Los cuellos de botella en las refinerías de petróleo han disparado los precios de la gasolina en los Estados Unidos hasta los 5 dólares el galón, y es poco probable que la crisis termine pronto.
Los precios de la gasolina en los Estados Unidos alcanzaron el sábado los 5 dólares por galón, afectando aún más la situación económica en ese país, el cual enfrenta una inflación por arriba de 6%.
Si bien la prohibición a las importaciones de petróleo y sus derivados de Rusia han agravado la situación, el principal problema se debe a lo que Goldman Sachs ha llamado “cuellos de botella sin precedentes” en las refinerías de ese país.
Las plantas en expansión todavía se están recuperando del impacto de la pandemia de coronavirus y no pueden hacer frente al repunte de la demanda de gasolina, diésel y combustible para aviones. Eso ha hecho subir sus precios.
Desafortunadamente, para los consumidores, los analistas dicen que las refinerías tendrán dificultades para aumentar la producción rápidamente y aliviar la presión inflacionaria.
A medida que COVID-19 sacudió la economía mundial, el consumo de energía se desplomó y muchas refinerías cerraron sus operaciones debido a la baja rentabilidad.
Los analistas de la consultora de energía Wood Mackenzie, estiman que durante la pandemia se perdieron 3 millones de barriles por día de capacidad de refinación.
El principal problema radica en que una vez que cierra una refinería, puede ser difícil hacer que vuelva a funcionar. Inclusive con los altos márgenes de refinación actuales las principales petroleras a nivel mundial descartan mayores inversiones en downstream.
En Europa, el precio del gas natural, un ingrediente clave de la refinación, aumentó a medida que las economías se recuperaron del COVID el año pasado. Eso significó que muchas plantas redujeron su producción, lo que agotó los inventarios.
En otros lugares, la promesa de China de reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero ha hecho que Beijing restrinja severamente la exportación de productos refinados. La medida ha reducido los flujos a Europa, y es poco probable que alguna vez se recuperen por completo.
Además de todo esto, las exportaciones de productos refinados de Rusia han caído, en gran parte como resultado de la “autosanción” de las empresas occidentales.
El enorme aumento en el precio de la gasolina y otros productos refinados está impulsando la vida de la industria de la refinación, aumentando lentamente el suministro, sin embargo, no a la velocidad que los consumidores quizieran.
Los analistas aseguran que es poco probable que se produzcan más aumentos de precios como los que ya se han visto. Pero los conductores no deben esperar una fuerte caída pronto.
Los analistas de Wood Mackenzie dijeron que hasta ahora ha habido pocas señales de la llamada destrucción de la demanda. Además, la temporada alta de conducción de verano en Estados Unidos apenas comienza.
Una gran cantidad de otros problemas persiguen al mercado. La UE acordó prohibir la mayor parte de las exportaciones de petróleo ruso, incluidos los productos refinados.
Mientras tanto, los analistas luchan por predecir cuánto petróleo necesitará China este año, debido a su estricta política de cero COVID. Si la economía se reabre por completo, los precios del crudo podrían volver a subir considerablemente
Los cuellos de botella en las refinerías de petróleo han disparado los precios de la gasolina en los Estados Unidos hasta los 5 dólares el galón, y es poco probable que la crisis termine pronto.
Los precios de la gasolina en los Estados Unidos alcanzaron el sábado los 5 dólares por galón, afectando aún más la situación económica en ese país, el cual enfrenta una inflación por arriba de 6%.
Si bien la prohibición a las importaciones de petróleo y sus derivados de Rusia han agravado la situación, el principal problema se debe a lo que Goldman Sachs ha llamado “cuellos de botella sin precedentes” en las refinerías de ese país.
Las plantas en expansión todavía se están recuperando del impacto de la pandemia de coronavirus y no pueden hacer frente al repunte de la demanda de gasolina, diésel y combustible para aviones. Eso ha hecho subir sus precios.
Desafortunadamente, para los consumidores, los analistas dicen que las refinerías tendrán dificultades para aumentar la producción rápidamente y aliviar la presión inflacionaria.
A medida que COVID-19 sacudió la economía mundial, el consumo de energía se desplomó y muchas refinerías cerraron sus operaciones debido a la baja rentabilidad.
Los analistas de la consultora de energía Wood Mackenzie, estiman que durante la pandemia se perdieron 3 millones de barriles por día de capacidad de refinación.
El principal problema radica en que una vez que cierra una refinería, puede ser difícil hacer que vuelva a funcionar. Inclusive con los altos márgenes de refinación actuales las principales petroleras a nivel mundial descartan mayores inversiones en downstream.
En Europa, el precio del gas natural, un ingrediente clave de la refinación, aumentó a medida que las economías se recuperaron del COVID el año pasado. Eso significó que muchas plantas redujeron su producción, lo que agotó los inventarios.
En otros lugares, la promesa de China de reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero ha hecho que Beijing restrinja severamente la exportación de productos refinados. La medida ha reducido los flujos a Europa, y es poco probable que alguna vez se recuperen por completo.
Además de todo esto, las exportaciones de productos refinados de Rusia han caído, en gran parte como resultado de la “autosanción” de las empresas occidentales.
El enorme aumento en el precio de la gasolina y otros productos refinados está impulsando la vida de la industria de la refinación, aumentando lentamente el suministro, sin embargo, no a la velocidad que los consumidores quizieran.
Los analistas aseguran que es poco probable que se produzcan más aumentos de precios como los que ya se han visto. Pero los conductores no deben esperar una fuerte caída pronto.
Los analistas de Wood Mackenzie dijeron que hasta ahora ha habido pocas señales de la llamada destrucción de la demanda. Además, la temporada alta de conducción de verano en Estados Unidos apenas comienza.
Una gran cantidad de otros problemas persiguen al mercado. La UE acordó prohibir la mayor parte de las exportaciones de petróleo ruso, incluidos los productos refinados.
Mientras tanto, los analistas luchan por predecir cuánto petróleo necesitará China este año, debido a su estricta política de cero COVID. Si la economía se reabre por completo, los precios del crudo podrían volver a subir considerablemente