Por: Ambar Puig
El fracturamiento hidráulico (conocido como fracking) es una técnica utilizada comúnmente para extraer hidrocarburos por medio de perforaciones que requieren la inyección de millones de litros de agua, químicos y arena, implementada por primera vez en nuestro país en el año de 1996 en el pozo Jacinto 5 localizado en el estado de Tabasco.
Los estados que cuentan con mayor presencia de utilización de ésta técnica son:
Tamaulipas, Veracruz, Nuevo León, Puebla, Coahuila, Tabasco y Chiapas.
Durante el marco de la Reforma Energética en el año 2013 se dio a conocer públicamente la intención de extraer gas natural y petróleo a través del fracking, recursos que son fundamentales para la generación de energía eléctrica y producción de combustibles.
Las razones principales por las cuáles ésta técnica es aplicada aún a nivel mundial es que se cuentan con grandes reservas de éste recurso, los niveles de producción aumentan y el gas es sumamente barato.
No obstante, los riesgos que trae consigo son extremadamente preocupantes, ya que las grandes cantidades de agua empleadas se vuelven inutilizables y si no se controlan las variables de manera adecuada pueden ocurrir filtraciones de gas metano pese al recubrimiento de concreto que se coloca.
Es de vital importancia que haya un mejor seguimiento en el tema de seguridad y calidad en los procesos de perforación, así como una mayor legislación medioambiental. Las empresas deben fomentar su participación y compromiso, desde sus ingenieros encargados del diseño del fracturamiento hidráulico hasta los operadores en campo, minimizando el daño colateral que pueda generar en los ecosistemas, las poblaciones cercanas y en su personal.
Las operaciones realizadas durante el proceso deben ser monitoreadas de forma minuciosa para que esto se lleve a cabo de manera efectiva y sin riesgos mayores.
En los últimos años países como Canadá ha invertido en nuevas tecnologías capaces de disminuir el impacto ambiental a través de alianzas en el sector petrolero, donde se reúnen expertos en la materia. Algunas provincias canadienses han prohibido rotundamente la utilización de ésta técnica, también han optado por establecer acuerdos entre agricultores y ciudadanos para participar de manera activa en cuanto a legislaciones en materia de hidrocarburos.
Otro de los países que está implementando nuevas estrategias a través de estudios en colaboración con centros de investigación es Rusia, que busca trabajar con componentes que incrementen la producción del pozo y no causen un impacto negativo.
En nuestro país se han vertido diversas opiniones, desde asociaciones no gubernamentales, investigadores, la ciudadanía en general y el actual gobierno. El fracking es un tema que nos compete a todos, es responsabilidad tanto del sector privado como público procurar el adecuado manejo de los recursos existentes en territorio mexicano.
Las empresas deben contar con los permisos pertinentes, quienes los otorgan tienen mayor responsabilidad, ya que previamente debe existir un análisis del impacto positivo o negativo que esto pueda traer consigo.
El camino a seguir no es fácil, pero deben sumarse todos los esfuerzos posibles, en primera instancia para mantener un buen posicionamiento a nivel internacional como productores de crudo y en segunda instancia para generar las condiciones propicias en materia de seguridad ambiental que permitan darle a México la autonomía energética.
Por: Ambar Puig
El fracturamiento hidráulico (conocido como fracking) es una técnica utilizada comúnmente para extraer hidrocarburos por medio de perforaciones que requieren la inyección de millones de litros de agua, químicos y arena, implementada por primera vez en nuestro país en el año de 1996 en el pozo Jacinto 5 localizado en el estado de Tabasco.
Los estados que cuentan con mayor presencia de utilización de ésta técnica son:
Tamaulipas, Veracruz, Nuevo León, Puebla, Coahuila, Tabasco y Chiapas.
Durante el marco de la Reforma Energética en el año 2013 se dio a conocer públicamente la intención de extraer gas natural y petróleo a través del fracking, recursos que son fundamentales para la generación de energía eléctrica y producción de combustibles.
Las razones principales por las cuáles ésta técnica es aplicada aún a nivel mundial es que se cuentan con grandes reservas de éste recurso, los niveles de producción aumentan y el gas es sumamente barato.
No obstante, los riesgos que trae consigo son extremadamente preocupantes, ya que las grandes cantidades de agua empleadas se vuelven inutilizables y si no se controlan las variables de manera adecuada pueden ocurrir filtraciones de gas metano pese al recubrimiento de concreto que se coloca.
Es de vital importancia que haya un mejor seguimiento en el tema de seguridad y calidad en los procesos de perforación, así como una mayor legislación medioambiental. Las empresas deben fomentar su participación y compromiso, desde sus ingenieros encargados del diseño del fracturamiento hidráulico hasta los operadores en campo, minimizando el daño colateral que pueda generar en los ecosistemas, las poblaciones cercanas y en su personal.
Las operaciones realizadas durante el proceso deben ser monitoreadas de forma minuciosa para que esto se lleve a cabo de manera efectiva y sin riesgos mayores.
En los últimos años países como Canadá ha invertido en nuevas tecnologías capaces de disminuir el impacto ambiental a través de alianzas en el sector petrolero, donde se reúnen expertos en la materia. Algunas provincias canadienses han prohibido rotundamente la utilización de ésta técnica, también han optado por establecer acuerdos entre agricultores y ciudadanos para participar de manera activa en cuanto a legislaciones en materia de hidrocarburos.
Otro de los países que está implementando nuevas estrategias a través de estudios en colaboración con centros de investigación es Rusia, que busca trabajar con componentes que incrementen la producción del pozo y no causen un impacto negativo.
En nuestro país se han vertido diversas opiniones, desde asociaciones no gubernamentales, investigadores, la ciudadanía en general y el actual gobierno. El fracking es un tema que nos compete a todos, es responsabilidad tanto del sector privado como público procurar el adecuado manejo de los recursos existentes en territorio mexicano.
Las empresas deben contar con los permisos pertinentes, quienes los otorgan tienen mayor responsabilidad, ya que previamente debe existir un análisis del impacto positivo o negativo que esto pueda traer consigo.
El camino a seguir no es fácil, pero deben sumarse todos los esfuerzos posibles, en primera instancia para mantener un buen posicionamiento a nivel internacional como productores de crudo y en segunda instancia para generar las condiciones propicias en materia de seguridad ambiental que permitan darle a México la autonomía energética.