La SENER prevé que México incrementará su producción de crudo en 44.6% para 2030, incluyendo aportes de no convencionales y aguas profundas.
La Secretaría de Energía (SENER) de México proyecta un incremento significativo en la producción de petróleo para 2030, alcanzando los 2.39 millones de barriles diarios, un 44.6% más que en 2023, y marcando el mayor nivel desde 2014.
Este aumento se atribuye a la inclusión de recursos no convencionales a partir de 2025 y de aguas profundas desde 2028. A pesar de las reservas respecto al fracking, la dependencia federal anticipa la explotación de shale con tecnología que mitigue impactos ambientales.
También se espera un aporte de aguas profundas, particularmente del proyecto Trion. Sin embargo, tras el pico de 2030, se prevé una declinación en la producción para 2037, estimándose en 2.037 millones de barriles diarios, debido a la falta de rondas de licitación de bloques de exploración y producción.
La actual administración suspendió las rondas de licitación en 2018, lo que ha provocado que el ritmo de trabajos exploratorios nuevo haya bajado drásticamente.
Además, se anticipa que la producción de condensados alcanzará su máximo en 2024, disminuyendo significativamente hacia 2037, una vez que los campos “estratégicos” de Pemex comiencen su declinación.
Estas proyecciones sugieren que, aunque se espera un crecimiento en la producción a corto y mediano plazo, a largo plazo la tendencia será descendente.
Esta prospectiva refleja un ajuste de las expectativas del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien inicialmente proyectó una producción de 2.6 millones de barriles diarios al final de su sexenio, revisando luego la cifra a dos millones.
El análisis contrasta el leve aumento en la producción de 2023 con la caída durante el gobierno anterior, destacando los desafíos y ajustes en la política energética de México.
La SENER prevé que México incrementará su producción de crudo en 44.6% para 2030, incluyendo aportes de no convencionales y aguas profundas.
La Secretaría de Energía (SENER) de México proyecta un incremento significativo en la producción de petróleo para 2030, alcanzando los 2.39 millones de barriles diarios, un 44.6% más que en 2023, y marcando el mayor nivel desde 2014.
Este aumento se atribuye a la inclusión de recursos no convencionales a partir de 2025 y de aguas profundas desde 2028. A pesar de las reservas respecto al fracking, la dependencia federal anticipa la explotación de shale con tecnología que mitigue impactos ambientales.
También se espera un aporte de aguas profundas, particularmente del proyecto Trion. Sin embargo, tras el pico de 2030, se prevé una declinación en la producción para 2037, estimándose en 2.037 millones de barriles diarios, debido a la falta de rondas de licitación de bloques de exploración y producción.
La actual administración suspendió las rondas de licitación en 2018, lo que ha provocado que el ritmo de trabajos exploratorios nuevo haya bajado drásticamente.
Además, se anticipa que la producción de condensados alcanzará su máximo en 2024, disminuyendo significativamente hacia 2037, una vez que los campos “estratégicos” de Pemex comiencen su declinación.
Estas proyecciones sugieren que, aunque se espera un crecimiento en la producción a corto y mediano plazo, a largo plazo la tendencia será descendente.
Esta prospectiva refleja un ajuste de las expectativas del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien inicialmente proyectó una producción de 2.6 millones de barriles diarios al final de su sexenio, revisando luego la cifra a dos millones.
El análisis contrasta el leve aumento en la producción de 2023 con la caída durante el gobierno anterior, destacando los desafíos y ajustes en la política energética de México.