Brasil busca atraer 2 billones de reales en inversiones para energías renovables en los próximos 10 años, impulsando su liderazgo en la economía verde y reducción de emisiones.
Brasil se prepara para atraer inversiones por un total de 2 billones de reales (aproximadamente 325.432 millones de euros) en la próxima década, centradas en proyectos de energías renovables. El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, lanzó la ‘Política Nacional de Transición Energética’, una estrategia que busca incentivar la adopción de fuentes renovables de energía y minimizar las emisiones de gases contaminantes en el país.
La nueva política fue aprobada durante una reunión extraordinaria del Consejo Nacional de Política Energética (CNPE), presidida por Lula y el ministro de Minas y Energía, Alexandre Silveira. Esta iniciativa incluye directrices, un plan de implementación y la creación de un foro para integrar a organizaciones sociales en las discusiones sobre la transición energética.
Lula subrayó que Brasil, con su abundante potencial hídrico, solar y eólico, no debe dejar pasar la oportunidad que la transición energética ofrece. “Tenemos todo lo que la naturaleza puede ofrecernos, así como mano de obra calificada y tecnología”, afirmó.
El Gobierno brasileño estima que esta política atraerá masivas inversiones en la economía verde, específicamente en proyectos de producción de energía renovable. Además, Lula destacó que Brasil ya es respetado a nivel internacional por tener el 80% de su matriz eléctrica basada en energías renovables, con el objetivo de alcanzar el 100% en el futuro.
El ministro Silveira enfatizó que esta política permitirá a Brasil convertirse en un líder mundial en la economía verde, generando 3 millones de nuevos empleos. La estrategia también contempla el desarrollo de diversas fuentes renovables como energía eólica, solar, hídrica, biomasa, biocombustibles y tecnologías de captura y almacenamiento de carbono.
Este esfuerzo no solo busca reducir las emisiones de gases contaminantes, sino también contribuir significativamente a la lucha global contra el cambio climático.
Brasil busca atraer 2 billones de reales en inversiones para energías renovables en los próximos 10 años, impulsando su liderazgo en la economía verde y reducción de emisiones.
Brasil se prepara para atraer inversiones por un total de 2 billones de reales (aproximadamente 325.432 millones de euros) en la próxima década, centradas en proyectos de energías renovables. El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, lanzó la ‘Política Nacional de Transición Energética’, una estrategia que busca incentivar la adopción de fuentes renovables de energía y minimizar las emisiones de gases contaminantes en el país.
La nueva política fue aprobada durante una reunión extraordinaria del Consejo Nacional de Política Energética (CNPE), presidida por Lula y el ministro de Minas y Energía, Alexandre Silveira. Esta iniciativa incluye directrices, un plan de implementación y la creación de un foro para integrar a organizaciones sociales en las discusiones sobre la transición energética.
Lula subrayó que Brasil, con su abundante potencial hídrico, solar y eólico, no debe dejar pasar la oportunidad que la transición energética ofrece. “Tenemos todo lo que la naturaleza puede ofrecernos, así como mano de obra calificada y tecnología”, afirmó.
El Gobierno brasileño estima que esta política atraerá masivas inversiones en la economía verde, específicamente en proyectos de producción de energía renovable. Además, Lula destacó que Brasil ya es respetado a nivel internacional por tener el 80% de su matriz eléctrica basada en energías renovables, con el objetivo de alcanzar el 100% en el futuro.
El ministro Silveira enfatizó que esta política permitirá a Brasil convertirse en un líder mundial en la economía verde, generando 3 millones de nuevos empleos. La estrategia también contempla el desarrollo de diversas fuentes renovables como energía eólica, solar, hídrica, biomasa, biocombustibles y tecnologías de captura y almacenamiento de carbono.
Este esfuerzo no solo busca reducir las emisiones de gases contaminantes, sino también contribuir significativamente a la lucha global contra el cambio climático.