La publicación del Acuerdo para garantizar la confiabilidad del SEN le da la CFE una ventaja por su producción a través de energías fósiles.
El Acuerdo para garantizar la eficiencia, calidad, confiabilidad, continuidad y seguridad del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) da una ventaja a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
El pasado 1 de mayo, el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE), órgano independiente gestor de la energía eléctrica en México, publicó el “Acuerdo para garantizar la eficiencia, Calidad, Confiabilidad, Continuidad y seguridad del Sistema Eléctrico Nacional, el cual frena la puesta en marcha de 23 proyectos generadores de energía limpia.
El acuerdo publicado por la Secretaría de Energía (SENER) en el Diario Oficial de la Federación (DOF) ordena la suspensión de todas las plantas generadoras de energía eléctrica que se encuentran en fase preoperativa, alegando buscar la estabilidad del SEN.
La SENER y CENACE aseguran que derivado de la emergencia sanitaria por COVID-19 en el país era necesario suspender la entrada al SEN de los nuevos proyectos de generación de energía limpia, aduciendo que la puesta en marcha podría desestabilizar todo el sistema eléctrico.
Este acuerdo retrasa el cambio que se ha observado en años recientes en la producción de energía eléctrica y vuelve a priorizar el uso de combustibles fósiles (contaminantes) para su generación. En 2018 se generaron 6 mil 485 petajoules (cada petajoule equivale a 227 mil 778 megawatts) de energía, asegura el documento.
En nuestro país, el 82.9% de la energía eléctrica se generó a través de hidrocarburos, mayoritariamente gas seco, un residuo que emerge del petróleo al momento de ser destilado.
El 43% se genera a través de carbón, el 2.4% a través de energía nuclear y solo el 10.4% a través de fuentes renovables.
Al frenar la generación de energía a través de fuentes limpias, se daría prioridad a la generación de fuentes contaminantes como son carbón y combustóleo.
El incrementar el procesamiento de crudo en las obsoletas refinerías mexicanas provoca que se produzcan grandes cantidades de combustóleo, explica en entrevista el Ingeniero Fermín Narváez, ex gerente de la Refinería de Cadereyta.
A medida que se incrementa la producción de gasolinas en las seis refinerías del SNR, como parte de la estrategia del gobierno de Andrés Manuel López Obrador para el fortalecimiento de la soberanía energética de México, se aumenta la cantidad de combustóleo disponible en el país.
El combustóleo es un carburante que se emplea fundamentalmente en la transportación marítima y que contiene altas proporciones de azufre, es decir, un combustible altamente contaminante.
Debido a la falta de inversión en modernización de las refinerías, se calcula que por cada barril procesado el 50% se convierte en combustóleo con alto contenido de azufre.
Debido a la entrada en vigor una norma de la Organización Marítima Internacional que prohíbe a las embarcaciones utilizar el combustóleo con alto grado de azufre, la venta de combustóleo de Pemex cayó -10.8% de 2019 a 2020.
La situación se agrava debido a las medidas de confinamiento iniciadas por el gobierno mexicano por el avance de COVID-19, las cuales han frenado la movilidad en las principales ciudades del país.
La escasa movilidad en las grandes ciudades de México han provocado que la demanda de combustibles en el país se haya reducido en más del 60% de acuerdo con datos de la Organización Nacional de Expendedores de Petróleo (ONEPO).
Lo cual ha dejado a Pemex sin espacio disponible para almacenar crudo y petroliferos, por lo que se ha priorizado el almacenaje de petroliferos dejando sin espacio para guardar el combustóleo generado por las refinerías que operan en el país.
Por esto, Pemex se queda con mil barriles diarios de combustóleo que no pueden ser comercializados y que tienen que se utilizados de alguna forma, si es que se quiere mantener el incremento en la producción de gasolinas dentro de las seis refinerías que integran el Sistema Nacional de Refinación (SNR).
La única forma en la que Pemex puede deshacerse del combustóleo es vendiendolo a la CFE para que esta lo pueda convertir en energía eléctrica, pero no se podría utilizar todo si se incrementa la generación a través de fuentes renovables.
Por ley, la energía eléctrica se le debía comprar al proveedor más barato, por lo regular no era la CFE. Con estos cambios ahora la CFE será la primera opción a pesar de que sus precios son los mayores.
En caso de prosperar la decisión de la SENER, las consecuencias serían graves para el país, debido a que es una pésima señal para la inversión privada que se adiciona a otras que hemos visto: la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, las diferencias que se presentaron entre empresas operadoras de gasoductos y la CFE y la cancelación de la planta cervecera de Constellation Brands, en Mexicali.
Porque el gobierno eligió producir con tecnologías que no son amigables para el medio ambiente, incluso en violación de convenios internacionales suscritos por México. Esta política representa un fuerte desincentivo para las energías limpias en el país y para la inversión privada en general.
La producción de energía cara y sucia va en menoscabo de la competitividad económica en México además de las inevitables consecuencias a la salud de todos los mexicanos.
La publicación del Acuerdo para garantizar la confiabilidad del SEN le da la CFE una ventaja por su producción a través de energías fósiles.
El Acuerdo para garantizar la eficiencia, calidad, confiabilidad, continuidad y seguridad del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) da una ventaja a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
El pasado 1 de mayo, el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE), órgano independiente gestor de la energía eléctrica en México, publicó el “Acuerdo para garantizar la eficiencia, Calidad, Confiabilidad, Continuidad y seguridad del Sistema Eléctrico Nacional, el cual frena la puesta en marcha de 23 proyectos generadores de energía limpia.
El acuerdo publicado por la Secretaría de Energía (SENER) en el Diario Oficial de la Federación (DOF) ordena la suspensión de todas las plantas generadoras de energía eléctrica que se encuentran en fase preoperativa, alegando buscar la estabilidad del SEN.
La SENER y CENACE aseguran que derivado de la emergencia sanitaria por COVID-19 en el país era necesario suspender la entrada al SEN de los nuevos proyectos de generación de energía limpia, aduciendo que la puesta en marcha podría desestabilizar todo el sistema eléctrico.
Este acuerdo retrasa el cambio que se ha observado en años recientes en la producción de energía eléctrica y vuelve a priorizar el uso de combustibles fósiles (contaminantes) para su generación. En 2018 se generaron 6 mil 485 petajoules (cada petajoule equivale a 227 mil 778 megawatts) de energía, asegura el documento.
En nuestro país, el 82.9% de la energía eléctrica se generó a través de hidrocarburos, mayoritariamente gas seco, un residuo que emerge del petróleo al momento de ser destilado.
El 43% se genera a través de carbón, el 2.4% a través de energía nuclear y solo el 10.4% a través de fuentes renovables.
Al frenar la generación de energía a través de fuentes limpias, se daría prioridad a la generación de fuentes contaminantes como son carbón y combustóleo.
El incrementar el procesamiento de crudo en las obsoletas refinerías mexicanas provoca que se produzcan grandes cantidades de combustóleo, explica en entrevista el Ingeniero Fermín Narváez, ex gerente de la Refinería de Cadereyta.
A medida que se incrementa la producción de gasolinas en las seis refinerías del SNR, como parte de la estrategia del gobierno de Andrés Manuel López Obrador para el fortalecimiento de la soberanía energética de México, se aumenta la cantidad de combustóleo disponible en el país.
El combustóleo es un carburante que se emplea fundamentalmente en la transportación marítima y que contiene altas proporciones de azufre, es decir, un combustible altamente contaminante.
Debido a la falta de inversión en modernización de las refinerías, se calcula que por cada barril procesado el 50% se convierte en combustóleo con alto contenido de azufre.
Debido a la entrada en vigor una norma de la Organización Marítima Internacional que prohíbe a las embarcaciones utilizar el combustóleo con alto grado de azufre, la venta de combustóleo de Pemex cayó -10.8% de 2019 a 2020.
La situación se agrava debido a las medidas de confinamiento iniciadas por el gobierno mexicano por el avance de COVID-19, las cuales han frenado la movilidad en las principales ciudades del país.
La escasa movilidad en las grandes ciudades de México han provocado que la demanda de combustibles en el país se haya reducido en más del 60% de acuerdo con datos de la Organización Nacional de Expendedores de Petróleo (ONEPO).
Lo cual ha dejado a Pemex sin espacio disponible para almacenar crudo y petroliferos, por lo que se ha priorizado el almacenaje de petroliferos dejando sin espacio para guardar el combustóleo generado por las refinerías que operan en el país.
Por esto, Pemex se queda con mil barriles diarios de combustóleo que no pueden ser comercializados y que tienen que se utilizados de alguna forma, si es que se quiere mantener el incremento en la producción de gasolinas dentro de las seis refinerías que integran el Sistema Nacional de Refinación (SNR).
La única forma en la que Pemex puede deshacerse del combustóleo es vendiendolo a la CFE para que esta lo pueda convertir en energía eléctrica, pero no se podría utilizar todo si se incrementa la generación a través de fuentes renovables.
Por ley, la energía eléctrica se le debía comprar al proveedor más barato, por lo regular no era la CFE. Con estos cambios ahora la CFE será la primera opción a pesar de que sus precios son los mayores.
En caso de prosperar la decisión de la SENER, las consecuencias serían graves para el país, debido a que es una pésima señal para la inversión privada que se adiciona a otras que hemos visto: la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, las diferencias que se presentaron entre empresas operadoras de gasoductos y la CFE y la cancelación de la planta cervecera de Constellation Brands, en Mexicali.
Porque el gobierno eligió producir con tecnologías que no son amigables para el medio ambiente, incluso en violación de convenios internacionales suscritos por México. Esta política representa un fuerte desincentivo para las energías limpias en el país y para la inversión privada en general.
La producción de energía cara y sucia va en menoscabo de la competitividad económica en México además de las inevitables consecuencias a la salud de todos los mexicanos.