Ucrania finaliza el tránsito de gas ruso hacia Europa, rechazando un contrato con Gazprom. Países europeos buscan alternativas, mientras Rusia minimiza el impacto.
Ucrania dejó de ser un país de tránsito para el gas natural ruso hacia Europa, tras la decisión de no renovar un contrato con Gazprom que expiró este martes. Este sistema de gasoductos permitía a Rusia exportar gas a Austria, Hungría, Eslovaquia y Moldavia, generando a Ucrania ingresos anuales de 700 millones de dólares.
Sin embargo, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, afirmó que no permitirán que Rusia “gane miles de millones adicionales” mientras continúa su agresión contra Ucrania.
El presidente ruso, Vladímir Putin, expresó confianza en que Gazprom podrá manejar la pérdida, aunque advirtió sobre un posible aumento en los precios del gas. Rusia incluso propuso desviar el tránsito de gas a través de Polonia, aunque esta ruta también enfrenta restricciones.
La Unión Europea (UE) aseguró que la situación tendrá un impacto limitado en la seguridad de suministro energético, ya que el fin del tránsito era algo previsto. No obstante, países como Moldavia, que depende del gas ruso para su principal central termoeléctrica, han declarado emergencias energéticas.
En la región separatista de Transnistria, la dependencia del gas ruso agrava la crisis.
En respuesta al corte, líderes europeos como el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, sugirieron que las compañías europeas compren el gas en la frontera entre Ucrania y Rusia para obligar a Kiev a mantener el tránsito bajo acuerdos de libre comercio con la UE. Por su parte, el primer ministro eslovaco, Robert Fico, amenazó con represalias como el corte del suministro de electricidad de emergencia a Ucrania, lo que desató críticas de Zelenski, quien calificó estas amenazas como alineadas con los intereses de Rusia.
Este cambio marca una ruptura histórica en la relación energética entre Rusia y Europa, forzando la búsqueda de alternativas en un contexto de tensión política y energética.
Ucrania finaliza el tránsito de gas ruso hacia Europa, rechazando un contrato con Gazprom. Países europeos buscan alternativas, mientras Rusia minimiza el impacto.
Ucrania dejó de ser un país de tránsito para el gas natural ruso hacia Europa, tras la decisión de no renovar un contrato con Gazprom que expiró este martes. Este sistema de gasoductos permitía a Rusia exportar gas a Austria, Hungría, Eslovaquia y Moldavia, generando a Ucrania ingresos anuales de 700 millones de dólares.
Sin embargo, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, afirmó que no permitirán que Rusia “gane miles de millones adicionales” mientras continúa su agresión contra Ucrania.
El presidente ruso, Vladímir Putin, expresó confianza en que Gazprom podrá manejar la pérdida, aunque advirtió sobre un posible aumento en los precios del gas. Rusia incluso propuso desviar el tránsito de gas a través de Polonia, aunque esta ruta también enfrenta restricciones.
La Unión Europea (UE) aseguró que la situación tendrá un impacto limitado en la seguridad de suministro energético, ya que el fin del tránsito era algo previsto. No obstante, países como Moldavia, que depende del gas ruso para su principal central termoeléctrica, han declarado emergencias energéticas.
En la región separatista de Transnistria, la dependencia del gas ruso agrava la crisis.
En respuesta al corte, líderes europeos como el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, sugirieron que las compañías europeas compren el gas en la frontera entre Ucrania y Rusia para obligar a Kiev a mantener el tránsito bajo acuerdos de libre comercio con la UE. Por su parte, el primer ministro eslovaco, Robert Fico, amenazó con represalias como el corte del suministro de electricidad de emergencia a Ucrania, lo que desató críticas de Zelenski, quien calificó estas amenazas como alineadas con los intereses de Rusia.
Este cambio marca una ruptura histórica en la relación energética entre Rusia y Europa, forzando la búsqueda de alternativas en un contexto de tensión política y energética.