La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) presentó la actualización del documento Transición hacia mercados competidos de energía: gasolinas y diésel de 2016, con el objetivo de aportar nueva información útil sobre el desempeño de estos mercados desde su apertura a la participación de actores privados, así como recomendaciones de política pública a autoridades del sector y reguladores para fomentar un abasto eficiente de estos energéticos a los precios más bajos posibles.
En el mismo sentido del análisis original, tanto el diagnóstico como las recomendaciones refrendan la necesidad de eliminar obstáculos regulatorios para la inversión en infraestructura de almacenamiento y distribución de petrolíferos, así como en gasolineras.
El documento, subrayan la falta de aplicación rigurosa de la regulación asimétrica a Petróleos Mexicanos (Pemex), generando incertidumbre sobre cómo los privados estarán en posibilidades de competir, y la carencia de información pública relevante para tomar las mejores decisiones sobre el desarrollo del mercado.
“Lo anterior inhibe su adecuado funcionamiento, limita la atracción de inversiones y la participación de empresas diferentes a Pemex, tanto en el mercado mayorista como en el expendio al público”, dice el documento presentado hoy.
El regulador asegura que esta situación es relevante, si se recuerda que el precio final pagado por los consumidores es, en gran medida, la suma de todos los costos observados a lo largo de las distintas fases del proceso de abasto.
La Cofece considera que, de atenderse las recomendaciones expuestas en este trabajo, se facilitaría la apertura del mercado de las gasolinas y diésel y su funcionamiento eficiente, lo cual favorecería las condiciones para obtener finalmente los beneficios económicos esperados del sector.
“La Comisión alerta que, de continuar con la tendencia actual, en el corto plazo México observará la continuidad de una intervención costosa del Estado para mantener ciertos niveles de precios y abasto de los combustibles; mientras en el mediano y largo plazos, podría existir un riesgo de desabasto y un aumento de los precios al público, como consecuencia de la falta de opciones diversificadas de suministro de gasolinas y diésel”.