Galp se suma a una serie de refinerías que dejarán de operar este año debido a la caída en la demanda de combustibles.
La refinería portuguesa de Porto, operada por Galp se ha convertido en la última planta de Europa en cerrar tras la destrucción de la demanda causada por el brote de COVID-19.
La petrolera dijo en una presentación regulatoria el 21 de diciembre que descontinuará sus operaciones de refinación en la refinería de Porto a partir de 2021 y concentrará sus actividades centrales de refinación y desarrollos futuros en su refinería más grande de Sines.
Galp dijo que se enfocará en mejorar la resiliencia y competitividad del sitio de Sines, con miras a mejorar la eficiencia e integrar la producción de biocombustibles avanzados y otros productos más limpios y valiosos.
La refinería de Matosinhos, que entró en funcionamiento en 1969, detuvo la producción de combustible por segunda vez el año pasado el 10 de octubre debido al impacto del COVID-19 en la demanda de combustible y los inventarios largos.
Mientras que la petrolera francesa, Total, detuvo las operaciones en su refinería Donges en Francia por razones económicas a partir del 30 de noviembre durante los próximos meses. Se espera que el cierre dure alrededor de un mes y es probable que la refinería se reinicie en enero.