dadas las características del contrato celebrado con Braskem Idesa.
Consecuencia de lo anterior es que las plantas de polietileno de Pemex, así como las productoras de óxido de etileno operen a un ritmo mucho menor que su capacidad instalada de producción.
En lo que hace al gas natural, en fechas recientes se padece una importante reducción en la disponibilidad en la zona Sur – Sureste lo que afecta severamente a la producción de amoniaco en el Complejo Cosoleacaque de Pemex. Ello ha traído consigo muy importantes impactos en la producción de fertilizantes nitrogenados y otros derivados industriales.
Para colmar la historia, en fecha reciente la nueva administración del Gobierno Federal que ha hecho un esfuerzo para destinar mayores recursos de inversión a Pemex, ha quedado muy claro que estos se destinarán al área de exploración y producción de crudo, con objeto de recuperar la plataforma de producción; así como a la rehabilitación de las 6 refinerías existentes y la construcción de una nueva en Dos Bocas, Tabasco, con objeto de recuperar la producción de combustibles líquidos – gasolina y diesel básicamente -.
Como parte del mismo anuncio, el Presidente de la República externo que “desgraciadamente no será posible atender las necesidades de la petroquímica”.
Queda para la creatividad y entusiasmo de los industriales petroquímicos encontrar mecanismos y esquemas que tiendan a atenuar esta situación.
Por: Carlos Pani
La nueva administración ha olvidado la existencia de la industria petroquímica y la importancia que esta juega en la cadena de valor aguas abajo, su importancia para estimular la inversión en una enorme multiplicidad de industrias. Todo lo que hoy se planea para Pemex es respecto de producción primaria y de refinación.
Presupuestos de inversión destinados a dichas áreas con objeto de incrementar la plataforma de producción de crudo, así como la rehabilitación de las 6 refinerías y la construcción de una nueva. Y todo eso está muy bien, pero…
Y de la petroquímica ni una sola palabra¡! Mucho menos inversión¡!
La industria petroquímica posee una gran importancia por diversas razones. Por un lado, provee materias primas a un sinnúmero de industrias derivadas. Es difícil encontrar una industria cuyos insumos no provengan de la petroquímica, manufacturas plásticas, industria hulera, textil, automotriz, construcción, farmacéutica, curtiduría, y otras más.
En la época de bonanza para la industria, esta llegó a representar 3.5% del Producto nacional bruto, hoy escasamente rebasa el 1%.
Por otro lado, esta industria agrega un gran valor a los hidrocarburos del petróleo y el gas. El efecto multiplicador de esta industria es impresionante.
Pemex ha jugado un papel relevante en la petroquímica como proveedor de materias primas convirtiéndose en detonador del crecimiento de la industria a lo largo de la cadena de valor. Si bien el ámbito de Pemex en cuanto al número de productos que le son reservados en forma exclusiva se ha reducido sustancialmente, los que aún conserva son fundamentales para para su operación y subsistencia.
Un poco de historia. –
Originalmente, allá por lo años 60’s se da el arranque de industria petroquímica en México. Se publica la legislación en la materia derivada del Artículo 27 Constitucional. En esta se establecen las dos grandes áreas para la industria: la llamada Petroquímica Básica reservada de forma exclusiva a Petróleos Mexicanos con un número del orden de 100 productos, y la Petroquímica Secundaria con la participación de la inversión privada, 60% nacional y máximo 40% extranjera, para la elaboración de los productos derivados.
A lo largo de los años, reconociendo el Estado su incapacidad económica para invertir en todos productos que le fueron asignados en forma exclusiva la legislación fue sufriendo una serie de modificaciones reduciendo sustancialmente dicho número de productos reservados. Hoy esa lista se reduce únicamente a 6 productos.
Sin embargo, por corta que sea la lista, el papel de Pemex sigue siendo de una gran relevancia para la sana operación de la industria en su conjunto.
El último impulso importante que el Estado dio a la petroquímica fue la construcción de los Complejos Cangrejera y Morelos, así como la ampliación de Pajaritos en los años 70’s y principio de los 80’s. Obras verdaderamente impresionantes que llamaron la atención mundialmente. Época de gran impulso a la industria petrolera, surge el super yacimiento Cantarell, la construcción del gasoducto Cactus – Reynosa de 48 pulgadas para exportar gas natural a los Estados Unidos, la construcción de la refinería de Cadereyta que inició operaciones en 1979, así como la primera etapa de la refinería de Salina Cruz. Debe apuntarse que en esa época el Complejo Cosoleacaque fue el mayor centro productor de amoniaco del mundo.
El anuncio y la construcción de estos complejos petroquímicos constituyó un disparador sin precedente para la expansión de la industria en su conjunto. Y lo fue en tal medida que, aun antes de finalizar la construcción, toda su producción estaba vendida como resultado de la expansión de la industria derivada al disponer de materias primas.
Hasta ahí esa época de oro de la industria. Por un lado, el Estado dejó de invertir dado que como resultado de las reclasificaciones de los productos la mayoría de estos dejaron de estar reservados en exclusiva, con lo cual no tenía la “obligación” de hacerlo. Por otro lado, a pesar de la oportunidad de hacerlo, la inversión privada no se hizo presente.
El siguiente episodio de la historia se da con la decisión del gobierno de ofrecer en venta los complejos petroquímicos durante la segunda parte de los años 90. Para ello, 6 de los 7 complejos fueron convertidos en sociedades anónimas y cada uno dotado de una estructura administrativa propia.
El primer intento fue con el complejo Cosoleacaque, productor de amoniaco. Para ello se lanzó una convocatoria pública internacional ofreciendo el 100% de las acciones de la empresa, se elaboró toda la documentación informativa necesaria, visitas a las plantas, se instaló el llamado “cuarto de datos” y todo lo necesario para el proceso, incluyendo la contratación del banco de inversión que se hiciera cargo del proceso. Se registraron varias empresas, tanto nacionales como extranjeras.
Con el proceso bastante adelantado y con buenas perspectivas de lograr la venta fue comunicada la decisión de que el proceso de venta quedaba suspendido y cancelado. Las razones de esta decisión no se hicieron públicas, aunque mucho se dijo que fue el sindicato petrolero quien se opuso al proceso de venta.
Tomando en cuenta la experiencia del caso anterior, tiempo después se lanzó la convocatoria para la venta solamente del 40% de las acciones de Petroquímica Morelos, S.A. de C.V. – antes el Complejo Morelos – orientado en forma importante como productor de derivados del etileno y el propileno. Si bien hubo interés por parte de los grandes grupos petroquímicos del país, este se fue extinguiendo al considerar que su posición minoritaria no permitiría la expansión de la empresa como fuera deseable, frente a un socio mayoritario sin recursos de inversión para lograrlo.
Adicionalmente, resultó que el avalúo de la empresa como negocio en marcha realizado por la Comisión de Avalúos de Bienes Nacionales, CABIN, arrojó un valor sustancialmente menor que aquel al que se tenía registrado en libros, lo que provocaba una situación difícil de explicar.
En esa época se da una restructuración mayúscula de Pemex, al crearse 4 Organismos Subsidiarios: Pemex Exploración y Producción, Pemex Refinación, Pemex Gas y Petroquímica Básica (lo que aún quedaba como exclusivo para el Estado ) y Pemex Petroquímica. Esta última como responsable directa del Complejo Independencia, único que no se convirtió en sociedad anónima, y como accionista totalitario de las 6 empresas cuya venta no tuvo éxito.
Muy importante destacar que todos los productos de Pemex Petroquímica y las 6 empresas habían dejado de ser exclusivos del Estado y más aún, pues todo esto sucede a la par de la apertura comercial de nuestra economía. Es decir, GATT, OMC, TLC y varios otros tratados comerciales internacionales. Ello trajo como consecuencia que todos los productos de Pemex Petroquímica y las 6 empresas dejaran de contar con ningún esquema de protección comercial, por tanto, totalmente expuestos a la competencia con productos de importación.
Pemex Petroquímica, único organismo de Pemex en estas condiciones, debió aprender a vivir en un entorno de competencia. Un entorno en el que el mercado tiene otras opciones de suministro. Ello obligó a lanzar un importante esfuerzo para cambiar la cultura de la empresa, una cultura monopólica ancestral, y comprender que el mercado puede escoger entre varias alternativas y que lo hará por aquella que sea competitiva y confiable.
Ese esfuerzo no fue fácil, pues además del cambio cultural le hacía necesario operar en un contexto normativo muchas veces contrario a las prácticas normales de un mercado abierto y competitivo. Un contexto normativo de orden monopólico Estatal que no contemplaba las prácticas y los riesgos comerciales, los riesgos de un negocio.
Se emprendieron programas y acciones para adaptarse a un entorno competitivo, se liquidaron las 6 empresarias filiales y se fusionaron en Pemex Petroquímica, se fomentó la conciencia de costos, eficiencia operativa, monitoreo de mercados, atención al cliente, análisis de la competencia y varios más. Sin embargo, persistió una constante restricción presupuestal particularmente en cuanto a recursos de inversión lo quecoartó su capacidad de ampliación y crecimiento.
De hecho, después de los ambiciosos proyectos realizados en los años 70’s y 80´s solamente se contó con recursos para llevar a cabo 3 proyectos importantes. Una planta Swing para producir polietilenos lineales, la ampliación parcial de una planta de óxido de etileno, parcial pues no pudo realizarse la ampliación completa por falta de recursos y una reformadora de naftas para aromáticos. Esta última como la primera etapa para integrarse con una planta productora de paraxileno misma que nunca recibió los recursos de inversión necesarios.
Es justo decir que, aun dentro de ese contexto, Pemex Petroquímica fue acreedora del Premio Nacional de Calidad en el segmento de empresas del Estado en 2010, lo que patentizó los resultados del cambio cultural emprendido.
La situación actual. –
Si bien es cierto que Pemex aun cuenta con una infraestructura productiva muy importante, en adición a la crítica falta de recursos de inversión para soportar su crecimiento y aun mantenimiento, hoy se enfrenta a una dramática escasez de las materias primas necesarias para su operación.
Muy particularmente se trata del etano y del gas natural.
El etano es el insumo básico para la producción de etileno, el que a su vez es materia prima para la elaboración de diversos productos, particularmente de polietilenos y óxido de etileno.
Por su parte el gas natural, además de combustible, es materia prima para la producción de amoniaco y de metanol.
Esta materia prima es consumida por el propio Pemex en sus complejos de la Cangrejera y Morelos, así como por Braskem Idesa que construyó un importante complejo productor de etileno y polietileno en la misma zona de Coatzacoalcos, Veracruz, con una inversión de 5,200 millones de dólares, iniciando operaciones en el 2016.
No puede omitirse el señalar que a la firma del contrato para suministrar etano al consorcio Braskem Idesa, febrero de 2013, la producción de etano era de 110,000 barriles por día y la demanda se elevaría al orden de 130,000 barriles por día. Es evidente que en ese momento se “apostó” a que la producción se elevaría en los años por venir.
Lamentablemente esto no ocurrió pues la producción actual es del orden de 85,000 barriles por día y la demanda sí alcanza los 130,000 barriles diarios. Ello provoca que la industria disponga únicamente del 65% de sus requerimientos, con particular impacto en las plantas de Pemex dadas las características del contrato celebrado con Braskem Idesa.
Consecuencia de lo anterior es que las plantas de polietileno de Pemex, así como las productoras de óxido de etileno operen a un ritmo mucho menor que su capacidad instalada de producción.
En lo que hace al gas natural, en fechas recientes se padece una importante reducción en la disponibilidad en la zona Sur – Sureste lo que afecta severamente a la producción de amoniaco en el Complejo Cosoleacaque de Pemex. Ello ha traído consigo muy importantes impactos en la producción de fertilizantes nitrogenados y otros derivados industriales.
Para colmar la historia, en fecha reciente la nueva administración del Gobierno Federal que ha hecho un esfuerzo para destinar mayores recursos de inversión a Pemex, ha quedado muy claro que estos se destinarán al área de exploración y producción de crudo, con objeto de recuperar la plataforma de producción; así como a la rehabilitación de las 6 refinerías existentes y la construcción de una nueva en Dos Bocas, Tabasco, con objeto de recuperar la producción de combustibles líquidos – gasolina y diesel básicamente -.
Como parte del mismo anuncio, el Presidente de la República externo que “desgraciadamente no será posible atender las necesidades de la petroquímica”.
Queda para la creatividad y entusiasmo de los industriales petroquímicos encontrar mecanismos y esquemas que tiendan a atenuar esta situación.