Expertos que participaron en el Encuentro Internacional de Energía México 2023, coincidieron que es necesario evitar los péndulos sexenales.
“La empresa productiva del Estado (Pemex) tiene deudas pagaderas en los próximos años muy altos, por ahí del 20 mil millones de dólares (mdd), de un total solamente de deuda e interés sin hablar de las pensiones, porque es otra deuda de largo plazo, pero bueno, solamente de deuda financiera son alrededor de 111 mil mdd, más otros 70 mil mdd de pensiones, entonces es una deuda que, para que tenga una idea, no hay otra petrolera en el mundo con esta cantidad de deuda”, expresó Nymia Almeida, de Moody´s.
Desde 2018, recordó, “hemos insistido en que la política de disminuir las exportaciones en pro de dejar el petróleo en México para producir combustibles, era una estrategia perdedora y eso asumiendo aún que la producción podrá crecer, porque esa era la ambición en ese entonces, pero esto no ha sucedido. La expectativa a futuro de todas las empresas petroleras es tener un plan B, para saber qué hacer cuando ya no se le necesite, tener un plan de salida”.
Obviamente, dijo, vamos a seguir usando petróleo y gas, pero la pregunta es ¿quiénes van a ser las empresas que van a ofertar ese producto? Pues obviamente las empresas con costos más baratos. Entonces, a corto plazo, de dos a tres años, hablamos de una dependencia muy grande del gobierno para pagar sus cuentas, y eso sin hablar de grandes inversiones tampoco, solo hablamos de estabilidad y producción. A mediano plazo/largo plazo, “estamos hablando de una empresa que si no va a invertir, entonces no va a descubrir más petróleo y si no, va a producir menos, entonces es una empresa que se achicará paulatinamente”.
Por su parte, Ocampo, del IMCO, informó que en 2022 lanzaron un proyecto que se llama “Pemex en la mira”, que nace de la necesidad de darle un seguimiento puntual a una serie de indicadores de cómo se va moviendo esto, y específicamente la deuda de Pemex; “es interesante ver los resultados de 2022, en donde tienes los ingresos más grandes en 11 años, 195 mil millones de pesos (mdp) más o menos, debido al alza que tienen los precios en este año, pero si ya nos vamos al detalle fino, resulta que en la hoja de activo y pasivo de Pemex, el pasivo casi duplica el activo de Pemex”.
Y remarcó: la deuda de Pemex es más o menos 7.3% del PIB de México para 2022, “de ese tamaño es el reto de la deuda, y hay que decirlo muy puntalmente, la deuda es algo que viene arrastrándose de muchas administraciones anteriores, no se trata de 4T o no 4T, esto es un problema sistémico de Pemex que viene de muy atrás”.
Esta administración, entre 2019 y 2022 la han inyectado más o menos 800 mil mdp a Pemex, “pero el problema es que en ningún lugar del mundo te dan dinero sin condiciones y es justo lo que está pasando con Pemex, que además no ha tenido una reforma ambiciosa en la gobernanza, en adelgazar la empresa”.
A su vez, Fluvio Ruiz Alarcón, analista del sector energético añadió: “En efecto, el problema de la deuda de Pemex viene desde muy lejos, yo lo sitúo en la crisis de 1982, cuando Pemex dejó de ser entre el organismo responsable de proveer de hidrocarburos y derivados al país para convertirse en la principal fuente de ingresos fiscales, como país hemos pospuesto al menos 50 años una reforma fiscal profunda, que quite la dependencia de los ingresos petroleros, porque hoy estructuralmente, y en términos de los ingresos fiscales del país”.
Y continuó: “Cuando hablamos de la empresa más endeudada, tenemos que recordar que Pemex le pagó al fisco los primeros tres sexenios de este milenio 700 mil mdd; se le ha cargado la mano a Pemex y este régimen fiscal no lo aguanta nadie, entonces estamos viendo las consecuencias de décadas de esta carga fiscal”.
Ana Lilia Moreno, de México Evalúa, resaltó que “lo que vemos ahora son las decisiones que se toman desde Presidencia de la República que, en cierta forma, da la certidumbre de que el gobierno va a estar respaldando el resultado, el financiamiento, la capitalización y eso de la certeza a la inversión, sin embargo se nota una falta de conciencia del Consejo de Administración de poner hacia adelante por lo menos las preguntas de ¿hacia dónde va Pemex y cómo va a cambiar? ¿Cómo se va a adaptar a los frenos y a las presiones externas?”
Además, dijo, Pemex está invirtiendo más en refinación, en proyectos basados en hidrocarburos, e incluso, descuidando su área de petroquímica, que es en donde está anclada la transición energética, por ejemplo, para facilitar al sector de electromovilidad. “Por otro lado, la última vez que el Consejo de Administración de Pemex habló de cambio climático, fue en diciembre 2017, y lo acabamos de revisar y no está en la conversación interna de la Alta Dirección de Pemex, lo cual nos preocupa realmente”.
Ruiz intervino para decir que, “en el caso de refinación se ha invertido, pero en efecto, durante muchos años de había dejado de invertir en mantenimiento. También fui varios años asesor en la Cámara de Diputados y me tocó ver un presupuesto en el 2005 que se aprobó con 0 pesos y 0 centavos para mantenimiento en Pemex, entonces, aunque luego se otorga, a planeaciones, entonces es muy complicado”.
Otro grave problema, mencionó, es el abasto del gas, “porque tenemos una dependencia tremenda frente a Estados Unidos, no sé si quitamos a Pemex de la ecuación, porque Pemex básicamente ya produce para autoconsumo y es muy poco lo que produce por encima de lo que necesita para sus procesos internos, pues el país depende entre el 90 y el 93% del gas importado de Estados Unidos, y creo que ahí sí es una gran estrategia nacional garantizar el abasto del gas para la petroquímica y, en general, para la industria del país; por ejemplo, me parece que habría que pensar si valdría la pena volver a tener una subsidiaria centrada en gas, porque sino ocurre lo mismo frente a los productos de petróleo crudo por otros proyectos que tienen muy poca prioridad”.
Almeida argumentó que algo urgente es que Pemex retome su plan de acción climática. “Pienso que también para los próximos años vienen cambios en legislaturas y en las formas de gobierno, aunque siguiera el mismo partido en el poder, es muy importante que los contrapesos externos de Pemex se vuelvan a activar, que el Congreso asuma su papel y llamarlo a cuentas, por ejemplo, de la inversión programada y de la inversión reglamente ejecutada”.
También, precisó que “México debe compararse con las petroleras más fuertes, porque el país es muy grande y tiene la capacidad, y yo creo que también hay algo que hacer con el sindicato, o sea en términos de transición energética, también subirlo a la conversación, para saber qué hacemos con todo el personal capacitado, con la inversión que ya se ha hecho, con el pasivo laboral, porque no veo al sindicato siendo parte de esta conversación, y creo que es muy importante que lo sea, la planta laboral finalmente es la que construye la empresa, entonces creo que eso nos falta”.
A su vez, Ocampo subrayó: “México no es un país petrolero, ni la economía mexicana está petrolizada, menos de 3.5 puntos del PIB, pero las finanzas públicas sí están petrolizadas, y para empezar a corregir el rumbo de Pemex, yo creo que lo primero que se necesita es una reforma fiscal que nos permita reducir, gradualmente, la dependencia de los ingresos petroleros en el presupuesto de ingresos de la federación; yo creo que ese es un primer paso; luego, quizá, utilizar esa renta petrolera para financiar, por ejemplo, proyectos de transición energética, no solo a nivel de Pemex, sino a nivel país”.
Ante ello, Almeida externó: “Falta intención, una visión y una intención, todo se cambia si tú tienes la intención de hacer los cambios, si tienes una visión de a dónde quieres llegar, entonces lo que falta en México es eso, porque hace mucho que no hay una visión a largo plazo para la empresa y un plan de ejecución para esta visión. Entonces para tener una mejor calificación, el gran problema hoy es liquidez, tener un plan a muy corto plazo, y luego, la disminución de deuda, pero lo que se tiene que ver es una intención y un plan de ejecución a mediano plazo, mientras eso no exista, vamos a quedar dando pláticas sobre Pemex por la eternidad”.
Ruiz aprovechó para concluir que como país se requiere de una buena discusión de cuál es el papel primero del sector petrolero, modelo de desarrollo económico, y después, dentro de ese sector, cuál debe ser el papel de Pemex y de la inversión privada, y a partir de ahí, cambiar cosas. “Por ejemplo, Pemex debe buscar un rediseño institucional y un marco jurídico que pueda ser lo más aceptado políticamente posible, porque a nadie le conviene los péndulos sexenales, eso a nadie conviene ni da certeza jurídica al gobierno”.
Expertos que participaron en el Encuentro Internacional de Energía México 2023, coincidieron que es necesario evitar los péndulos sexenales.
“La empresa productiva del Estado (Pemex) tiene deudas pagaderas en los próximos años muy altos, por ahí del 20 mil millones de dólares (mdd), de un total solamente de deuda e interés sin hablar de las pensiones, porque es otra deuda de largo plazo, pero bueno, solamente de deuda financiera son alrededor de 111 mil mdd, más otros 70 mil mdd de pensiones, entonces es una deuda que, para que tenga una idea, no hay otra petrolera en el mundo con esta cantidad de deuda”, expresó Nymia Almeida, de Moody´s.
Desde 2018, recordó, “hemos insistido en que la política de disminuir las exportaciones en pro de dejar el petróleo en México para producir combustibles, era una estrategia perdedora y eso asumiendo aún que la producción podrá crecer, porque esa era la ambición en ese entonces, pero esto no ha sucedido. La expectativa a futuro de todas las empresas petroleras es tener un plan B, para saber qué hacer cuando ya no se le necesite, tener un plan de salida”.
Obviamente, dijo, vamos a seguir usando petróleo y gas, pero la pregunta es ¿quiénes van a ser las empresas que van a ofertar ese producto? Pues obviamente las empresas con costos más baratos. Entonces, a corto plazo, de dos a tres años, hablamos de una dependencia muy grande del gobierno para pagar sus cuentas, y eso sin hablar de grandes inversiones tampoco, solo hablamos de estabilidad y producción. A mediano plazo/largo plazo, “estamos hablando de una empresa que si no va a invertir, entonces no va a descubrir más petróleo y si no, va a producir menos, entonces es una empresa que se achicará paulatinamente”.
Por su parte, Ocampo, del IMCO, informó que en 2022 lanzaron un proyecto que se llama “Pemex en la mira”, que nace de la necesidad de darle un seguimiento puntual a una serie de indicadores de cómo se va moviendo esto, y específicamente la deuda de Pemex; “es interesante ver los resultados de 2022, en donde tienes los ingresos más grandes en 11 años, 195 mil millones de pesos (mdp) más o menos, debido al alza que tienen los precios en este año, pero si ya nos vamos al detalle fino, resulta que en la hoja de activo y pasivo de Pemex, el pasivo casi duplica el activo de Pemex”.
Y remarcó: la deuda de Pemex es más o menos 7.3% del PIB de México para 2022, “de ese tamaño es el reto de la deuda, y hay que decirlo muy puntalmente, la deuda es algo que viene arrastrándose de muchas administraciones anteriores, no se trata de 4T o no 4T, esto es un problema sistémico de Pemex que viene de muy atrás”.
Esta administración, entre 2019 y 2022 la han inyectado más o menos 800 mil mdp a Pemex, “pero el problema es que en ningún lugar del mundo te dan dinero sin condiciones y es justo lo que está pasando con Pemex, que además no ha tenido una reforma ambiciosa en la gobernanza, en adelgazar la empresa”.
A su vez, Fluvio Ruiz Alarcón, analista del sector energético añadió: “En efecto, el problema de la deuda de Pemex viene desde muy lejos, yo lo sitúo en la crisis de 1982, cuando Pemex dejó de ser entre el organismo responsable de proveer de hidrocarburos y derivados al país para convertirse en la principal fuente de ingresos fiscales, como país hemos pospuesto al menos 50 años una reforma fiscal profunda, que quite la dependencia de los ingresos petroleros, porque hoy estructuralmente, y en términos de los ingresos fiscales del país”.
Y continuó: “Cuando hablamos de la empresa más endeudada, tenemos que recordar que Pemex le pagó al fisco los primeros tres sexenios de este milenio 700 mil mdd; se le ha cargado la mano a Pemex y este régimen fiscal no lo aguanta nadie, entonces estamos viendo las consecuencias de décadas de esta carga fiscal”.
Ana Lilia Moreno, de México Evalúa, resaltó que “lo que vemos ahora son las decisiones que se toman desde Presidencia de la República que, en cierta forma, da la certidumbre de que el gobierno va a estar respaldando el resultado, el financiamiento, la capitalización y eso de la certeza a la inversión, sin embargo se nota una falta de conciencia del Consejo de Administración de poner hacia adelante por lo menos las preguntas de ¿hacia dónde va Pemex y cómo va a cambiar? ¿Cómo se va a adaptar a los frenos y a las presiones externas?”
Además, dijo, Pemex está invirtiendo más en refinación, en proyectos basados en hidrocarburos, e incluso, descuidando su área de petroquímica, que es en donde está anclada la transición energética, por ejemplo, para facilitar al sector de electromovilidad. “Por otro lado, la última vez que el Consejo de Administración de Pemex habló de cambio climático, fue en diciembre 2017, y lo acabamos de revisar y no está en la conversación interna de la Alta Dirección de Pemex, lo cual nos preocupa realmente”.
Ruiz intervino para decir que, “en el caso de refinación se ha invertido, pero en efecto, durante muchos años de había dejado de invertir en mantenimiento. También fui varios años asesor en la Cámara de Diputados y me tocó ver un presupuesto en el 2005 que se aprobó con 0 pesos y 0 centavos para mantenimiento en Pemex, entonces, aunque luego se otorga, a planeaciones, entonces es muy complicado”.
Otro grave problema, mencionó, es el abasto del gas, “porque tenemos una dependencia tremenda frente a Estados Unidos, no sé si quitamos a Pemex de la ecuación, porque Pemex básicamente ya produce para autoconsumo y es muy poco lo que produce por encima de lo que necesita para sus procesos internos, pues el país depende entre el 90 y el 93% del gas importado de Estados Unidos, y creo que ahí sí es una gran estrategia nacional garantizar el abasto del gas para la petroquímica y, en general, para la industria del país; por ejemplo, me parece que habría que pensar si valdría la pena volver a tener una subsidiaria centrada en gas, porque sino ocurre lo mismo frente a los productos de petróleo crudo por otros proyectos que tienen muy poca prioridad”.
Almeida argumentó que algo urgente es que Pemex retome su plan de acción climática. “Pienso que también para los próximos años vienen cambios en legislaturas y en las formas de gobierno, aunque siguiera el mismo partido en el poder, es muy importante que los contrapesos externos de Pemex se vuelvan a activar, que el Congreso asuma su papel y llamarlo a cuentas, por ejemplo, de la inversión programada y de la inversión reglamente ejecutada”.
También, precisó que “México debe compararse con las petroleras más fuertes, porque el país es muy grande y tiene la capacidad, y yo creo que también hay algo que hacer con el sindicato, o sea en términos de transición energética, también subirlo a la conversación, para saber qué hacemos con todo el personal capacitado, con la inversión que ya se ha hecho, con el pasivo laboral, porque no veo al sindicato siendo parte de esta conversación, y creo que es muy importante que lo sea, la planta laboral finalmente es la que construye la empresa, entonces creo que eso nos falta”.
A su vez, Ocampo subrayó: “México no es un país petrolero, ni la economía mexicana está petrolizada, menos de 3.5 puntos del PIB, pero las finanzas públicas sí están petrolizadas, y para empezar a corregir el rumbo de Pemex, yo creo que lo primero que se necesita es una reforma fiscal que nos permita reducir, gradualmente, la dependencia de los ingresos petroleros en el presupuesto de ingresos de la federación; yo creo que ese es un primer paso; luego, quizá, utilizar esa renta petrolera para financiar, por ejemplo, proyectos de transición energética, no solo a nivel de Pemex, sino a nivel país”.
Ante ello, Almeida externó: “Falta intención, una visión y una intención, todo se cambia si tú tienes la intención de hacer los cambios, si tienes una visión de a dónde quieres llegar, entonces lo que falta en México es eso, porque hace mucho que no hay una visión a largo plazo para la empresa y un plan de ejecución para esta visión. Entonces para tener una mejor calificación, el gran problema hoy es liquidez, tener un plan a muy corto plazo, y luego, la disminución de deuda, pero lo que se tiene que ver es una intención y un plan de ejecución a mediano plazo, mientras eso no exista, vamos a quedar dando pláticas sobre Pemex por la eternidad”.
Ruiz aprovechó para concluir que como país se requiere de una buena discusión de cuál es el papel primero del sector petrolero, modelo de desarrollo económico, y después, dentro de ese sector, cuál debe ser el papel de Pemex y de la inversión privada, y a partir de ahí, cambiar cosas. “Por ejemplo, Pemex debe buscar un rediseño institucional y un marco jurídico que pueda ser lo más aceptado políticamente posible, porque a nadie le conviene los péndulos sexenales, eso a nadie conviene ni da certeza jurídica al gobierno”.