Pemex cerró el 2022 con una deuda financiera de 107 mil 700 millones de dólares.
La endeudada petrolera mexicana Pemex está analizando cómo enfrentar sus pesadas amortizaciones, especialmente concentradas en 2023 y 2024, tratando de evitar salir a los mercados de capitales, que según su director general, han castigado a la estatal a pesar de haber mejorado cifras respecto a gestiones previas.
Con una deuda financiera que cerró el 2022 en 107 mil 700 millones de dólares, según la propia gigante estatal, Pemex debe pagar unos 8 mil 200 millones de dólares este año y otros 9 mil millones en 2024 en bonos y créditos bancarios de largo plazo.
Pero si se suman otros compromisos como líneas de créditos revolventes, intereses y otros pasivos como factorajes y reporto la suma sube a 24 mil millones de dólares este año.
“Estamos explorando todas (las opciones)”, dijo el director general de la empresa, Octavio Romero, en una entrevista el martes por la tarde en su oficina en Ciudad de México, al agregar que están trabajando de cerca con la Secretaría de Hacienda, cuyo titular y un subsecretario forman parte del consejo de administración de la gigante estatal.
El funcionario afirmó que, en principio, se está buscando refinanciar las deudas con los bancos y no descartó que se puedan ofrecer garantías con crudo. “Estamos trabajando sin restricciones (…) estamos dispuestos a escuchar cualquier situación (opción)”.
Romero dijo que Pemex evitaría regresar a los mercados de deuda tras la costosa emisión de enero. “Sí, sí, vamos a tratar de lograr el mejor mecanismo, el más barato”, destacó.
Además se quejó amargamente, sin dar nombres, de algunas calificadoras de riesgo que tienen “castigado” a Pemex a pesar de argumentar que se ha logrado frenar la sostenida declinación de producción de hidrocarburos que venía de años previos e incrementarla ligeramente; bajar la deuda financiera y mantener a salvo las reservas probadas.
En 2020, Fitch Ratings y Moody’s Investors Service se convirtieron en las dos primeras calificadoras importantes en despojar a Pemex de su codiciado estatus de grado de inversión, y la última lo empujó aún más al grado especulativo el año pasado.
Las agencias Moody´s, Fitch Ratings y Standard and Poor´s no respondieron de inmediato a solicitudes de comentarios de Reuters sobre las declaraciones de jefe de la petrolera.
En enero Pemex colocó 2 mil millones de dólares en notas a 10 años al 10.375% para refinanciar deuda y evitar usar nuevamente el salvavidas del Gobierno, que le ha brindado unos 45,000 millones de dólares entre inyecciones de capital y beneficios fiscales en los últimos cuatro años, en los que ha tenido un capital de trabajo negativo.
OTRA PROMESA DE PRODUCCIÓN
Pemex, que tuvo el año pasado una magra utilidad de 1.187 millones de dólares a pesar del boom petrolero que disparó sus ingresos en un 60% y dio utilidades récord a otras empresas del sector en el mundo, espera además no tener que pedir auxilio al Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha prometido “salvarla” a toda costa.
Por otra parte, el ingeniero agrónomo de 64 años, confía que Pemex logre coronar una producción de crudo y condensados de 2.0 millones de barriles por día (bpd) a fines del 2023 o inicios del 2024, a pesar de que en varias ocasiones las metas no han sido alcanzadas y el propio Gobierno las ha ajustado desde un tope 2.6 millones de bpd cuando arrancó su gestión.
Cuando López Obrador llegó al poder en diciembre del 2018, Pemex producía 1.8 millón de bpd tras bajar desde 2.6 millones de bpd en 2012 cuando su predecesor, Enrique Peña, asumió las riendas del país. En 2019 bajó más, a un promedio de 1.68 millón de bpd, desde donde subió ligeramente hasta 1.69 millón bpd promedio en 2022, según cifras de la estatal.
El funcionario cree que el objetivo se alcanzará con los 37 campos que se están desarrollando desde el 2019 que han aportado unos 507 mil bpd y han contribuido a compensar en parte la declinación de otros campos maduros.
“Ya estamos en un punto en el cual estamos alcanzando o vamos a alcanzar la culminación del desarrollo de esos campos (…) el incremento que ya hemos tenido, que ya es más marcado, se debe a que ya tenemos muy buena parte de la infraestructura completada, ya tenemos una buena cantidad de pozos, ya tenemos proyectado cuándo vamos a perforar”, dijo.
“Veo con optimismo este año y el próximo y con esto me refiero a que estamos previendo un incremento en la producción que lo vamos a topar (…) a finales de este año, a principios de próximo, que va a permitir de manera holgada satisfacer la demanda de crudo y combustibles de nuestro país”, dijo.
Tras años de masivas pérdidas, Pemex -que vio utilidades antes del 2022 en 2012 y 2006- podría tener en 2023 cifras en azul, vaticinó Romero, lo que se conseguiría con un precio de exportación del crudo mexicano en alrededor de 70 dólares por barril (dpb) pese a los temas de deuda. Expertos dicen que la empresa necesita precios más cerca de los 90 dpb para ello.
(Reporte de Ana Isabel Martínez, editado por Adriana Barrera)
Pemex cerró el 2022 con una deuda financiera de 107 mil 700 millones de dólares.
La endeudada petrolera mexicana Pemex está analizando cómo enfrentar sus pesadas amortizaciones, especialmente concentradas en 2023 y 2024, tratando de evitar salir a los mercados de capitales, que según su director general, han castigado a la estatal a pesar de haber mejorado cifras respecto a gestiones previas.
Con una deuda financiera que cerró el 2022 en 107 mil 700 millones de dólares, según la propia gigante estatal, Pemex debe pagar unos 8 mil 200 millones de dólares este año y otros 9 mil millones en 2024 en bonos y créditos bancarios de largo plazo.
Pero si se suman otros compromisos como líneas de créditos revolventes, intereses y otros pasivos como factorajes y reporto la suma sube a 24 mil millones de dólares este año.
“Estamos explorando todas (las opciones)”, dijo el director general de la empresa, Octavio Romero, en una entrevista el martes por la tarde en su oficina en Ciudad de México, al agregar que están trabajando de cerca con la Secretaría de Hacienda, cuyo titular y un subsecretario forman parte del consejo de administración de la gigante estatal.
El funcionario afirmó que, en principio, se está buscando refinanciar las deudas con los bancos y no descartó que se puedan ofrecer garantías con crudo. “Estamos trabajando sin restricciones (…) estamos dispuestos a escuchar cualquier situación (opción)”.
Romero dijo que Pemex evitaría regresar a los mercados de deuda tras la costosa emisión de enero. “Sí, sí, vamos a tratar de lograr el mejor mecanismo, el más barato”, destacó.
Además se quejó amargamente, sin dar nombres, de algunas calificadoras de riesgo que tienen “castigado” a Pemex a pesar de argumentar que se ha logrado frenar la sostenida declinación de producción de hidrocarburos que venía de años previos e incrementarla ligeramente; bajar la deuda financiera y mantener a salvo las reservas probadas.
En 2020, Fitch Ratings y Moody’s Investors Service se convirtieron en las dos primeras calificadoras importantes en despojar a Pemex de su codiciado estatus de grado de inversión, y la última lo empujó aún más al grado especulativo el año pasado.
Las agencias Moody´s, Fitch Ratings y Standard and Poor´s no respondieron de inmediato a solicitudes de comentarios de Reuters sobre las declaraciones de jefe de la petrolera.
En enero Pemex colocó 2 mil millones de dólares en notas a 10 años al 10.375% para refinanciar deuda y evitar usar nuevamente el salvavidas del Gobierno, que le ha brindado unos 45,000 millones de dólares entre inyecciones de capital y beneficios fiscales en los últimos cuatro años, en los que ha tenido un capital de trabajo negativo.
OTRA PROMESA DE PRODUCCIÓN
Pemex, que tuvo el año pasado una magra utilidad de 1.187 millones de dólares a pesar del boom petrolero que disparó sus ingresos en un 60% y dio utilidades récord a otras empresas del sector en el mundo, espera además no tener que pedir auxilio al Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha prometido “salvarla” a toda costa.
Por otra parte, el ingeniero agrónomo de 64 años, confía que Pemex logre coronar una producción de crudo y condensados de 2.0 millones de barriles por día (bpd) a fines del 2023 o inicios del 2024, a pesar de que en varias ocasiones las metas no han sido alcanzadas y el propio Gobierno las ha ajustado desde un tope 2.6 millones de bpd cuando arrancó su gestión.
Cuando López Obrador llegó al poder en diciembre del 2018, Pemex producía 1.8 millón de bpd tras bajar desde 2.6 millones de bpd en 2012 cuando su predecesor, Enrique Peña, asumió las riendas del país. En 2019 bajó más, a un promedio de 1.68 millón de bpd, desde donde subió ligeramente hasta 1.69 millón bpd promedio en 2022, según cifras de la estatal.
El funcionario cree que el objetivo se alcanzará con los 37 campos que se están desarrollando desde el 2019 que han aportado unos 507 mil bpd y han contribuido a compensar en parte la declinación de otros campos maduros.
“Ya estamos en un punto en el cual estamos alcanzando o vamos a alcanzar la culminación del desarrollo de esos campos (…) el incremento que ya hemos tenido, que ya es más marcado, se debe a que ya tenemos muy buena parte de la infraestructura completada, ya tenemos una buena cantidad de pozos, ya tenemos proyectado cuándo vamos a perforar”, dijo.
“Veo con optimismo este año y el próximo y con esto me refiero a que estamos previendo un incremento en la producción que lo vamos a topar (…) a finales de este año, a principios de próximo, que va a permitir de manera holgada satisfacer la demanda de crudo y combustibles de nuestro país”, dijo.
Tras años de masivas pérdidas, Pemex -que vio utilidades antes del 2022 en 2012 y 2006- podría tener en 2023 cifras en azul, vaticinó Romero, lo que se conseguiría con un precio de exportación del crudo mexicano en alrededor de 70 dólares por barril (dpb) pese a los temas de deuda. Expertos dicen que la empresa necesita precios más cerca de los 90 dpb para ello.
(Reporte de Ana Isabel Martínez, editado por Adriana Barrera)