La fuga de gas y condensados de un ducto submarino de Pemex y su posterior incendio, pone en duda la capacidad de operación de la empresa productiva del Estado bajo la administración de AMLO.
La madrugada del 02 de julio, la superficie del Golfo de México prendió en llamas, como consecuencia de una fuga de gas en un ducto submarino de Petróleos Mexicanos (Pemex), varias especies marinas sufrieron los estragos del llamado “Jacuzzi del infierno”.
La empresa productiva del Estado comunicó más de 10 horas después del siniestro que el incendio no había provocado daño ambiental alguno, debido a que no existió derrame de crudo.
Sin embargo, lo que olvidó informar fue que la fuga de gas natural estaba compuesta en su mayoría de metano, un gas más contaminante que el dióxido de carbono, además de no considerar las consecuencias del incendio que ardío constantemente por cerca de seis horas.
Pemex señaló que el siniestro se originó por una tormenta eléctrica, la cual ocasionó “que salieran de operación los equipos de turbo compresión de gas de bombeo neumático necesarios para la producción de los pozos”.
“Al mismo tiempo, fue detectada una fuga en el gasoducto de bombeo neumático de 12” que alimenta los pozos de la plataforma Ku-C; el gas fuera de la tubería migró del fondo del mar a la superficie y dadas las descargas eléctricas y fuertes lluvias, se produjo el incendio en la superficie del mar”.
Lo que no informó Pemex en el comunicado es que los accidentes, fugas y derrames de hidrocarburos se han incrementado al interior de la empresa productiva del Estado desde que la administración de Andrés Manuel López Obrador llegó al poder, debido a la “austeridad republicana”.
Llama la atención que la empresa culpe a un rayo como el causante del siniestro, considerando la cantidad de tormentas que se generan en la Sonda de Campeche en el transcurso de los años.
“Es altamente improbable que de todos los lugares del océano haya caído exactamente ahí un rayo, pudo haber pasado, pero simplemente es casi imposible que haya ocurrido así”, aseguró Gonzalo Monroy, director general de GMEC, consultora enfocada en el sector energético, a Infobae México.
Explicó que estas líneas de recolección operan vía remota y están doblemente electrificadas, por lo que “es muy posible que cuando estuvo cerca de la válvula (electrificada) y al tener una ruptura, se creó un arco eléctrico, entonces, a la presencia del gas natural y metano, al tocar esta pequeña chispa, ahí tienes la definición tal como se vio (incendio sobre el mar)”.
Monroy, explicó que pudo ocurrir un escape de hidrocarburos debido a la falta de mantenimiento debido a los niveles de corrosión.
Siniestros en aumento
Pemex informó que durante el primer trimestre del año, el índice de frecuencia de accidentes al interior de las instalaciones de la empresa se úbico en 0.23 siniestros por millón de horas hombre laboradas.
Esto significa un incremento del 9.5% respecto al primer trimestre del 2020, año que ya presentaba un incremento con respecto al 2018.
Mientras que las fugas y derrames de hidrocarburos de Pemex aumentaron en 16% durante el 2019, de acuerdo con información de la empresa productiva del Estado.
En 2018, se registraron 912 accidentes en instalaciones o infraestructura de la petrolera nacional, mientras que en 2019 se contabilizaron 1,092.
De los 1,092 accidentes reportados el año pasado, 71% está relacionado con derrames de hidrocarburos, el 29% se relaciona con fugas de gas a la atmósfera y el 4% con una posible afectación al agua.
La Agencia Nacional de Seguridad Industrial y de Protección al Medio Ambiente del Sector Hidrocarburos (ASEA) informó que será Pemex quien realice una investigación causa raíz y no ellos quienes realicen la investigación.
La agencia aseguró, que la petrolera tendrá un periodo de 180 días naturales contados a partir del evento para presentar a la agencia el informe respectivo.
La ASEA se limitará a realizar una inspección en la zona del accidente, para “verificar el impacto que hubiera podido generar la fuga de gas”.
Las investigaciones causa raíz tienen por objetivo conocer las causas que originaron un incidente/accidente, y con ello, prevenir futuros eventos no deseados en instalaciones del sector hidrocarburos.
“Me parece una irresponsabilidad que salgan ahora mismo a decir que no hay ningún impacto ambiental. Para este momento es imposible que Pemex haya podido realizar un estudio a profundidad para determinar el daño (…) no tienen ningún argumento técnico, ningún sustento ni evidencia científica que así lo demuestre”, comentó Pablo Ramírez, investigador de energía y cambio climático de Greenpeace.
El especialista aseguró que aunque por ahora es muy difícil calcular el verdadero daño ambiental, “definitivamente lo hubo”, pues éste no fue un evento normal en el ecosistema y cualquier cosa que lo desequilibre tendrá impacto importante en la vida marina.
La austeridad republicana
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha centrado su política energética en la soberania energética del país a través del fortalecimiento de sus empresas productivas del Estado.
Intentado que estas empresas realicen la mayor cantidad de tareas en la cadena de valor, sin considerar su verdadera capacidad de operación, debido a las limitaciones financieras y tecnológicas.
Actualmente, Pemex enfrenta su peor crisis financiera en su historia convirtiéndola en la empresa petrolera más endeudada del mundo, con pasivos por 113,900 millones de dólares (mdd).
La falta de recursos ha provocado que la empresa deje de lado el mantenimeinto en sus instalaciones.
“Insistir en un modelo de desarrollo económico que se funda en el aprovechamiento de combustibles fósiles nos deja a merced de este tipo de accidentes”, dijo este domingo a EFE el director de Greenpeace México, Gustavo Ampugnani.
“Es una política anquilosada en el pasado. Entiendo que el presidente quiera fortalecer la soberanía del país, pero la seguridad energética se puede alcanzar con fuentes renovables de energía”, sostuvo el director de Greenpeace México.