Donald Trump reautorizó la perforación de petróleo y gas en 625 millones de acres vetados por Joe Biden, destacando la necesidad de dominio energético para Estados Unidos.
El presidente estadounidense, Donald Trump, reautorizó la perforación de petróleo y gas en 625 millones de acres de tierras federales que habían sido protegidas por su predecesor, Joe Biden.
Durante un anuncio en la Casa Blanca, Trump calificó la decisión de Biden como un error perjudicial para el país y destacó la importancia de recuperar estos recursos energéticos. Doug Burgum, secretario de Interior, argumentó que estas áreas no deben ser controladas por burócratas de Washington y que su explotación garantizará un retorno de inversión para los estadounidenses.
Las áreas afectadas incluyen porciones del océano Atlántico, el Pacífico, el mar de Bering y el Golfo de México, rebautizado por la administración Trump como el “Golfo de América”.
La decisión se acompañó de una orden ejecutiva que establece la creación del Consejo Nacional de Dominio Energético, dirigido por Burgum. Este organismo asesorará a la presidencia sobre estrategias para incrementar la producción de energía, facilitar inversiones del sector privado y mejorar la infraestructura de transporte y exportación de recursos energéticos.
Trump enfatizó que Estados Unidos debe fortalecer su posición como líder energético mundial, promoviendo la independencia y seguridad energética. Esta medida busca también reducir la dependencia de fuentes extranjeras y potenciar la inversión en tecnologías energéticas avanzadas.
El decreto ha generado reacciones mixtas: mientras el sector energético lo celebra, grupos ambientalistas y legisladores demócratas advierten sobre posibles impactos ambientales y la necesidad de una transición hacia energías limpias.
Donald Trump reautorizó la perforación de petróleo y gas en 625 millones de acres vetados por Joe Biden, destacando la necesidad de dominio energético para Estados Unidos.
El presidente estadounidense, Donald Trump, reautorizó la perforación de petróleo y gas en 625 millones de acres de tierras federales que habían sido protegidas por su predecesor, Joe Biden.
Durante un anuncio en la Casa Blanca, Trump calificó la decisión de Biden como un error perjudicial para el país y destacó la importancia de recuperar estos recursos energéticos. Doug Burgum, secretario de Interior, argumentó que estas áreas no deben ser controladas por burócratas de Washington y que su explotación garantizará un retorno de inversión para los estadounidenses.
Las áreas afectadas incluyen porciones del océano Atlántico, el Pacífico, el mar de Bering y el Golfo de México, rebautizado por la administración Trump como el “Golfo de América”.
La decisión se acompañó de una orden ejecutiva que establece la creación del Consejo Nacional de Dominio Energético, dirigido por Burgum. Este organismo asesorará a la presidencia sobre estrategias para incrementar la producción de energía, facilitar inversiones del sector privado y mejorar la infraestructura de transporte y exportación de recursos energéticos.
Trump enfatizó que Estados Unidos debe fortalecer su posición como líder energético mundial, promoviendo la independencia y seguridad energética. Esta medida busca también reducir la dependencia de fuentes extranjeras y potenciar la inversión en tecnologías energéticas avanzadas.
El decreto ha generado reacciones mixtas: mientras el sector energético lo celebra, grupos ambientalistas y legisladores demócratas advierten sobre posibles impactos ambientales y la necesidad de una transición hacia energías limpias.