Por: Ramón López
El potencial del noreste de México como región de estudio de análogos de yacimientos de aguas profundas es de primer orden mundial. Rocas que una vez fueron sedimentos en las profundidades de antiguos océanos se exponen a los que las quieran visitar. El ingrediente básico para su buena observación es la falta de suelo y vegetación. Y eso es buena parte del noreste de México; un lugar árido lleno de respuestas para esos ansiados modelos que predicen la distribución en el espacio de distintos tipos de roca y sedimento en yacimientos de aguas profundas.
El área a explorar es vasta. Los estados de Zacatecas, Nuevo León, Coahuila y Chihuahua esconden muchas respuestas. Antiguos canales submarinos develan sus entrañas (en términos más técnicos: su arquitectura sedimentaria). Abanicos submarinos que una vez dominaron llanuras abisales de los mares de la Cuenca de Sabinas se dejan ver y tocar a través de interminables secuencias de capas de areniscas.
El primer paso es seleccionar, entre miles de kilómetros cuadrados, lugares que muestren suficiente evidencia para ser considerados análogos de algún tipo de sistema sedimentario de aguas profundas. Una vez encontrado un análogo que resulte de interés para las petroleras, se pasa al trabajo minucioso para crear modelos de predicción. Se requiere paciencia, determinación, financiación y entusiasmo. Sin todo ello, no hay buenos resultados.
Desde hace unos años me propuse visitar la Cuenca de la Popa (Nuevo León) en asociación con una geóloga de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Lo tomé primero como una oportunidad para aprender, de la misma forma que personal de petroleras ha sido llevado a los afloramientos de La Popa para ser adiestrado. Para mi sorpresa, haciendo cartografía geológica en la zona del diapiro El Gordo, descubrimos un gran potencial no visto hasta la fecha. Es sin duda uno de los mejores lugares del mundo donde se puede construir un modelo de predicción de formación de sistemas de canales y lóbulos de mini-cuenca asociados al crecimiento un diapiro. Los datos recogidos en el campo fueron tan alentadores que hemos decidido continuar trabajando en la Cuenca de la Popa durante un tiempo indefinido para crear los mejor posibles modelos de predicción. Y esto es sólo un aperitivo. Las viejas aguas profundas del noreste de México son inmensas, y hay trabajo para muchos más especialistas en sedimentología
(ve un resumen de nuestros resultados en:
https://youtu.be/nPuxEMUCM2A
Por: Ramón López
El potencial del noreste de México como región de estudio de análogos de yacimientos de aguas profundas es de primer orden mundial. Rocas que una vez fueron sedimentos en las profundidades de antiguos océanos se exponen a los que las quieran visitar. El ingrediente básico para su buena observación es la falta de suelo y vegetación. Y eso es buena parte del noreste de México; un lugar árido lleno de respuestas para esos ansiados modelos que predicen la distribución en el espacio de distintos tipos de roca y sedimento en yacimientos de aguas profundas.
El área a explorar es vasta. Los estados de Zacatecas, Nuevo León, Coahuila y Chihuahua esconden muchas respuestas. Antiguos canales submarinos develan sus entrañas (en términos más técnicos: su arquitectura sedimentaria). Abanicos submarinos que una vez dominaron llanuras abisales de los mares de la Cuenca de Sabinas se dejan ver y tocar a través de interminables secuencias de capas de areniscas.
El primer paso es seleccionar, entre miles de kilómetros cuadrados, lugares que muestren suficiente evidencia para ser considerados análogos de algún tipo de sistema sedimentario de aguas profundas. Una vez encontrado un análogo que resulte de interés para las petroleras, se pasa al trabajo minucioso para crear modelos de predicción. Se requiere paciencia, determinación, financiación y entusiasmo. Sin todo ello, no hay buenos resultados.
Desde hace unos años me propuse visitar la Cuenca de la Popa (Nuevo León) en asociación con una geóloga de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Lo tomé primero como una oportunidad para aprender, de la misma forma que personal de petroleras ha sido llevado a los afloramientos de La Popa para ser adiestrado. Para mi sorpresa, haciendo cartografía geológica en la zona del diapiro El Gordo, descubrimos un gran potencial no visto hasta la fecha. Es sin duda uno de los mejores lugares del mundo donde se puede construir un modelo de predicción de formación de sistemas de canales y lóbulos de mini-cuenca asociados al crecimiento un diapiro. Los datos recogidos en el campo fueron tan alentadores que hemos decidido continuar trabajando en la Cuenca de la Popa durante un tiempo indefinido para crear los mejor posibles modelos de predicción. Y esto es sólo un aperitivo. Las viejas aguas profundas del noreste de México son inmensas, y hay trabajo para muchos más especialistas en sedimentología
(ve un resumen de nuestros resultados en:
https://youtu.be/nPuxEMUCM2A