Pemex acumula un historial de desastres, con graves consecuencias ambientales y climáticas.
A un año de que la plataforma petrolera KU-C, de la empresa Petróleos Mexicanos (PEMEX) en la costa de Campeche, tuviera una ruptura en uno de sus gasoductos que provocó un incendio en el mar, PEMEX inaugura una nueva refinería mostrando su nulo interés por combatir la crisis climática y evitar otros desastres ambientales. PEMEX ocupa el lugar número 9 entre las empresas en el mundo que más han contribuido a la crisis climática por emisiones acumuladas, con más de 24 mil MtCO2e emitidas hacia 2017.
La crisis climática nos exige acciones contundentes para salvar los sistemas de vida de nuestro planeta y evitar pérdidas de vidas humanas y no humanas. México sigue emprendiendo acciones que lo alejan del cumplimiento de sus compromisos climáticos nacionales e internacionales. La inauguración de esta refinería significará la emisión de 2.16 millones de toneladas de CO2e (MtCO2e) anuales, o el equivalente a las emisiones de más de 855 mil vehículos compactos al año. Esto pone en riesgo el cumplimiento de las metas de reducción de emisiones planteadas en la NDC hacia el año 2030, al sumar 17.3 MtCO2e adicionales.
PEMEX acumula un historial de desastres, con graves consecuencias ambientales y climáticas; entre 2018 y 2021, acumuló 172 derrames y fugas de alto impacto. Tan solo en el mes de junio de este año, dos siniestros han sido señalados:
- El 4 de junio, la explosión de un ducto de PEMEX en Veracruz provocó un incendio que tardó cuatro días en ser apagado, la fuga se había reportado 3 meses antes.
- El 9 de junio, la Agencia Espacial Europea detectó una fuga masiva de metano (gas de efecto invernadero con capacidad calórica hasta 86 veces superior a la del dióxido de carbono) de una plataforma de PEMEX en la costa de Campeche.
En medio de una crisis climática y a pesar de los desastres ambientales, el gobierno federal ha ordenado implementar un plan de rescate financiero para PEMEX, además de la construcción de la refinería Olmeca en Dos Bocas, la compra de la refinería de Deer Park en Texas y el incremento de la producción de crudo. El gasto público en infraestructura para la industria fósil, con el pretexto de “garantizar el desarrollo del país”, contraviene la urgencia y alerta marcadas por la ciencia y la comunidad internacional para evitar más y peores consecuencias de la crisis climática. No podemos seguir ignorando la responsabilidad que PEMEX ha tenido en los desastres ambientales en México.
La crisis climática es una realidad en el territorio mexicano y su población ya la resiente de forma grave. Ejemplo de ello es la escasez de agua en Nuevo León, las inundaciones en Tabasco o los incendios forestales en muchas zonas del país.
Por lo anterior, las organizaciones y colectivos firmantes señalamos el 2 de julio como un día para rememorar el ecocidio de PEMEX y subrayar la urgencia de implementar medidas para reparar y compensar los daños ambientales y sociales de los combustibles fósiles, que se deje de financiar más infraestructura fósil y que se generen alternativas energéticas y económicas para caminar hacia una transición justa y socialmente incluyente.
Pemex acumula un historial de desastres, con graves consecuencias ambientales y climáticas.
A un año de que la plataforma petrolera KU-C, de la empresa Petróleos Mexicanos (PEMEX) en la costa de Campeche, tuviera una ruptura en uno de sus gasoductos que provocó un incendio en el mar, PEMEX inaugura una nueva refinería mostrando su nulo interés por combatir la crisis climática y evitar otros desastres ambientales. PEMEX ocupa el lugar número 9 entre las empresas en el mundo que más han contribuido a la crisis climática por emisiones acumuladas, con más de 24 mil MtCO2e emitidas hacia 2017.
La crisis climática nos exige acciones contundentes para salvar los sistemas de vida de nuestro planeta y evitar pérdidas de vidas humanas y no humanas. México sigue emprendiendo acciones que lo alejan del cumplimiento de sus compromisos climáticos nacionales e internacionales. La inauguración de esta refinería significará la emisión de 2.16 millones de toneladas de CO2e (MtCO2e) anuales, o el equivalente a las emisiones de más de 855 mil vehículos compactos al año. Esto pone en riesgo el cumplimiento de las metas de reducción de emisiones planteadas en la NDC hacia el año 2030, al sumar 17.3 MtCO2e adicionales.
PEMEX acumula un historial de desastres, con graves consecuencias ambientales y climáticas; entre 2018 y 2021, acumuló 172 derrames y fugas de alto impacto. Tan solo en el mes de junio de este año, dos siniestros han sido señalados:
- El 4 de junio, la explosión de un ducto de PEMEX en Veracruz provocó un incendio que tardó cuatro días en ser apagado, la fuga se había reportado 3 meses antes.
- El 9 de junio, la Agencia Espacial Europea detectó una fuga masiva de metano (gas de efecto invernadero con capacidad calórica hasta 86 veces superior a la del dióxido de carbono) de una plataforma de PEMEX en la costa de Campeche.
En medio de una crisis climática y a pesar de los desastres ambientales, el gobierno federal ha ordenado implementar un plan de rescate financiero para PEMEX, además de la construcción de la refinería Olmeca en Dos Bocas, la compra de la refinería de Deer Park en Texas y el incremento de la producción de crudo. El gasto público en infraestructura para la industria fósil, con el pretexto de “garantizar el desarrollo del país”, contraviene la urgencia y alerta marcadas por la ciencia y la comunidad internacional para evitar más y peores consecuencias de la crisis climática. No podemos seguir ignorando la responsabilidad que PEMEX ha tenido en los desastres ambientales en México.
La crisis climática es una realidad en el territorio mexicano y su población ya la resiente de forma grave. Ejemplo de ello es la escasez de agua en Nuevo León, las inundaciones en Tabasco o los incendios forestales en muchas zonas del país.
Por lo anterior, las organizaciones y colectivos firmantes señalamos el 2 de julio como un día para rememorar el ecocidio de PEMEX y subrayar la urgencia de implementar medidas para reparar y compensar los daños ambientales y sociales de los combustibles fósiles, que se deje de financiar más infraestructura fósil y que se generen alternativas energéticas y económicas para caminar hacia una transición justa y socialmente incluyente.