Por: Alejandro Baizabal
La pandemia de coronavirus y la guerra por los precios del petróleo están haciendo temblar al mundo. México se está viendo afectado por todo ello. Esto traerá implicaciones económicas en términos de menor crecimiento y menor demanda de hidrocarburos.
Empezaré por el conflicto petrolero entre los rusos y los árabes, ¿qué sucede aquí? Mientras que el coronavirus ha provocado una baja en el consumo de petróleo, los países de la OPEP y Rusia no llegaron a un acuerdo para estabilizar la oferta y mejorar los precios. Rusia se negó. Por tanto, los árabes amenazaron con elevar su producción, es decir, invadir el mercado de petróleo para abaratar los precios. Es por ello la caída estrepitosa de la mezcla mexicana.
Antes que esto sucediera, en enero de 2020 la Organización Marítima Internacional (OMI) creó una norma que obliga a los barcos a utilizar combustible de menor cantidad de azufre. Esto hace que las refinerías se nutran con mejor calidad de petróleo para enriquecer el producto. Con esto Pemex sufre un primer golpe, pues produce uno de los crudos con mayor contenido de azufre, la mezcla maya.
¿Qué pasa actualmente? Tenía 18 años que no se veían precios tan bajos. Tan solo la mezcla mexicana ha llegado a cotizarse hasta en 14 dólares por barril cuando el gobierno tiene una perspectiva de 49 dólares para este año.
Para que se den una idea, el costo promedio de extracción por barril de petróleo en los campos mexicanos es de USD $14, dependiendo de las condiciones de cada campo.
Si los precios se mantienen por los suelos, obligaría a cancelar varios proyectos petroleros en el país, pues dejarían de ser rentables. Esto traería como consecuencia el impacto en las finanzas públicas.
Tener una economía petrolizada causa incertidumbre en el mercado nacional, pues la volatilidad de este recurso es enorme. Más vale replantear la estrategia, enfocarse en el potencial de Pemex y diversificar el portafolio energético del país.
¿Qué está pasando con los precios de las gasolinas? Resulta que en 2017 se liberalizaron. En pocas palabras, ahora será regulado por factores del mercado internacional, así como de impuestos y logística dentro del país. Al tener la caída en los precios del petróleo y México siendo un importador neto (70% de la demanda) de gasolinas, se ve impactado directamente.
Aquí no termina esto, ya que el coronavirus está paralizando a la nación. Estamos entrando en fase crítica de propagación, y varios países vecinos han reforzado sus medidas para contenerlo.
Este es otro factor que hace que las economías mundiales se contraigan, y se reduzca el consumo de petróleo por el paro de industrias, transporte, etc.
México deberá aplicar las lecciones aprendidas de otros países para mitigar el COVID-19.
El gobierno y la sociedad tendrán un reto enorme, al hacer frente a la pandemia. Tenemos que ser conscientes y responsables para mitigar la propagación, acatando las recomendaciones de las autoridades. ¡Hagamos una campaña de prevención y no de pánico! Estoy seguro que pronto saldremos adelante.
Por: Alejandro Baizabal
La pandemia de coronavirus y la guerra por los precios del petróleo están haciendo temblar al mundo. México se está viendo afectado por todo ello. Esto traerá implicaciones económicas en términos de menor crecimiento y menor demanda de hidrocarburos.
Empezaré por el conflicto petrolero entre los rusos y los árabes, ¿qué sucede aquí? Mientras que el coronavirus ha provocado una baja en el consumo de petróleo, los países de la OPEP y Rusia no llegaron a un acuerdo para estabilizar la oferta y mejorar los precios. Rusia se negó. Por tanto, los árabes amenazaron con elevar su producción, es decir, invadir el mercado de petróleo para abaratar los precios. Es por ello la caída estrepitosa de la mezcla mexicana.
Antes que esto sucediera, en enero de 2020 la Organización Marítima Internacional (OMI) creó una norma que obliga a los barcos a utilizar combustible de menor cantidad de azufre. Esto hace que las refinerías se nutran con mejor calidad de petróleo para enriquecer el producto. Con esto Pemex sufre un primer golpe, pues produce uno de los crudos con mayor contenido de azufre, la mezcla maya.
¿Qué pasa actualmente? Tenía 18 años que no se veían precios tan bajos. Tan solo la mezcla mexicana ha llegado a cotizarse hasta en 14 dólares por barril cuando el gobierno tiene una perspectiva de 49 dólares para este año.
Para que se den una idea, el costo promedio de extracción por barril de petróleo en los campos mexicanos es de USD $14, dependiendo de las condiciones de cada campo.
Si los precios se mantienen por los suelos, obligaría a cancelar varios proyectos petroleros en el país, pues dejarían de ser rentables. Esto traería como consecuencia el impacto en las finanzas públicas.
Tener una economía petrolizada causa incertidumbre en el mercado nacional, pues la volatilidad de este recurso es enorme. Más vale replantear la estrategia, enfocarse en el potencial de Pemex y diversificar el portafolio energético del país.
¿Qué está pasando con los precios de las gasolinas? Resulta que en 2017 se liberalizaron. En pocas palabras, ahora será regulado por factores del mercado internacional, así como de impuestos y logística dentro del país. Al tener la caída en los precios del petróleo y México siendo un importador neto (70% de la demanda) de gasolinas, se ve impactado directamente.
Aquí no termina esto, ya que el coronavirus está paralizando a la nación. Estamos entrando en fase crítica de propagación, y varios países vecinos han reforzado sus medidas para contenerlo.
Este es otro factor que hace que las economías mundiales se contraigan, y se reduzca el consumo de petróleo por el paro de industrias, transporte, etc.
México deberá aplicar las lecciones aprendidas de otros países para mitigar el COVID-19.
El gobierno y la sociedad tendrán un reto enorme, al hacer frente a la pandemia. Tenemos que ser conscientes y responsables para mitigar la propagación, acatando las recomendaciones de las autoridades. ¡Hagamos una campaña de prevención y no de pánico! Estoy seguro que pronto saldremos adelante.