La industria del gas LP tiene más de 80 años de historia en nuestro país, por lo cual es un mercado bastante maduro y consolidado con más de 300 competidores, grandes, medianos y pequeños, quienes cuentan con más de 1,300 plantas de distribución instaladas a lo largo y ancho de todo el país.
El gas LP es la mezcla, principalmente, de dos subproductos derivados de la refinación del petróleo y del procesamiento del gas natural: propano y butano. La historia del gas LP comercial inicia en 1910 en Estados Unidos, pero en México se empieza a comercializar a partir de los años 30 para sustituir el uso del aceite y la leña en los hogares.
Fueron empresas privadas mexicanas del norte del país quienes iniciaron la industria de la distribución del gas LP en México con propano y butano que les regalaban como residuales, los petroleros texanos y con la incipiente producción de Petróleos Mexicanos (Pemex), que les otorgó concesiones territoriales para que comercializaran el gas LP, pues no tenía recursos para realizar dicha actividad. Así, estas empresas que iniciaron con la distribución del gas LP en México continúan teniendo una participación importante en algunos mercados regionales de nuestro país y varios se han cruzado fronteras para llegar a América Central, e incluso, hasta Perú.
México es uno los mayores productores de gas LP en América Latina, pero en los últimos años las importaciones necesarias para satisfacer la demanda nacional han crecido de manera importante hasta ocupar más del 50% de la oferta en nuestro país.
En lo que respecta a los precios internacionales del gas LP, estos están íntimamente ligados a los precios que derivan de la oferta y demanda de sus fuentes principales: gas natural y petróleo crudo. Hasta 2009, los precios spot de estos dos hidrocarburos mostraban una alta correlación en Estados Unidos en términos de dólares por millón de British thermal unit (Btu), y por su parte, los precios spot del gas LP seguían muy de cerca los precios del crudo West Texas Intermediate (WTI).
A partir de 2011, empieza a desaparecer esa correlación entre los precios de Mont-Belvieu (mercado de referencia para la determinación de precios del propano) y los precios del crudo, debido a que Estados Unidos consolida su posición de exportador neto de propano. Entre 2013 y 2014, la capacidad de producción y los inventarios del propano y butano en la Unión Americana superaron su capacidad de exportación, lo que trajo como consecuencia una caída permanente de sus precios. Pero después de terminada la construcción de infraestructura de almacenamiento en terminales marítimas para exportación, Estados Unidos recuperó su posición exportadora en los mercados internacionales.
Por su parte, en México existió una política de precios administrados o controlados hasta antes de 2017 con el propósito de proteger a las familias de la alta volatilidad que existe en los precios de los energéticos. Sin embargo, el efecto de esta política de subsidios generalizados fue una pérdida para Pemex de cerca de 200 mil millones de pesos (mdp) entre 2001 y 2015, pues tenía que comprar a referencia internacional en Estados Unidos el producto necesario para satisfacer la demanda nacional, pero todo lo vendía a precios controlados (por debajo de la referencia internacional) en México.
Asimismo, los precios administrados demostraron ser regresivos, pues beneficiaban a las familias de mayores ingresos (solo 24% del subsidio se destinaba a las familias entre los deciles I y V), impidió la modernización e innovación en el mercado, así como el mantenimiento adecuado en las instalaciones y equipo y evitó que entraran nuevos competidores a realizar la actividad de distribución.
Así, después de un análisis profundo sobre la mejor política de precios a implementar en México y con base en las mejores prácticas internacionales dirigidas a eliminar los subsidios a los energéticos fósiles, se decide liberar los precios a partir de 2017 como parte de una política pública dirigida a generar un consumo más eficiente del combustible, detener las pérdidas de Pemex, promover la competencia en la industria y supervisar muy de cerca el comportamiento de los incumbentes para evitar prácticas anticompetitivas. Desde entonces, los precios se mueven conforme a la referencia internacional Mont-Belvieu y los márgenes de distribución deben cubrir los costos eficientes de realizar la actividad (logística, equipos, sueldos y salarios, seguridad, entre otros) y una rentabilidad razonable.
Por otra parte, junto con el aumento de las importaciones, crecía la necesidad de contar con mayor capacidad de almacenamiento, pero Pemex no tenía la solvencia económica para realizar las inversiones. Así que acordó con las empresas privadas distribuidoras de gas LP en México que las inversiones serían privadas y la capacidad sería utilizada por Pemex a cambio de la contraprestación correspondiente por la actividad de almacenamiento. De esta manera se desarrolla la mayor parte de las plantas de almacenamiento privadas de gas LP en nuestro país y, hoy en día, existen en total 33: 10 de Pemex y 23 privadas.
A este respecto, cabe destacar que, de acuerdo con un análisis de correlación de 2018 entre capacidad de almacenamiento y niveles de precios a usuarios finales, se observa que, en aquellas regiones con presencia de infraestructura de almacenamiento son menores los precios al consumidor.
En la siguiente entrega, continuaré con el análisis para poder llegar a un entendimiento de la situación actual y hacer algunas propuestas de acción.
La industria del gas LP tiene más de 80 años de historia en nuestro país, por lo cual es un mercado bastante maduro y consolidado con más de 300 competidores, grandes, medianos y pequeños, quienes cuentan con más de 1,300 plantas de distribución instaladas a lo largo y ancho de todo el país.
El gas LP es la mezcla, principalmente, de dos subproductos derivados de la refinación del petróleo y del procesamiento del gas natural: propano y butano. La historia del gas LP comercial inicia en 1910 en Estados Unidos, pero en México se empieza a comercializar a partir de los años 30 para sustituir el uso del aceite y la leña en los hogares.
Fueron empresas privadas mexicanas del norte del país quienes iniciaron la industria de la distribución del gas LP en México con propano y butano que les regalaban como residuales, los petroleros texanos y con la incipiente producción de Petróleos Mexicanos (Pemex), que les otorgó concesiones territoriales para que comercializaran el gas LP, pues no tenía recursos para realizar dicha actividad. Así, estas empresas que iniciaron con la distribución del gas LP en México continúan teniendo una participación importante en algunos mercados regionales de nuestro país y varios se han cruzado fronteras para llegar a América Central, e incluso, hasta Perú.
México es uno los mayores productores de gas LP en América Latina, pero en los últimos años las importaciones necesarias para satisfacer la demanda nacional han crecido de manera importante hasta ocupar más del 50% de la oferta en nuestro país.
En lo que respecta a los precios internacionales del gas LP, estos están íntimamente ligados a los precios que derivan de la oferta y demanda de sus fuentes principales: gas natural y petróleo crudo. Hasta 2009, los precios spot de estos dos hidrocarburos mostraban una alta correlación en Estados Unidos en términos de dólares por millón de British thermal unit (Btu), y por su parte, los precios spot del gas LP seguían muy de cerca los precios del crudo West Texas Intermediate (WTI).
A partir de 2011, empieza a desaparecer esa correlación entre los precios de Mont-Belvieu (mercado de referencia para la determinación de precios del propano) y los precios del crudo, debido a que Estados Unidos consolida su posición de exportador neto de propano. Entre 2013 y 2014, la capacidad de producción y los inventarios del propano y butano en la Unión Americana superaron su capacidad de exportación, lo que trajo como consecuencia una caída permanente de sus precios. Pero después de terminada la construcción de infraestructura de almacenamiento en terminales marítimas para exportación, Estados Unidos recuperó su posición exportadora en los mercados internacionales.
Por su parte, en México existió una política de precios administrados o controlados hasta antes de 2017 con el propósito de proteger a las familias de la alta volatilidad que existe en los precios de los energéticos. Sin embargo, el efecto de esta política de subsidios generalizados fue una pérdida para Pemex de cerca de 200 mil millones de pesos (mdp) entre 2001 y 2015, pues tenía que comprar a referencia internacional en Estados Unidos el producto necesario para satisfacer la demanda nacional, pero todo lo vendía a precios controlados (por debajo de la referencia internacional) en México.
Asimismo, los precios administrados demostraron ser regresivos, pues beneficiaban a las familias de mayores ingresos (solo 24% del subsidio se destinaba a las familias entre los deciles I y V), impidió la modernización e innovación en el mercado, así como el mantenimiento adecuado en las instalaciones y equipo y evitó que entraran nuevos competidores a realizar la actividad de distribución.
Así, después de un análisis profundo sobre la mejor política de precios a implementar en México y con base en las mejores prácticas internacionales dirigidas a eliminar los subsidios a los energéticos fósiles, se decide liberar los precios a partir de 2017 como parte de una política pública dirigida a generar un consumo más eficiente del combustible, detener las pérdidas de Pemex, promover la competencia en la industria y supervisar muy de cerca el comportamiento de los incumbentes para evitar prácticas anticompetitivas. Desde entonces, los precios se mueven conforme a la referencia internacional Mont-Belvieu y los márgenes de distribución deben cubrir los costos eficientes de realizar la actividad (logística, equipos, sueldos y salarios, seguridad, entre otros) y una rentabilidad razonable.
Por otra parte, junto con el aumento de las importaciones, crecía la necesidad de contar con mayor capacidad de almacenamiento, pero Pemex no tenía la solvencia económica para realizar las inversiones. Así que acordó con las empresas privadas distribuidoras de gas LP en México que las inversiones serían privadas y la capacidad sería utilizada por Pemex a cambio de la contraprestación correspondiente por la actividad de almacenamiento. De esta manera se desarrolla la mayor parte de las plantas de almacenamiento privadas de gas LP en nuestro país y, hoy en día, existen en total 33: 10 de Pemex y 23 privadas.
A este respecto, cabe destacar que, de acuerdo con un análisis de correlación de 2018 entre capacidad de almacenamiento y niveles de precios a usuarios finales, se observa que, en aquellas regiones con presencia de infraestructura de almacenamiento son menores los precios al consumidor.
En la siguiente entrega, continuaré con el análisis para poder llegar a un entendimiento de la situación actual y hacer algunas propuestas de acción.