Los productos y algunas materias primas tendrán una limitación conforme se tenga una adaptación a la nueva realidad. Siendo el petróleo y gas natural que no tendrán efecto en ello.
El mundo deberá reducir en corto plazo los riesgos de la extracción de los hidrocarburos y en función de tener un precio de la materia prima por arriba del punto de equilibrio deseado en superficie para su comercialización y transformación, a donde este parte última del proceso del negocio dependerá del incremento de la movilidad de la gente económicamente activa en un inicio en forma regional con un aprendizaje de interrelación comercial.
En la parte energética muchas regiones, no tienen la materia prima necesaria para transformar en energía y otras las tienen en abundancia como el caso de EUA/México/Canadá. En el caso de nuestra región debemos aprovechar el nuevo TMEC para no hacer lo mismo como en el TLCAN; a donde México asumió su aportación como armadores de marcas y mano de obra barata; sino aportar avances tecnológicos en la industria de la energía acoplada a generar patentes y nuevas formas de autogenerar tecnología. Esto no se logrará, si continuamos pensando en que las empresas del estado son las responsables de poder cubrir toda la demanda energética e iremos al fracaso en menos de una década por la forma como gastamos el presupuesto.
La reforma energética ha permitido poder tener un mercado abierto y que inició hace cuatro años, el cual debemos de proteger para que entren inversiones ante la contracción económica de inversión por parte de las empresas productivas que están dejando de pagar algunas empresas dentro de la cadena de proveeduría. y no pretender en tirar a la borda lo que costó días, hojas, discusiones, desvelos y desacuerdos para que en el último momento paremos y nos atrasemos ante una nueva realidad en el cambio de la forma de hacer negocios en el mundo y de nuevo empecemos de cero en cada administración futura.
El mundo hasta antes del COVID19 estaba por llegar a lo que sería la era de hiperglobalización (elevada interdependencia en la sociedad mundial) y hoy ante el cambio de la movilidad de las personas con la nueva forma de poder intercambiar productos entre continentes tendrá una pausa en función de los nuevos procesos que se tendrán que implementar a lo largo del aprendizaje y experiencia que tengamos de la pandemia.
Esto trasladara como resultado a regresar en forma momentánea al inicio de la base económica que dio paso a la globalización: La regionalización entre países con frontera cercanas y con alto contenido de intercambio comercial, aprovechando la experiencia de los tratados o acuerdos realizados anteriormente con la modernización que hoy en día tenemos. Es decir, países o regiones deberán empezar a mover sus mercancías, servicio o productos entre países que lo conformen en una forma libre con el objetivo de consolidar cada una de las economías que lo conforman con el objetivo de poder reiniciar con las nuevas prácticas de intercambios que se llevarán en el mundo y regresar hasta el momento que iniciara la pandemia con nuevas prácticas de comercio mundial.
Empresas como Valero, Chevron, Exxon de origen de nuestro vecino de EUA han confiado y creído en poder ser parte del nuevo mercado abierto energético; realizando inversiones en millones de dólares y con el tratado que entró en vigor toman una alta importancia mantenerlas dentro de un ámbito de crecimiento del país.
En México hay que cambiar nuestra posición en la forma que realizamos nuestros negocios; debido a que somos reactivos legales sin fundamento técnico y apenas estamos aprendiendo hacer contratos en energía, sin la influencia y lineamientos que las empresas del estado tenían al tener un mercado cerrado por muchos años.
La regionalización que se llevará acabo por parte del TMEC nos llevará a que seamos un país que ante la falta de una inversión pública que cubra todo el mercado de acuerdo al plan de desarrollo de la nación de la actual administración, podamos como nación asentar las bases bajo el modelo abierto lo que requiere el país y no lo que no podemos cumplir al mercado que demanda una certidumbre de poder tener acceso a consumir. Una vez que se aprenda a vivir con la nueva realidad regresara la globalización y después la hiperglobalización, no haber aprovechado interactuar con nuestros socios quedaremos de nueva cuenta en desventaja en el mundo.
Los próximos dos a tres años México dependerá de una regionalización y será el nuevo inicio de partida que tendremos; una única segunda oportunidad de demostrarnos a nosotros mismos que dejaremos de ser país en vías de desarrollo o emergente y que no debemos desaprovechar ante el reinicio del reloj económico mundial de la forma de comercializar lo que podemos ofrecer al mundo una vez comprendido nuestro mercado interno energético abierto.
Los productos y algunas materias primas tendrán una limitación conforme se tenga una adaptación a la nueva realidad. Siendo el petróleo y gas natural que no tendrán efecto en ello.
El mundo deberá reducir en corto plazo los riesgos de la extracción de los hidrocarburos y en función de tener un precio de la materia prima por arriba del punto de equilibrio deseado en superficie para su comercialización y transformación, a donde este parte última del proceso del negocio dependerá del incremento de la movilidad de la gente económicamente activa en un inicio en forma regional con un aprendizaje de interrelación comercial.
En la parte energética muchas regiones, no tienen la materia prima necesaria para transformar en energía y otras las tienen en abundancia como el caso de EUA/México/Canadá. En el caso de nuestra región debemos aprovechar el nuevo TMEC para no hacer lo mismo como en el TLCAN; a donde México asumió su aportación como armadores de marcas y mano de obra barata; sino aportar avances tecnológicos en la industria de la energía acoplada a generar patentes y nuevas formas de autogenerar tecnología. Esto no se logrará, si continuamos pensando en que las empresas del estado son las responsables de poder cubrir toda la demanda energética e iremos al fracaso en menos de una década por la forma como gastamos el presupuesto.
La reforma energética ha permitido poder tener un mercado abierto y que inició hace cuatro años, el cual debemos de proteger para que entren inversiones ante la contracción económica de inversión por parte de las empresas productivas que están dejando de pagar algunas empresas dentro de la cadena de proveeduría. y no pretender en tirar a la borda lo que costó días, hojas, discusiones, desvelos y desacuerdos para que en el último momento paremos y nos atrasemos ante una nueva realidad en el cambio de la forma de hacer negocios en el mundo y de nuevo empecemos de cero en cada administración futura.
El mundo hasta antes del COVID19 estaba por llegar a lo que sería la era de hiperglobalización (elevada interdependencia en la sociedad mundial) y hoy ante el cambio de la movilidad de las personas con la nueva forma de poder intercambiar productos entre continentes tendrá una pausa en función de los nuevos procesos que se tendrán que implementar a lo largo del aprendizaje y experiencia que tengamos de la pandemia.
Esto trasladara como resultado a regresar en forma momentánea al inicio de la base económica que dio paso a la globalización: La regionalización entre países con frontera cercanas y con alto contenido de intercambio comercial, aprovechando la experiencia de los tratados o acuerdos realizados anteriormente con la modernización que hoy en día tenemos. Es decir, países o regiones deberán empezar a mover sus mercancías, servicio o productos entre países que lo conformen en una forma libre con el objetivo de consolidar cada una de las economías que lo conforman con el objetivo de poder reiniciar con las nuevas prácticas de intercambios que se llevarán en el mundo y regresar hasta el momento que iniciara la pandemia con nuevas prácticas de comercio mundial.
Empresas como Valero, Chevron, Exxon de origen de nuestro vecino de EUA han confiado y creído en poder ser parte del nuevo mercado abierto energético; realizando inversiones en millones de dólares y con el tratado que entró en vigor toman una alta importancia mantenerlas dentro de un ámbito de crecimiento del país.
En México hay que cambiar nuestra posición en la forma que realizamos nuestros negocios; debido a que somos reactivos legales sin fundamento técnico y apenas estamos aprendiendo hacer contratos en energía, sin la influencia y lineamientos que las empresas del estado tenían al tener un mercado cerrado por muchos años.
La regionalización que se llevará acabo por parte del TMEC nos llevará a que seamos un país que ante la falta de una inversión pública que cubra todo el mercado de acuerdo al plan de desarrollo de la nación de la actual administración, podamos como nación asentar las bases bajo el modelo abierto lo que requiere el país y no lo que no podemos cumplir al mercado que demanda una certidumbre de poder tener acceso a consumir. Una vez que se aprenda a vivir con la nueva realidad regresara la globalización y después la hiperglobalización, no haber aprovechado interactuar con nuestros socios quedaremos de nueva cuenta en desventaja en el mundo.
Los próximos dos a tres años México dependerá de una regionalización y será el nuevo inicio de partida que tendremos; una única segunda oportunidad de demostrarnos a nosotros mismos que dejaremos de ser país en vías de desarrollo o emergente y que no debemos desaprovechar ante el reinicio del reloj económico mundial de la forma de comercializar lo que podemos ofrecer al mundo una vez comprendido nuestro mercado interno energético abierto.