La AIE cree que el uso de combustibles en América Latina bajará al 63% en 2030.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) prevé que América Latina podría satisfacer completamente su creciente demanda de energía con fuentes renovables para 2030, lo que no solo contribuiría a los objetivos climáticos globales, sino que también abriría oportunidades para aumentar las exportaciones de energía.
En su primer informe centrado en la región, la AIE destaca que, aunque actualmente los combustibles fósiles siguen siendo una parte significativa de la matriz energética en América Latina, es necesario un cambio en las políticas energéticas para impulsar las energías renovables.
El director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol, enfatiza que América Latina y el Caribe pueden desempeñar un papel importante en la transición hacia una economía energética más limpia debido a sus vastos recursos naturales y su creciente participación en energías renovables.
Birol sostiene que aprovechar estos activos impulsaría el crecimiento económico local y fortalecería la seguridad energética a nivel mundial. Sin embargo, destaca que esto requerirá políticas de apoyo y cooperación internacional.
Según el informe, si no se producen cambios en las políticas actuales, la proporción de combustibles fósiles en la matriz energética de América Latina disminuirá lentamente, pasando del 67 % actual al 63 % en 2030 y al 54 % en 2050, mientras que las energías renovables aumentarán del 28 % en 2022 al 40 % en 2050.
Sin embargo, si los países cumplen con sus compromisos de transición energética, el consumo de combustibles fósiles alcanzaría su punto máximo antes de 2030, lo que llevaría a una reducción de más del 50 % en el consumo de petróleo para 2050.
Esto tendría importantes implicaciones para la exportación de petróleo en la región, lo que podría proporcionar ingresos adicionales y aumentar la seguridad y flexibilidad en el suministro energético global.
El informe también destaca que América Latina cuenta con un sistema eléctrico en el que las energías renovables representan el 60 % de la generación de electricidad, el doble de la media mundial. A pesar del potencial limitado de la hidroelectricidad, el informe indica que esta fuente de energía seguirá siendo valiosa a medida que crezca la energía eólica y solar.
Si se cumplen los compromisos climáticos, la transición hacia una matriz energética más limpia sería más rápida. Las energías renovables podrían representar más del 70 % de la generación de electricidad en 2030 y más del 90 % en 2050.
La demanda de electricidad también crecería significativamente, lo que reduciría la dependencia de los combustibles fósiles en sectores como la producción de hidrógeno, la climatización de edificios, el transporte eléctrico y la industria.
Además, América Latina podría desempeñar un papel importante en la transición energética global como proveedor de minerales estratégicos, lo que podría duplicar los ingresos de la región y compensar la disminución de los ingresos por la venta de combustibles fósiles.
Uno de los mayores desafíos para la transición energética en América Latina es duplicar la inversión en proyectos de energías limpias para 2030 y quintuplicarla para 2050, un objetivo que los países de la región han manifestado su interés en alcanzar.