Ocho empresas extranjeras de las 44 empresas mixtas que tenía PDVSA han transferido o cedido participaciones desde 2018.
Venezuela está permitiendo que los socios de empresas mixtas establecidas con la petrolera estatal PDVSA se vayan, vendiendo sus acciones a otros o devolviéndolas, siempre y cuando renuncien al pago de deudas pendientes y dividendos impagos, dijeron cuatro personas cercanas al asunto.
Tener que registrar pérdidas o renunciar a deudas impagas no ha detenido a empresas como TotalEnergies, Equinor o Inpex. Su salida ilustra cómo las sanciones impuestas por Estados Unidos al sector energético venezolano han hecho insostenible la operación en el país, dejando a su paso campos inactivos.
Ocho empresas extranjeras de las 44 empresas mixtas que tenía PDVSA han transferido o cedido participaciones desde 2018. Otras siete firmas más pequeñas ya no tienen presencia en Venezuela y 15 proyectos están inactivos, aunque sus socios técnicamente permanecen, mostró un documento interno de PDVSA visto por Reuters.
“Ninguna de esas participaciones es recuperable a valor en libros”, dijo un ejecutivo petrolero cuya firma salió de Venezuela vendiendo sus activos a otra compañía el año pasado. “Mucho menos puede un socio aspirar a que PDVSA le reconozca los dividendos pendientes o la deuda comercial”.
Más de tres años de duras sanciones estadounidenses a PDVSA han restringido el acceso al capital y al flujo de efectivo, limitando además los mercados que reciben petróleo venezolano, lo que ha golpeado a los accionistas minoritarios, en su mayoría extranjeros, sus operaciones y trabajadores.
Desde que TotalEnergies y Equinor salieron en 2021 uno de los proyectos emblemáticos de mejoramiento de petróleo de Venezuela, Petrocedeño, empresas más pequeñas han seguido los mismos pasos.
La empresa francesa reportó una pérdida de mil 380 millones de dólares por la transferencia de su participación del 30% a una subsidiaria de PDVSA. Recibió “una cantidad simbólica” por sus activos, dijo en ese momento el presidente ejecutivo Patrick Pouyanné.
La transferencia liberó a Total de pasivos pasados y futuros de sus proyectos en Venezuela, pero los dividendos y las deudas que tenía Petrocedeño con los socios minoritarios también se cancelaron, dijeron dos personas familiarizadas con el asunto.
La petrolera japonesa Inpex Corp vendió el año pasado participaciones en dos proyectos venezolanos a la firma de capital privado Sucre Energy Group y devolvió una participación en una tercera empresa mixta a PDVSA.
Las cuentas por cobrar y dividendos adeudados se transfirieron a Sucre como parte de la transacción a descuento, dijo una persona involucrada en la transacción.
Las salidas resaltan los riesgos de hacer negocios con PDVSA, que enfrenta severos problemas de liquidez, y las pocas vías legales disponibles para las empresas que no han podido cobrar.
Equinor declinó revelar detalles de la transacción, pero confirmó en un correo electrónico que la empresa no tiene actividad restante en el país. Inpex, Total y PDVSA no respondieron a solicitudes de comentarios.
¿QUÉ PASA CON LOS TRABAJADORES?
Algunas empresas que han perdido personal en Venezuela o enfrentan reclamos laborales, incluidas la venezolana Suelopetrol y GPB Global Resources, han encontrado que PDVSA nombró nuevos gerentes para sus empresas mixtas o se hizo cargo de las operaciones.
GPB Global Resources, accionista minoritario de la empresa mixta Petrozamora, perdió en septiembre el acceso a sus campos sin una explicación oficial de PDVSA, dijeron fuentes y trabajadores.
“Hace 15 días se fueron de la industria con una deuda porque solo nos pagaron el bono que acordamos por cuatro meses. Tenían tres años sin pagar”, dijo un trabajador de Petrozamora que pidió no ser identificado, refiriéndose a GPB Global Resources. “Hace 20 días llegó un ministro de Caracas a decirnos que había incumplimiento de contrato”.
Suelopetrol declinó comentar sobre las conversaciones con PDVSA, pero dijo que la compañía sigue comprometida con Venezuela, con activos y personal en sitio. GPB Global Resources no respondió a una solicitud de comentarios.
En medio de la salida casi masiva de empresas y trabajadores, el abandono de los campos petroleros es visible cerca del Lago de Maracaibo, una de las regiones productoras más antiguas de Venezuela. Su producción sigue cayendo, los apagones e incidentes se volvieron rutinarios y algunos trabajadores están al borde de la inanición.
“Hace un mes pusieron a funcionar un taladro pequeño y cuando comenzó a llover eso hizo una explosión (…) el petróleo fue a dar dentro de las casas”, dijo un vecino del campo Cabimas, en la costa oriental del Lago de Maracaibo, con los pies manchados de petróleo.
De más de 110.000 trabajadores hace una década, la fuerza laboral de PDVSA se ha reducido a unas 60.000 personas, dijo Daniel Delgado, líder sindical del campo petrolero Tía Juana.
Entre 2019 y 2021, PDVSA entregó cargamentos de petróleo a varios socios para reducir la deuda pendiente. Eni y Repsol este verano recibieron 3.6 millones de barriles en una reanudación temporal del pago de deudas con petróleo, pero no ha habido nuevos envíos.
Chevron está proponiendo al gobierno de Estados Unidos que le permita recobrar deuda a través de una licencia ampliada, aún pendiente.
“Las empresas no están recibiendo pagos y las deudas quedan como cuentas por cobrar”, dijo un representante de la industria petrolera, que pidió no ser identificado.
Las salidas han afectado aun más a proveedores de servicios y contratistas, dijo la Cámara Venezolana del Petróleo, cuyos miembros se han reducido de 500 a 300 en los últimos cuatro años.
Venezuela no alcanzó su meta de extracción de crudo en 2021 y en lo que va de año la producción se ha estancado en torno a 725 mil barriles por día (bpd), por debajo de su objetivo de 2 millones de bpd para fin de año.
(Reporte de Marianna Párraga, Mariela Nava y Deisy Buitrago. Reporte adicional de Aizhu Chen en Singapur. Editado por Vivian Sequera)
Ocho empresas extranjeras de las 44 empresas mixtas que tenía PDVSA han transferido o cedido participaciones desde 2018.
Venezuela está permitiendo que los socios de empresas mixtas establecidas con la petrolera estatal PDVSA se vayan, vendiendo sus acciones a otros o devolviéndolas, siempre y cuando renuncien al pago de deudas pendientes y dividendos impagos, dijeron cuatro personas cercanas al asunto.
Tener que registrar pérdidas o renunciar a deudas impagas no ha detenido a empresas como TotalEnergies, Equinor o Inpex. Su salida ilustra cómo las sanciones impuestas por Estados Unidos al sector energético venezolano han hecho insostenible la operación en el país, dejando a su paso campos inactivos.
Ocho empresas extranjeras de las 44 empresas mixtas que tenía PDVSA han transferido o cedido participaciones desde 2018. Otras siete firmas más pequeñas ya no tienen presencia en Venezuela y 15 proyectos están inactivos, aunque sus socios técnicamente permanecen, mostró un documento interno de PDVSA visto por Reuters.
“Ninguna de esas participaciones es recuperable a valor en libros”, dijo un ejecutivo petrolero cuya firma salió de Venezuela vendiendo sus activos a otra compañía el año pasado. “Mucho menos puede un socio aspirar a que PDVSA le reconozca los dividendos pendientes o la deuda comercial”.
Más de tres años de duras sanciones estadounidenses a PDVSA han restringido el acceso al capital y al flujo de efectivo, limitando además los mercados que reciben petróleo venezolano, lo que ha golpeado a los accionistas minoritarios, en su mayoría extranjeros, sus operaciones y trabajadores.
Desde que TotalEnergies y Equinor salieron en 2021 uno de los proyectos emblemáticos de mejoramiento de petróleo de Venezuela, Petrocedeño, empresas más pequeñas han seguido los mismos pasos.
La empresa francesa reportó una pérdida de mil 380 millones de dólares por la transferencia de su participación del 30% a una subsidiaria de PDVSA. Recibió “una cantidad simbólica” por sus activos, dijo en ese momento el presidente ejecutivo Patrick Pouyanné.
La transferencia liberó a Total de pasivos pasados y futuros de sus proyectos en Venezuela, pero los dividendos y las deudas que tenía Petrocedeño con los socios minoritarios también se cancelaron, dijeron dos personas familiarizadas con el asunto.
La petrolera japonesa Inpex Corp vendió el año pasado participaciones en dos proyectos venezolanos a la firma de capital privado Sucre Energy Group y devolvió una participación en una tercera empresa mixta a PDVSA.
Las cuentas por cobrar y dividendos adeudados se transfirieron a Sucre como parte de la transacción a descuento, dijo una persona involucrada en la transacción.
Las salidas resaltan los riesgos de hacer negocios con PDVSA, que enfrenta severos problemas de liquidez, y las pocas vías legales disponibles para las empresas que no han podido cobrar.
Equinor declinó revelar detalles de la transacción, pero confirmó en un correo electrónico que la empresa no tiene actividad restante en el país. Inpex, Total y PDVSA no respondieron a solicitudes de comentarios.
¿QUÉ PASA CON LOS TRABAJADORES?
Algunas empresas que han perdido personal en Venezuela o enfrentan reclamos laborales, incluidas la venezolana Suelopetrol y GPB Global Resources, han encontrado que PDVSA nombró nuevos gerentes para sus empresas mixtas o se hizo cargo de las operaciones.
GPB Global Resources, accionista minoritario de la empresa mixta Petrozamora, perdió en septiembre el acceso a sus campos sin una explicación oficial de PDVSA, dijeron fuentes y trabajadores.
“Hace 15 días se fueron de la industria con una deuda porque solo nos pagaron el bono que acordamos por cuatro meses. Tenían tres años sin pagar”, dijo un trabajador de Petrozamora que pidió no ser identificado, refiriéndose a GPB Global Resources. “Hace 20 días llegó un ministro de Caracas a decirnos que había incumplimiento de contrato”.
Suelopetrol declinó comentar sobre las conversaciones con PDVSA, pero dijo que la compañía sigue comprometida con Venezuela, con activos y personal en sitio. GPB Global Resources no respondió a una solicitud de comentarios.
En medio de la salida casi masiva de empresas y trabajadores, el abandono de los campos petroleros es visible cerca del Lago de Maracaibo, una de las regiones productoras más antiguas de Venezuela. Su producción sigue cayendo, los apagones e incidentes se volvieron rutinarios y algunos trabajadores están al borde de la inanición.
“Hace un mes pusieron a funcionar un taladro pequeño y cuando comenzó a llover eso hizo una explosión (…) el petróleo fue a dar dentro de las casas”, dijo un vecino del campo Cabimas, en la costa oriental del Lago de Maracaibo, con los pies manchados de petróleo.
De más de 110.000 trabajadores hace una década, la fuerza laboral de PDVSA se ha reducido a unas 60.000 personas, dijo Daniel Delgado, líder sindical del campo petrolero Tía Juana.
Entre 2019 y 2021, PDVSA entregó cargamentos de petróleo a varios socios para reducir la deuda pendiente. Eni y Repsol este verano recibieron 3.6 millones de barriles en una reanudación temporal del pago de deudas con petróleo, pero no ha habido nuevos envíos.
Chevron está proponiendo al gobierno de Estados Unidos que le permita recobrar deuda a través de una licencia ampliada, aún pendiente.
“Las empresas no están recibiendo pagos y las deudas quedan como cuentas por cobrar”, dijo un representante de la industria petrolera, que pidió no ser identificado.
Las salidas han afectado aun más a proveedores de servicios y contratistas, dijo la Cámara Venezolana del Petróleo, cuyos miembros se han reducido de 500 a 300 en los últimos cuatro años.
Venezuela no alcanzó su meta de extracción de crudo en 2021 y en lo que va de año la producción se ha estancado en torno a 725 mil barriles por día (bpd), por debajo de su objetivo de 2 millones de bpd para fin de año.
(Reporte de Marianna Párraga, Mariela Nava y Deisy Buitrago. Reporte adicional de Aizhu Chen en Singapur. Editado por Vivian Sequera)