Por: Daniel Sánchez, Especialista de Baker McKenzie
Los sucesos del día de ayer no tienen precedente. Desde luego, muchos factores contribuyeron al resultado, pero este es devastador. Históricamente y desde que se llevan registro a los precios del WTI (esto, después de la Segunda Guerra Mundial), no se habían registrado precios negativos. Más impensable aún fue tener un precio de -$37 Dólares por barril. No muy distante del WTI, la Mezcla Mexicana de Exportación (MME) cerró con un precio récord a la baja en -$2.37 Dólares por barril; a pesar de todo, contrario a lo que pudiera pensarse por haber sido negativo, haber fijado ese precio no fue una mala jugada por el brazo comercializador de PEMEX – PMI. Haber mantenido un precio muy distante del WTI nos hubiera sacado de mercado.
Se espera que los precios suban en el corto plazo (los precios de futuros al mes de junio se mantienen alrededor de los US$24 Dólares por barril), y para entonces el acuerdo a que se llegó en la reunión de la OPEC+ de hace unos días deberá a empezar a mostrar resultados. Sin embargo, no deben desestimarse los efectos que ocasionen que haya muy bajo consumo (o nada de consumo) de productos petrolíferos ante la pandemia por el COVID-19. A pesar de que los precios de otros derivados de petróleo (e.g. las gasolinas), no se estima que bajen de forma dramática, se deberá tener cautela por las ramificaciones en otros sectores de la cadena de valor y suministro. El que tal vez debiera preocupar más es el almacenamiento y logística de transporte; ante la inexistencia de capacidad de almacenamiento de cualesquiera productos, los proveedores de soluciones de logística y transporte (e.g. buques tanque, carro-tanques) jugarán un papel crucial en esta crisis. Estas soluciones, desde luego no serán gratuitas.
Por: Daniel Sánchez, Especialista de Baker McKenzie
Los sucesos del día de ayer no tienen precedente. Desde luego, muchos factores contribuyeron al resultado, pero este es devastador. Históricamente y desde que se llevan registro a los precios del WTI (esto, después de la Segunda Guerra Mundial), no se habían registrado precios negativos. Más impensable aún fue tener un precio de -$37 Dólares por barril. No muy distante del WTI, la Mezcla Mexicana de Exportación (MME) cerró con un precio récord a la baja en -$2.37 Dólares por barril; a pesar de todo, contrario a lo que pudiera pensarse por haber sido negativo, haber fijado ese precio no fue una mala jugada por el brazo comercializador de PEMEX – PMI. Haber mantenido un precio muy distante del WTI nos hubiera sacado de mercado.
Se espera que los precios suban en el corto plazo (los precios de futuros al mes de junio se mantienen alrededor de los US$24 Dólares por barril), y para entonces el acuerdo a que se llegó en la reunión de la OPEC+ de hace unos días deberá a empezar a mostrar resultados. Sin embargo, no deben desestimarse los efectos que ocasionen que haya muy bajo consumo (o nada de consumo) de productos petrolíferos ante la pandemia por el COVID-19. A pesar de que los precios de otros derivados de petróleo (e.g. las gasolinas), no se estima que bajen de forma dramática, se deberá tener cautela por las ramificaciones en otros sectores de la cadena de valor y suministro. El que tal vez debiera preocupar más es el almacenamiento y logística de transporte; ante la inexistencia de capacidad de almacenamiento de cualesquiera productos, los proveedores de soluciones de logística y transporte (e.g. buques tanque, carro-tanques) jugarán un papel crucial en esta crisis. Estas soluciones, desde luego no serán gratuitas.