Antinomia en el sector energético mexicano y el fenómeno del cambio climático. Desplome de inversiones.
Juan Carlos Machorro, socio a cargo de la práctica transaccional de la firma Santamarina y Steta, experto legal en sector energético, informó sobre el desplome de México ante el índice Climatescope, anunciado por BloombergNEF, el cual evalúa la capacidad de las naciones para poner a trabajar en forma eficiente inversiones destinadas a la transición energética.
“Son muy malas noticias para nuestro país. Durante la administración del presidente López Obrador, México se ha desplomado del lugar 8 al 63 entre los mercados emergentes y ocupa el número 90 en el ranking global”, dijo.
El índice proporciona información relativa a políticas de energía limpia y condiciones financieras que pueden derivar en inversiones de capital y en el desarrollo exitoso de proyectos. Incluye información detallada de 136 mercados alrededor del mundo, incluyendo 107 mercados emergentes y 29 países de economías desarrolladas, abarcando todas las naciones del planeta con una población superior a 2 millones de habitantes.
Cada vez más países privilegian el uso de tecnologías asociadas a energías renovables. En 2021, el 78% de naciones alrededor del mundo instalaron más capacidad de energía limpia que de energía generada a partir de fuentes fósiles, prevaleciendo la elección de proyectos solares en la mitad de los casos.
“Lamentablemente, en México las inversiones en energías limpias han sufrido una estrepitosa caída de 5,893 millones de dólares en 2017 a 705 millones de dólares en 2021. ¿La razón? Nuestro país no cuenta con un objetivo de energía neta cero, no tiene una estrategia de descarbonización de largo plazo y tampoco cuenta con una política de eliminación de combustibles fósiles”, explicó.
El experto señaló que aún cuando la reforma energética de 2014 incrustó el apoyo indiscutible a las energías renovables, el progreso y la evolución del mercado y el apoyo a las energías renovables se han visto franca e indiscutiblemente estancados en la presente administración, la cual ha desafiado a la reforma energética mediante el bloqueo al crecimiento de las energías renovables, en aras de apoyar a la Comisión Federal de Electricidad, CFE.
En 2012 México asumió el compromiso de generar 35% de electricidad a partir de fuentes limpias para el año 2024, autorizando en 2014 el mercado de certificados de energías limpias (CELs) e introduciendo el compromiso de consumo de energía limpia a cargo de grandes consumidores, incluyendo a CFE.
“Sin embargo, prácticamente desde el inicio de este sexenio, esta administración ha venido socavando el desarrollo de las energías limpias y la participación de los inversionistas privados en el sector. Canceló el programa de subastas de largo plazo, canceló licitaciones necesarias en materia de transmisión, intentó diluir el mercado de CELs modificando sus reglas de operación (otra vez, en aras de privilegiar a CFE), hizo a un lado objetivos de energía limpia y eliminó los beneficios del régimen legado aplicable a plantas de energía eólica y solar. En forma ominosa, esta administración emitió regulación que bloquea la participación de energías renovables en el sistema y envió iniciativas de reformas legales y constitucionales que devuelven el control del mercado a CFE. No hay ninguna sorpresa”, apuntó.
Juan Carlos Machorro agregó que un 56% de los mercados emergentes ha adoptado políticas para realizar subastas de largo plazo para contratos de suministro de energías limpias, cuando en México, entre 2016 y 2017 tuvieron lugar solamente tres subastas eléctricas de largo plazo contratándose un total de 19.8TWh de energía limpia, 1.8GW de potencia en firme y 20.6 millones de CELs.
La cuarta subasta, que debía tener lugar en noviembre de 2018, fue retrasada en varias ocasiones hasta ser definitiva e inexplicablemente cancelada en enero de 2019. Las subastas incluyeron un ajuste a la tarifa por hora para premiar o penalizar la generación intermitente, basada en necesidades del sistema y un ajuste de precio nodal que da prioridad a los proyectos en zonas en las que los costos de generación son mayores, con miras a reducir costos generales del sistema.
“En su momento, las subastas arrojaron tarifas récord a nivel mundial en beneficio del sistema y de los consumidores mexicanos”, señaló.
Compromisos VS política real ante cambio climático
El especialista añadió que mientras estos indicadores dan cuenta puntual de la destrucción de valor de este sector en nuestro país, la Cumbre sobre Cambio Climático de la ONU, COP 27 llegó a su final en medio de un panorama preocupante e incierto en el que los esfuerzos siguen siendo insuficientes.
En el contexto de la COP 27, México presentó nuevas metas, más allá del compromiso previo de 30%, incluyendo el compromiso de aumentar la reducción de GHG del 22% al 35% en los próximos 8 años; invertir 48 mil millones de dólares con el apoyo de EUA y reducir emisiones en 52 millones de toneladas de carbono.
“Estamos nuevamente en la presencia de antinomias que se han vuelto costumbre en nuestro país –subrayó-. Resulta sencillamente impensable lograr estas metas sin un cambio drástico de rumbo en las políticas aplicadas por esta administración en el sector energético, como resulta impensable salir bien librados del proceso de consultas al amparo del T-MEC y de aquellas otras consultas y arbitrajes de inversión que se activen en el futuro próximo. Bien dicen, no se puede quedar bien con Dios y con el Diablo”.
Antinomia en el sector energético mexicano y el fenómeno del cambio climático. Desplome de inversiones.
Juan Carlos Machorro, socio a cargo de la práctica transaccional de la firma Santamarina y Steta, experto legal en sector energético, informó sobre el desplome de México ante el índice Climatescope, anunciado por BloombergNEF, el cual evalúa la capacidad de las naciones para poner a trabajar en forma eficiente inversiones destinadas a la transición energética.
“Son muy malas noticias para nuestro país. Durante la administración del presidente López Obrador, México se ha desplomado del lugar 8 al 63 entre los mercados emergentes y ocupa el número 90 en el ranking global”, dijo.
El índice proporciona información relativa a políticas de energía limpia y condiciones financieras que pueden derivar en inversiones de capital y en el desarrollo exitoso de proyectos. Incluye información detallada de 136 mercados alrededor del mundo, incluyendo 107 mercados emergentes y 29 países de economías desarrolladas, abarcando todas las naciones del planeta con una población superior a 2 millones de habitantes.
Cada vez más países privilegian el uso de tecnologías asociadas a energías renovables. En 2021, el 78% de naciones alrededor del mundo instalaron más capacidad de energía limpia que de energía generada a partir de fuentes fósiles, prevaleciendo la elección de proyectos solares en la mitad de los casos.
“Lamentablemente, en México las inversiones en energías limpias han sufrido una estrepitosa caída de 5,893 millones de dólares en 2017 a 705 millones de dólares en 2021. ¿La razón? Nuestro país no cuenta con un objetivo de energía neta cero, no tiene una estrategia de descarbonización de largo plazo y tampoco cuenta con una política de eliminación de combustibles fósiles”, explicó.
El experto señaló que aún cuando la reforma energética de 2014 incrustó el apoyo indiscutible a las energías renovables, el progreso y la evolución del mercado y el apoyo a las energías renovables se han visto franca e indiscutiblemente estancados en la presente administración, la cual ha desafiado a la reforma energética mediante el bloqueo al crecimiento de las energías renovables, en aras de apoyar a la Comisión Federal de Electricidad, CFE.
En 2012 México asumió el compromiso de generar 35% de electricidad a partir de fuentes limpias para el año 2024, autorizando en 2014 el mercado de certificados de energías limpias (CELs) e introduciendo el compromiso de consumo de energía limpia a cargo de grandes consumidores, incluyendo a CFE.
“Sin embargo, prácticamente desde el inicio de este sexenio, esta administración ha venido socavando el desarrollo de las energías limpias y la participación de los inversionistas privados en el sector. Canceló el programa de subastas de largo plazo, canceló licitaciones necesarias en materia de transmisión, intentó diluir el mercado de CELs modificando sus reglas de operación (otra vez, en aras de privilegiar a CFE), hizo a un lado objetivos de energía limpia y eliminó los beneficios del régimen legado aplicable a plantas de energía eólica y solar. En forma ominosa, esta administración emitió regulación que bloquea la participación de energías renovables en el sistema y envió iniciativas de reformas legales y constitucionales que devuelven el control del mercado a CFE. No hay ninguna sorpresa”, apuntó.
Juan Carlos Machorro agregó que un 56% de los mercados emergentes ha adoptado políticas para realizar subastas de largo plazo para contratos de suministro de energías limpias, cuando en México, entre 2016 y 2017 tuvieron lugar solamente tres subastas eléctricas de largo plazo contratándose un total de 19.8TWh de energía limpia, 1.8GW de potencia en firme y 20.6 millones de CELs.
La cuarta subasta, que debía tener lugar en noviembre de 2018, fue retrasada en varias ocasiones hasta ser definitiva e inexplicablemente cancelada en enero de 2019. Las subastas incluyeron un ajuste a la tarifa por hora para premiar o penalizar la generación intermitente, basada en necesidades del sistema y un ajuste de precio nodal que da prioridad a los proyectos en zonas en las que los costos de generación son mayores, con miras a reducir costos generales del sistema.
“En su momento, las subastas arrojaron tarifas récord a nivel mundial en beneficio del sistema y de los consumidores mexicanos”, señaló.
Compromisos VS política real ante cambio climático
El especialista añadió que mientras estos indicadores dan cuenta puntual de la destrucción de valor de este sector en nuestro país, la Cumbre sobre Cambio Climático de la ONU, COP 27 llegó a su final en medio de un panorama preocupante e incierto en el que los esfuerzos siguen siendo insuficientes.
En el contexto de la COP 27, México presentó nuevas metas, más allá del compromiso previo de 30%, incluyendo el compromiso de aumentar la reducción de GHG del 22% al 35% en los próximos 8 años; invertir 48 mil millones de dólares con el apoyo de EUA y reducir emisiones en 52 millones de toneladas de carbono.
“Estamos nuevamente en la presencia de antinomias que se han vuelto costumbre en nuestro país –subrayó-. Resulta sencillamente impensable lograr estas metas sin un cambio drástico de rumbo en las políticas aplicadas por esta administración en el sector energético, como resulta impensable salir bien librados del proceso de consultas al amparo del T-MEC y de aquellas otras consultas y arbitrajes de inversión que se activen en el futuro próximo. Bien dicen, no se puede quedar bien con Dios y con el Diablo”.