El Gobierno de Perú descarta privatizar Petroperú pese a su crisis financiera, que incluye alta deuda y bajas ventas. Se priorizará la estabilidad estatal.
La empresa estatal Petroperú “no será privatizada”, afirmó este martes Freddy Hinojosa, vocero de la presidencia de Perú, tras la controversia generada por el consejo de administración de la compañía al señalar una crisis financiera “extremadamente grave” y sugerir una gestión privada como solución.
Hinojosa aseguró que “el Gobierno de la presidenta Dina Boluarte no privatizará Petroperú” durante una rueda de prensa en el Palacio de Gobierno.
Esta declaración busca calmar la polémica iniciada el lunes, tras el comunicado del nuevo consejo de administración de la petrolera, compuesto por expertos designados por los ministerios de Economía, Energía y Minas, y representantes de los trabajadores. Los sindicatos de trabajadores de compañía, que se encargan del transporte, refinación, distribución y comercialización de combustibles y derivados del petróleo en Perú, exigieron la renuncia del directorio por sugerir la privatización de la empresa.
El consejo de administración de Petroperú, en un comunicado público, atribuyó la crisis financiera a un fuerte endeudamiento por la construcción de la nueva refinería de Talara, cuyo costo casi se triplicó. La empresa proyecta una reducción de ventas del 30% en comparación con 2022 y pérdidas superiores al 164% de ese mismo año. En este contexto, solicitar mayor financiamiento del Estado sería “irresponsable y un acto de inmoralidad”, indicó en un comunicado.
El comunicado detalló que la petrolera estatal opera con un limitado crecimiento de ingresos y baja rentabilidad, con ventas proyectadas para 2024 de 3 mil 977 millones de dólares (30% menos que en 2022) y pérdidas de 716 millones de dólares (164% más que en 2022). El Ebitda proyectado para este año es de 135 millones de dólares, insuficiente para cubrir cualquier pago de deuda.
Petroperú también ha perdido competitividad, reduciendo su cuota de mercado del 51% al 25%, y sufre de inestabilidad en su dirección y gobernanza. La crisis financiera se debe a demoras, en su mayoría por causas exógenas, y a una gestión ineficiente que ha generado un fuerte endeudamiento para la construcción de la refinería de Talara, cuyo largo proceso de arranque y estabilización no concluido ha impactado negativamente las finanzas de la empresa.
El directorio advirtió que la incertidumbre en el proceso de estabilización de la refinería genera serias vulnerabilidades financieras futuras, lo que podría llevar al Estado a seguir capitalizando la empresa. Según los cálculos más recientes, Petroperú requiere 2 mil 200 millones de dólares adicionales del Estado peruano.