Por: Luis Enrique Moreno Mendieta
Que en México exista una palabra específica para referirse al combustible robado –huachicol– habla mucho de lo arraigada que está esta práctica en la sociedad y la cultura, sin embargo, el caso de México no es único. Al ser los hidrocarburos el gran impulsor de las sociedades actuales, en diversas partes del mundo han luchado contra hampones dedicados al robo de los mismos, como en Rusia, Turquía, Reino Unido, Colombia y Nigeria por mencionar algunos.
Estas prácticas generan enormes dividendos para el crimen organizado, pudiendo llegar a ser el sustento de grupos terroristas como los del Delta del Nilo, así como importantes devastaciones ambientales debido al descontrol y derrame de los hidrocarburos. De igual forma, ocasionan una pérdida importante de ingresos al erario que pudieran ser utilizados para el desarrollo de las naciones. Se calcula que el monto de hidrocarburos que se pierde en algún punto de la cadena de valor asciende a 133 miles de millones de dólares anualmente en todo el mundo, esto genera un enorme negocio en donde diversos actores quieren tomar parte, incluyendo a altos mandos de la función pública.
Existe una estrecha relación entre la producción de hidrocarburos y el robo de éstos, ya que los países en donde este ilícito está más presente figuran entre los principales productores de petróleo del mundo, como Rusia, Iraq y México. Rusia, el segundo productor de petróleo solo debajo de los Estados Unidos, comenzó a tener problemas de robo de hidrocarburos en la década de los 90, específicamente en la región del Cáucaso. En distintos informes se ha rastreado que el origen de éstas pérdidas es adjudicable a grupos Islamitas. En Rusia se tiene la segunda red de ductos para el transporte de hidrocarburos más grande del mundo y es en donde se encuentra el ducto de Druzhba, que es el de mayor longitud a nivel global.
Dicha extensión en ductos complica la seguridad del fluido, ya que no es posible contar con puntos de seguridad tan específicos a lo largo de un sistema de estas dimensiones, lo cual permite al hampa tener una ventana de tiempo considerable para realizar la operación del robo de hidrocarburos antes de que las autoridades lleguen a detenerlos.
En Iraq, el cuarto productor más grande de petróleo del mundo, también se han observado problemas considerables relacionados con el robo de aceite y derivados, se presume que gran parte de la operación es realizada por los grupos terroristas de la zona, quienes no solo tienen control de los ductos, sino que también se han adueñado de refinerías y pozos productores, estas prácticas le cuestan a Iraq 20 millones de dólares diariamente.
Pese a que Turquía no figura como un gran productor petrolero, sí es una gran aduana para su flujo, ya que a través de sus fronteras pasa gran parte de la producción de Iraq e Irán hacia Europa, esto, aunado a la gran carga impositiva para los hidrocarburos en el gobierno, ha generado un mercado negro en donde se puede negociar mejores precios desde la frontera para el interior de Turquía. Anualmente Turquía está perdiendo cerca de 2.5 miles de millones de dólares en impuestos.
El caso colombiano es muy similar al mexicano, son los grupos organizados dedicados al narcotráfico los que más perjuicios causan a través del robo de hidrocarburos, la actividad es más extensa en la zona de los Andes, donde, además, el sistema de ductos es muy anticuado y no cuenta con monitoreo en tiempo real en la mayoría de sus tramos. Gran parte de la gasolina no solo es vendida, sino que es utilizada por los mismos grupos para la producción de cocaína. Otro caso relevante es el de Nigeria, que solía ser el mayor productor de hidrocarburos en África. Los rebeldes nigerianos han ocasionado, lo mismo, cuantiosas pérdidas monetarias, que desastres naturales debido a la impericia y rapacidad mostrada en las zonas cercanas al Delta del Nilo.
En diversos estudios se resalta que el robo de petrolíferos requiere de la intervención de distintos agentes de la sociedad, es una labor en donde participan de igual manera niños, mujeres y hombres de todos los estratos sociales, principalmente clases medias y bajas, ya que ofrece oportunidades de percibir un ingreso mayor a la media de los trabajos a los que pueden acceder, pese al enorme riesgo que implica. También requiere la participación de gente con experiencia operativa en mecánica de fluidos. Aquellos que seleccionen, ya sea por empiria o con toda una memoria de cálculo de respaldo, el mejor lugar y la técnica utilizada para la perforación del ducto de donde se extraerá ilegalmente el combustible, se menciona que en México esta práctica se puede realizar, incluso, con herramientas sencillas como taladros de mano.
Evidentemente, grupos armados también forman parte del robo de combustible, existen nexos entre esta actividad y traficantes de personas en Tailandia, grupos terroristas en Irlanda, paramilitares en Nigeria y la presencia en el control de ductos por parte del Estado Islámico en Iraq.
Finalmente se cuenta con la participación de agentes del gobierno, ya que grandes cantidades del hidrocarburo robado regresan al mercado “regulado”. Sería imposible obtener liquidez del total del combustible hurtado si no se cuenta con el mercado para reposicionarlo, es por ello que muchos reguladores están coludidos para poder colocar el producto robado al alcance del consumidor legal, haciendo oídos sordos a las irregularidades en los inventarios finales de los concesionarios.
Soluciones en el mundo
Como se mencionó anteriormente, el robo de petróleo y sus derivados tiene grandes impactos negativos, desde los propios riesgos del manejo de combustible sin las medidas adecuadas, pasando a la violencia desatada por el control de la actividad, la pérdida tributaria para los estados y el deterioro ambiental por derrames ocasionados. Se pueden perder ríos y suelos, así como las actividades que se relacionan a ellos, como la ganadería, el cultivo de alimentos, pesca y consumo de agua. Por ello, es necesario implementar medidas para disminuir el robo de combustible.
A nivel mundial, se han tenido buenos resultados con técnicas como el etiquetado molecular, específicamente en Uganda y el Reino Unido. En Uganda se redujo el tráfico de combustible robado del 29% al 0.6% del consumo total. Esta técnica consiste en añadir marcadores a nivel molecular a las gasolinas que reaccionan con catalizadores específicos, de esta forma, se puede saber de dónde proviene el combustible e incluso información más específica como el lote de producción, para mejorar el control de inventarios.
Otra técnica que ha ayudado en el combate al robo de petrolíferos es el rastreo de pipas y la aplicación de algoritmos predictivos para alertar sobre irregularidades en el tiempo de traslado, desvíos de rutas específicas o medición de volumen contenido, en donde, después de la advertencia, los operadores del sistema de rastreo se comunican con los conductores de las pipas o se envían cuerpos de seguridad para atender cualquier tipo de irregularidad. En tanto que el conductor se mantenga en tiempos aceptables, en rutas similares y con el volumen de combustible predefinido, el rastreador no enviará ninguna alerta, esto permite tener un sistema de seguridad robusto con pocos recursos.