Las sanciones de Estados Unidos contra Venezuela permiten operaciones petroleras extranjeras con restricciones, mientras empresas como Repsol y Chevron impulsan la producción petrolera del país.
Estados Unidos reactivó sanciones petroleras contra Venezuela en abril pasado, aunque con un alivio que permite a empresas extranjeras operar con restricciones.
La flexibilización, implementada en octubre de 2023 como incentivo para elecciones presidenciales libres, se revirtió parcialmente tras el incumplimiento de compromisos por parte del gobierno de Nicolás Maduro. La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) otorga licencias individuales para operar en Venezuela, revisadas mensualmente, lo que genera incertidumbre sobre su continuidad.
La cooperación internacional en el sector energético ha crecido, con acuerdos entre Venezuela y empresas como Repsol y Maurel & Prom, que obtuvieron licencias de Estados Unidos en mayo pasado. Las empresas extranjeras son responsables del aumento de la producción petrolera en Venezuela, que creció un 17.9% desde octubre de 2023 hasta agosto de 2024, alcanzando los 927 mil barriles diarios. De ese total, dos tercios dependen de empresas mixtas con multinacionales como Chevron.
Si las sanciones se endurecieran nuevamente, Venezuela no solo enfrentaría dificultades para mantener su producción actual, sino que también perdería acceso a los mercados europeo y norteamericano, lo que afectaría su flujo de caja y la estabilidad económica.
Las exportaciones de petróleo representan una fuente crucial de divisas que ayuda a estabilizar el tipo de cambio y controlar la inflación en el país.
A pesar de las tensiones geopolíticas globales, Venezuela sigue buscando estabilidad energética mundial. Héctor Obregón, presidente de Petróleos de Venezuela (PDVSA), ha destacado la importancia de las alianzas estratégicas, como la que mantienen con Repsol, para mantener la producción y fomentar el equilibrio energético global.