Pemex enfrenta protestas de proveedores por una deuda de 400 mil millones de pesos. El gobierno analiza refinanciar parte de la deuda con bonos globales.
Petróleos Mexicanos (Pemex) enfrenta una crisis de deuda con proveedores que asciende a 400 mil millones de pesos, lo que ha desencadenado protestas y bloqueos por parte de trabajadores y empresarios afectados.
Esta cifra triplica los 126 mil millones reconocidos oficialmente por la petrolera. Ante esta situación, el gobierno de Claudia Sheinbaum y las Secretarías de Hacienda y Energía buscan soluciones urgentes para evitar mayores conflictos.
Entre las alternativas en análisis está el refinanciamiento de pasivos mediante bonos globales. Esta estrategia permitiría a los proveedores obtener liquidez al intercambiar pagarés en el mercado secundario. Pemex ya utilizó un esquema similar en 2022, logrando refinanciar deudas internacionales por 2 mil millones de dólares. En esta ocasión, se plantea refinanciar 5 mil millones de dólares, priorizando proveedores internacionales, con el respaldo de Citigroup para garantizar la operación.
Sin embargo, esta medida es vista como un paliativo, ya que no resuelve la crisis de fondo ni el impacto para los proveedores, quienes apenas recuperarían una fracción de las cuentas por cobrar. Empresarios locales y legisladores han exigido una reestructura total, pero esta no está contemplada en el Plan de Energía del gobierno.
El tiempo también es un factor crítico: los recursos para cubrir facturas en 2024 son limitados, y cualquier nueva emisión de deuda o capitalización tendría que esperar hasta mediados de 2025. Esta crisis afecta directamente a proveedores estratégicos y obras prioritarias como la Refinería Dos Bocas, lo que podría repercutir en la producción y objetivos de la empresa.
La instrucción presidencial es reconocer la deuda completa y plantear un plan de pagos a mediano plazo, aunque la viabilidad de estas medidas sigue en análisis.