Un ambiente sano de competencia para la CFE, no para un monopolio de Estado verticalmente integrado.
Juan Carlos Machorro, socio experto en energía de la firma Santamarina y Steta señaló la importancia de fortalecer al Estado mexicano como regulador del sector eléctrico y a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) como participante esencial en el sector, pero no regresando a un monopolio estatal caduco y anacrónico en la actualidad.
“Se trata de que ganemos todos: que exista seguridad energética en la realidad más allá del discurso público y certeza jurídica para todos los participantes. Es decir, energía limpia y accesible en volumen, cobertura y precio para los consumidores en todo el país. CFE no puede sola con el paquete, por más dinero que se le inyecte”, dijo.
El especialista explicó que nadie en su sano juicio está en contra de fortalecer a CFE como Empresa Productiva del Estado o al Estado vía los órganos reguladores en la materia. No es casualidad ni es gratuito que se la haya designado así, al amparo de la reforma energética de 2013 y 2014.
“Lo que se logró con esta reforma fue ubicar a México del lado de la sensatez, de los países democráticos que venido abandonando sistemática y categóricamente esquemas de monopolios estatales verticales; ya no funcionan los sistemas en los que el ente público controla todo, como dueño del estadio, de los boletos, los equipos,el balón y el árbitro; pretender dar marcha atrás a un país de hace sesenta años nos debilita a todos, gobierno incluido”, apuntó.
La reforma energética de 2014 abrió a la competencia fundamentalmente en dos de cuatro actividades: la generación y la comercialización de electricidad, siendo esencial pensar en un fortalecimiento profundo de CFE para convertirla en una empresa productiva y eficiente en áreas en las que competiría con el sector privado, con una prevalencia inicial manifiesta en el mercado. Se planeó como un proceso gradual de inversión, de proyectos y recomposición del mercado, a partir de una inversión privada que va participando poco a poco.
Así se abre un juego de mercado en el que irían predominando aquellas empresas que aportaran las mejores tecnologías y eficiencias operativas con proyectos e inversiones de muy largo plazo, apalancados en los mercados financieros. Es decir, mejor precio y servicio para todos.
Machorro añadió que los pilares constitucionales de la reforma energética son fundamentalmente la apertura del mercado a la competencia y la libre concurrencia, abonando a temas de seguridad energética, mejores servicios, productos y tecnología de punta a precios accesibles, amén de contribuir en forma decidida a la descarbonización de la economía y la sustentabilidad, específicamente relacionado con el derecho humano a un medio ambiente saludable.
“Bajo estas condiciones, CFE necesita estar en forma para competir como empresa productiva en las áreas abiertas a la competencia, y asumirse como verdadera palanca de desarrollo en la modernización de la Red Eléctrica Nacional y las Redes Generales de Distribución, actividades estas sí, reservadas como monopolios del Estado mexicano, debiendo contar además con órganos reguladores autónomos y confiables. Existen muchos ejemplos que demuestran el fracaso de monopolios estatales integrados verticalmente y es necesario actuar urgentemente con miras a mejores inversiones inmersos en el fenómeno del nearshoring”, concluyó.
Un ambiente sano de competencia para la CFE, no para un monopolio de Estado verticalmente integrado.
Juan Carlos Machorro, socio experto en energía de la firma Santamarina y Steta señaló la importancia de fortalecer al Estado mexicano como regulador del sector eléctrico y a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) como participante esencial en el sector, pero no regresando a un monopolio estatal caduco y anacrónico en la actualidad.
“Se trata de que ganemos todos: que exista seguridad energética en la realidad más allá del discurso público y certeza jurídica para todos los participantes. Es decir, energía limpia y accesible en volumen, cobertura y precio para los consumidores en todo el país. CFE no puede sola con el paquete, por más dinero que se le inyecte”, dijo.
El especialista explicó que nadie en su sano juicio está en contra de fortalecer a CFE como Empresa Productiva del Estado o al Estado vía los órganos reguladores en la materia. No es casualidad ni es gratuito que se la haya designado así, al amparo de la reforma energética de 2013 y 2014.
“Lo que se logró con esta reforma fue ubicar a México del lado de la sensatez, de los países democráticos que venido abandonando sistemática y categóricamente esquemas de monopolios estatales verticales; ya no funcionan los sistemas en los que el ente público controla todo, como dueño del estadio, de los boletos, los equipos,el balón y el árbitro; pretender dar marcha atrás a un país de hace sesenta años nos debilita a todos, gobierno incluido”, apuntó.
La reforma energética de 2014 abrió a la competencia fundamentalmente en dos de cuatro actividades: la generación y la comercialización de electricidad, siendo esencial pensar en un fortalecimiento profundo de CFE para convertirla en una empresa productiva y eficiente en áreas en las que competiría con el sector privado, con una prevalencia inicial manifiesta en el mercado. Se planeó como un proceso gradual de inversión, de proyectos y recomposición del mercado, a partir de una inversión privada que va participando poco a poco.
Así se abre un juego de mercado en el que irían predominando aquellas empresas que aportaran las mejores tecnologías y eficiencias operativas con proyectos e inversiones de muy largo plazo, apalancados en los mercados financieros. Es decir, mejor precio y servicio para todos.
Machorro añadió que los pilares constitucionales de la reforma energética son fundamentalmente la apertura del mercado a la competencia y la libre concurrencia, abonando a temas de seguridad energética, mejores servicios, productos y tecnología de punta a precios accesibles, amén de contribuir en forma decidida a la descarbonización de la economía y la sustentabilidad, específicamente relacionado con el derecho humano a un medio ambiente saludable.
“Bajo estas condiciones, CFE necesita estar en forma para competir como empresa productiva en las áreas abiertas a la competencia, y asumirse como verdadera palanca de desarrollo en la modernización de la Red Eléctrica Nacional y las Redes Generales de Distribución, actividades estas sí, reservadas como monopolios del Estado mexicano, debiendo contar además con órganos reguladores autónomos y confiables. Existen muchos ejemplos que demuestran el fracaso de monopolios estatales integrados verticalmente y es necesario actuar urgentemente con miras a mejores inversiones inmersos en el fenómeno del nearshoring”, concluyó.