Por: Luis Enrique Moreno
Tras las -por fin terminadas- campañas electorales, el debate en torno a la industria de la refinación comenzó a ser un habitué en diversas mesas de diálogo a lo largo del país, muchas opiniones encontradas rondan en torno a la viabilidad de la construcción de una nueva refinería para el consumo interno y exportación de petrolíferos, no obstante, dichos debates se reducen, habiendo honrosas excepciones, al análisis de la refinación con el único fin de producir combustibles.
Desde dicha tribuna reduccionista, los detractores indican que el consumo de gasolinas disminuirá notablemente en el corto plazo en México, impulsado por las nuevas tecnologías que desplazan el uso del motor de combustión interna, claro, únicamente están considerando el parque vehicular y nunca el transporte acuático ni aeronaves. De igual forma, imaginar un retiro significativo de los más de 30 millones de vehículos registrados en el país no se antoja como una tarea sencilla.
Evidentemente, dicha tarea tendería a complicarse si se crean las condiciones de un mercado con abasto de gasolina constante a través de una nueva refinería, y dejando claro que el cambio climático es una realidad, impulsar otro tipo de tecnologías de movilidad para minar la cantidad de emisiones vehiculares es benéfico para todos. Esta reducción de emisiones también debería considerar las emisiones industriales y el transporte de carga pesada, para lo cual se requiere mejorar la oferta de soluciones alternativas en estos rubros. No está de más recordar que en México no se tiene desarrollo a gran escala en este tipo de tecnologías. ¡Urgen los grandes buques y ferrocarriles cero emisiones!
Por su parte, los que propugnan por la nueva refinería, no toman en cuenta -entre muchas otras cosas- que la creación de nuevas instalaciones para la refinación implican muchos más gastos que solo la construcción de la planta en sí. Debe pensarse en infraestructura para el transporte de la materia prima y redes de distribución con estándares de seguridad adecuados a las necesidades del país, se debe tener abastecimiento constante de hidrocarburos -lo cual implica mayores inversiones en exploración y producción- así como contar con un mercado que demande el total de tus productos para no tener que malvenderlo. Dichos puntos elevan el costo total de la inversión, que dicen, es necesaria para la construcción de una nueva refinería.
Ahondando un poco en el punto de la existencia de un mercado para colocar los productos, los mismos pro-refiniería alegan que hay suficientes autos para cubrir la oferta de gasolinas producidas, empero, no mencionan que los precios de una gasolina nacional producida por nuevas instalaciones, podrían ser más caros que los del combustible importado. Esto porque ya se ha creado un corredor comercial, que aunque depende de intereses externos, otorga gran certidumbre -exclusivamente en el aspecto técnico- gracias a que provienen de las refinerías de siempre, con gran experiencia y confianza.
Una nueva refinería, pese a que los ingenieros mexicanos hacen maravillas en la refinación para no dejar caer la producción, podría traer problemas de desabasto en lo que se transita por una curva de experiencia. Más aún, e insistiendo, las refinerías producen más que solo gasolinas ¿dónde se podrían colocar los demás productos cuando en México, por ejemplo, no existe una industria petroquímica robusta?
Se puede hacer negocio de la refinación.
Mientras que en el mundo sí se trabaja en nuevos proyectos de infraestructura para refinación, como reacondicionamiento para aumentar los volúmenes generados así como nuevas instalaciones*, en México se menciona que este sector de la cadena de producción no es negocio y se prefiere seguir importando más de la mitad de los petrolíferos que se consumen en la nación. Esto afecta de manera terrible la seguridad energética nacional, ya que, visto desde perspectivas que trascienden la viabilidad técnica -analizada anteriormente- de los productos, las otras naciones a las que compramos, podrían, con algunos reparos quizá, redirigir su producción a otros mercados, incrementar los precios, o bloquear el suministro al país con consecuencias catastróficas. Además, algunos de los organismos y personalidades que mencionan la nula viabilidad del negocio de la refinación, se han visto envueltos en graves conflictos de intereses derivados por las jugosas comisiones que reciben posterior a cada compra realizada de petrolíferos en el extranjero.
Más allá del tema de seguridad energética nacional, la edificación de una industria del procesamiento de hidrocarburos podría traer consigo, además de la evidente generación de empleos, el crecimiento de otras industrias que dependen de los refinados, como la petroquímica o la industria de los plásticos y fibras sintéticas para el consumo diario. A partir del crecimiento o desarrollo de estos sectores se podrían generar dividendos que motiven la refinación de hidrocarburos, pudiendo así absorber el total de la cadena de valor de dicho recurso natural, del cual, México tiene la fortuna de contar con abundantes reservas.
Para empezar a generar un negocio redituable a mediano plazo, ni siquiera es necesario pensar en una nueva refinería. Actualmente, las refinerías en el país tienen la capacidad de procesar cerca de 1.6 millones de bpd, el año pasado únicamente se refinaron, en promedio, 770,000 bpd. Basta, como un primer paso sólido, con empezar a reacondicionar el sector para que las plantas puedan producir con mayor eficiencia -y seguridad sobre todo- retomando el control nacional sobre nuestros energéticos y dejando de a poco la dependencia con el extranjero. Pemex, como empresa productiva del estado, debería considerar absorber el total de la cadena de producción, ya tienen la experiencia en el sector, así como la confianza nacional y de nacionales en el extranjero para comercializar su producto y quizá, con el pretexto de que se tenga un mercado inundado de petrolíferos, podrían surgir nuevas industrias que dependan de estos insumos o crecer las ya existentes para el bienestar de la nación.
* https://www.freedoniagroup.com/Content/Blog/2017/05/10/Two-New-Oil-Refineries-Planned-for-Texas-The-Biggest-in-40-Years
Por: Luis Enrique Moreno
Tras las -por fin terminadas- campañas electorales, el debate en torno a la industria de la refinación comenzó a ser un habitué en diversas mesas de diálogo a lo largo del país, muchas opiniones encontradas rondan en torno a la viabilidad de la construcción de una nueva refinería para el consumo interno y exportación de petrolíferos, no obstante, dichos debates se reducen, habiendo honrosas excepciones, al análisis de la refinación con el único fin de producir combustibles.
Desde dicha tribuna reduccionista, los detractores indican que el consumo de gasolinas disminuirá notablemente en el corto plazo en México, impulsado por las nuevas tecnologías que desplazan el uso del motor de combustión interna, claro, únicamente están considerando el parque vehicular y nunca el transporte acuático ni aeronaves. De igual forma, imaginar un retiro significativo de los más de 30 millones de vehículos registrados en el país no se antoja como una tarea sencilla.
Evidentemente, dicha tarea tendería a complicarse si se crean las condiciones de un mercado con abasto de gasolina constante a través de una nueva refinería, y dejando claro que el cambio climático es una realidad, impulsar otro tipo de tecnologías de movilidad para minar la cantidad de emisiones vehiculares es benéfico para todos. Esta reducción de emisiones también debería considerar las emisiones industriales y el transporte de carga pesada, para lo cual se requiere mejorar la oferta de soluciones alternativas en estos rubros. No está de más recordar que en México no se tiene desarrollo a gran escala en este tipo de tecnologías. ¡Urgen los grandes buques y ferrocarriles cero emisiones!
Por su parte, los que propugnan por la nueva refinería, no toman en cuenta -entre muchas otras cosas- que la creación de nuevas instalaciones para la refinación implican muchos más gastos que solo la construcción de la planta en sí. Debe pensarse en infraestructura para el transporte de la materia prima y redes de distribución con estándares de seguridad adecuados a las necesidades del país, se debe tener abastecimiento constante de hidrocarburos -lo cual implica mayores inversiones en exploración y producción- así como contar con un mercado que demande el total de tus productos para no tener que malvenderlo. Dichos puntos elevan el costo total de la inversión, que dicen, es necesaria para la construcción de una nueva refinería.
Ahondando un poco en el punto de la existencia de un mercado para colocar los productos, los mismos pro-refiniería alegan que hay suficientes autos para cubrir la oferta de gasolinas producidas, empero, no mencionan que los precios de una gasolina nacional producida por nuevas instalaciones, podrían ser más caros que los del combustible importado. Esto porque ya se ha creado un corredor comercial, que aunque depende de intereses externos, otorga gran certidumbre -exclusivamente en el aspecto técnico- gracias a que provienen de las refinerías de siempre, con gran experiencia y confianza.
Una nueva refinería, pese a que los ingenieros mexicanos hacen maravillas en la refinación para no dejar caer la producción, podría traer problemas de desabasto en lo que se transita por una curva de experiencia. Más aún, e insistiendo, las refinerías producen más que solo gasolinas ¿dónde se podrían colocar los demás productos cuando en México, por ejemplo, no existe una industria petroquímica robusta?
Se puede hacer negocio de la refinación.
Mientras que en el mundo sí se trabaja en nuevos proyectos de infraestructura para refinación, como reacondicionamiento para aumentar los volúmenes generados así como nuevas instalaciones*, en México se menciona que este sector de la cadena de producción no es negocio y se prefiere seguir importando más de la mitad de los petrolíferos que se consumen en la nación. Esto afecta de manera terrible la seguridad energética nacional, ya que, visto desde perspectivas que trascienden la viabilidad técnica -analizada anteriormente- de los productos, las otras naciones a las que compramos, podrían, con algunos reparos quizá, redirigir su producción a otros mercados, incrementar los precios, o bloquear el suministro al país con consecuencias catastróficas. Además, algunos de los organismos y personalidades que mencionan la nula viabilidad del negocio de la refinación, se han visto envueltos en graves conflictos de intereses derivados por las jugosas comisiones que reciben posterior a cada compra realizada de petrolíferos en el extranjero.
Más allá del tema de seguridad energética nacional, la edificación de una industria del procesamiento de hidrocarburos podría traer consigo, además de la evidente generación de empleos, el crecimiento de otras industrias que dependen de los refinados, como la petroquímica o la industria de los plásticos y fibras sintéticas para el consumo diario. A partir del crecimiento o desarrollo de estos sectores se podrían generar dividendos que motiven la refinación de hidrocarburos, pudiendo así absorber el total de la cadena de valor de dicho recurso natural, del cual, México tiene la fortuna de contar con abundantes reservas.
Para empezar a generar un negocio redituable a mediano plazo, ni siquiera es necesario pensar en una nueva refinería. Actualmente, las refinerías en el país tienen la capacidad de procesar cerca de 1.6 millones de bpd, el año pasado únicamente se refinaron, en promedio, 770,000 bpd. Basta, como un primer paso sólido, con empezar a reacondicionar el sector para que las plantas puedan producir con mayor eficiencia -y seguridad sobre todo- retomando el control nacional sobre nuestros energéticos y dejando de a poco la dependencia con el extranjero. Pemex, como empresa productiva del estado, debería considerar absorber el total de la cadena de producción, ya tienen la experiencia en el sector, así como la confianza nacional y de nacionales en el extranjero para comercializar su producto y quizá, con el pretexto de que se tenga un mercado inundado de petrolíferos, podrían surgir nuevas industrias que dependan de estos insumos o crecer las ya existentes para el bienestar de la nación.
* https://www.freedoniagroup.com/Content/Blog/2017/05/10/Two-New-Oil-Refineries-Planned-for-Texas-The-Biggest-in-40-Years