La refinería alemana que suministra gasolina, diesel y turbosina a Berlín está en riesgo de quedar fuera de operación por las sanciones al petróleo ruso.
La refinería de Schwedt, en el este de Alemania, es abastecida desde hace décadas por el petróleo ruso. Pero esta planta que sobrevivió a la reunificación podría no recuperarse si se interrumpe la importación de crudo desde Rusia.
“El miedo al futuro es muy parecido al que se registró después de la caída del Muro”, describió Buckhard Opitz para resumir el sentimiento de los cerca de mil 200 empleados de la empresa.
Este hombre de unos 60 años entró a trabajar a la refinería en 1977 y todavía no olvida las turbulencias económicas que acompañaron el proceso de reunificación de Alemania en 1990 que dejó un reguero de plantas industriales desmanteladas y de privatizaciones dolorosas.
La refinería de Schwedt logró sobrevivir con una dura reestructuración, ya que era parte de las más modernas.
Desde la ofensiva lanzada por Rusia en Ucrania, la incertidumbre vuelve a reinar en esta localidad situada cerca de la frontera con Polonia.
La industria se sabe indispensable, ya que produce cerca del 90% de la gasolina y diesel que se consume en Berlín y en las zonas aledañas, incluyendo el queroseno para el aeropuerto, un argumento que no llega a tranquilizar a sus trabajadores.
Para complicar la ecuación, la petrolera estatal rusa Rosneft es accionista mayoritaria de la planta.
El jueves la Unión Europea decidió un embargo contra el carbón ruso, pero el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel advirtió que las sanciones contra el petróleo y el gas de Moscú llegarán “tarde o temprano”.
Alemania se niega a imponer un embargo de forma inmediata al conjunto de los hidrocarburos de Rusia, especialmente al gas. Pero Berlín quiere liberarse de forma progresiva y lograr llevar a cero las comprar de petróleo ruso para finales de año.
Este crudo es la razón de existir de la refinería de Schwedt donde termina una de los ramales del oleoducto más largo del mundo que comienza en sureste de Rusia.
El ducto “Druzhba” fue puesto en marcha en las décadas 1960 para llevar petroleo de la Unión Soviética hacia los países del bloque del Este. Ahora sigue siendo una fuente vital de crudo para numerosas refinerías de Europa central. En ruso “Druzhba” significa amistad.
A finales de 2021, Rosneft había anunciado su intención de aumentar de 54 a 92% su participación en la refinería PCK comprándole su parte a Shell. Ahora el grupo ruso dirigido por Igor Sechin, uno de los oligarcas cercanos a Putin, está bajo sanciones de los países occidentales.
“Entonces el mundo todavía era normal. No había ninguna razón para negarse a una participación rusa, como había asociaciones alemanas en Rusia”, afirmó a la AFP Alexander von Gersdorff, portavoz de la asociación alemana de industrias petrolera En2x.
Hoy está convencido: “Sin petróleo de Rusia, la refinería de Schwedt quedará fuera de servicio. Ya no habrá gasolina ni diésel para Berlín, sus cercanías y la zona occidental de Polonia”, afirmó.
La refinería alemana que suministra gasolina, diesel y turbosina a Berlín está en riesgo de quedar fuera de operación por las sanciones al petróleo ruso.
La refinería de Schwedt, en el este de Alemania, es abastecida desde hace décadas por el petróleo ruso. Pero esta planta que sobrevivió a la reunificación podría no recuperarse si se interrumpe la importación de crudo desde Rusia.
“El miedo al futuro es muy parecido al que se registró después de la caída del Muro”, describió Buckhard Opitz para resumir el sentimiento de los cerca de mil 200 empleados de la empresa.
Este hombre de unos 60 años entró a trabajar a la refinería en 1977 y todavía no olvida las turbulencias económicas que acompañaron el proceso de reunificación de Alemania en 1990 que dejó un reguero de plantas industriales desmanteladas y de privatizaciones dolorosas.
La refinería de Schwedt logró sobrevivir con una dura reestructuración, ya que era parte de las más modernas.
Desde la ofensiva lanzada por Rusia en Ucrania, la incertidumbre vuelve a reinar en esta localidad situada cerca de la frontera con Polonia.
La industria se sabe indispensable, ya que produce cerca del 90% de la gasolina y diesel que se consume en Berlín y en las zonas aledañas, incluyendo el queroseno para el aeropuerto, un argumento que no llega a tranquilizar a sus trabajadores.
Para complicar la ecuación, la petrolera estatal rusa Rosneft es accionista mayoritaria de la planta.
El jueves la Unión Europea decidió un embargo contra el carbón ruso, pero el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel advirtió que las sanciones contra el petróleo y el gas de Moscú llegarán “tarde o temprano”.
Alemania se niega a imponer un embargo de forma inmediata al conjunto de los hidrocarburos de Rusia, especialmente al gas. Pero Berlín quiere liberarse de forma progresiva y lograr llevar a cero las comprar de petróleo ruso para finales de año.
Este crudo es la razón de existir de la refinería de Schwedt donde termina una de los ramales del oleoducto más largo del mundo que comienza en sureste de Rusia.
El ducto “Druzhba” fue puesto en marcha en las décadas 1960 para llevar petroleo de la Unión Soviética hacia los países del bloque del Este. Ahora sigue siendo una fuente vital de crudo para numerosas refinerías de Europa central. En ruso “Druzhba” significa amistad.
A finales de 2021, Rosneft había anunciado su intención de aumentar de 54 a 92% su participación en la refinería PCK comprándole su parte a Shell. Ahora el grupo ruso dirigido por Igor Sechin, uno de los oligarcas cercanos a Putin, está bajo sanciones de los países occidentales.
“Entonces el mundo todavía era normal. No había ninguna razón para negarse a una participación rusa, como había asociaciones alemanas en Rusia”, afirmó a la AFP Alexander von Gersdorff, portavoz de la asociación alemana de industrias petrolera En2x.
Hoy está convencido: “Sin petróleo de Rusia, la refinería de Schwedt quedará fuera de servicio. Ya no habrá gasolina ni diésel para Berlín, sus cercanías y la zona occidental de Polonia”, afirmó.