La red de refinación de Venezuela nuevamente está operando a una fracción de su capacidad debido a frecuentes problemas con las unidades de conversión profunda
Las largas filas de automóviles frente a las estaciones de servicio están de vuelta en Venezuela, en medio de repetidos incidentes en las refinerías operadas por la petrolera estatal PDVSA e insuficientes importaciones de diésel y gasolina.
En al menos los dos últimos años, los conductores tuvieron que hacer filas durante días para llenar sus tanques con gasolina, al tiempo que agricultores interrumpieron su trabajo debido a la falta de diésel para operar camiones y maquinaria. La escasez había disminuido este año en medio de importaciones de petróleo iraní, que ayudaron a impulsar la producción de las refinerías.
Pero la red de refinación de Venezuela nuevamente está operando a una fracción de su capacidad debido a frecuentes problemas con las unidades de conversión profunda que son esenciales para producir gasolina, dijeron trabajadores, lo que está llevando a una nueva oleada de escasez de combustible.
“Tenía más de 100 carros por delante a las 6 de la tarde cuando comencé a hacer la cola. Pasadas las 12 de la medianoche, se acabó la gasolina”, dijo Ramón Blanco, un administrador que reside en Valencia. Llenó el tanque de su vehículo al día siguiente en otra estación. “Ojalá no volvamos a los terribles días en que pasábamos hasta tres días haciendo cola por gasolina”.
La región central de Venezuela es hasta ahora una de la más afectadas por la falta de combustible, pero también se han comenzado a formar filas en el estado Falcón, donde se encuentran las refinerías más grandes de PDVSA.
En muchas estaciones de servicio, cientos de motociclistas, un medio de transporte común en el país, se arremolinan esperando su turno, mientras otros conductores se preocupan por los precios dolarizados que tienen que pagar por el combustible cuando hay disponibilidad.
PDVSA no respondió a una solicitud de comentarios. El jueves, la petrolera dijo en Twitter que las operaciones se extenderían en varias estaciones de la región central.
INTERRUPCIONES PERSISTENTES
Amuay, la refinería más grande del país miembro de la OPEP y con capacidad de procesar 645 mil barriles por día (bpd), tiene su craqueador catalítico fuera de servicio desde la semana pasada, en la tercera interrupción de sus operaciones desde julio debido a fallas de energía y mantenimientos no planificados. La unidad ha estado detenida un total de 23 días en lo que va del año.
Debido a la situación en Amuay, parte del complejo de refinación Paraguaná, PDVSA ahora está tratando de reiniciar el craqueador de la vecina Cardón, así como el reformador de nafta, que se ha averiado tres veces este año.
Un equipo de la empresa estatal iraní Naftiran Intertrade Co (NICO) ha estado desde fines del año pasado reparando y tratando de reanimar las operaciones de la refinería más pequeña del país, El Palito, en la costa central y con capacidad de 146 mil bpd.
Irán ha suministrado millones de barriles de petróleo este año para alimentar El Palito y otras refinerías venezolanas, mientras PDVSA ha cambiado la dieta de sus instalaciones para mantenerlas en funcionamiento en medio de la falta de crudo adecuado para producir gasolina.
El suministro eléctrico insuficiente ha sido un factor importante que limita las operaciones de las refinerías de Paraguaná en los últimos años. Al menos tres apagones y dos incendios menores han afectado al centro de refinación este año, mientras que en El Palito un incendio y un corte de energía impactaron las operaciones en los últimos meses.
En el oriente del país, la refinería de Puerto La Cruz, con capacidad de 187 mil bpd de procesamiento, está operando con dos unidades de destilación de crudo y una planta de hidroprocesos en servicio, dijeron a Reuters trabajadores.
“Se ha hecho todo el esfuerzo (…) hay mucha presión por arrancar la catalítica y también el reformador para producir gasolina”, dijo un trabajador de Amuay. “Aunque hay inventario, ya sabemos como está la situación”, agregó.
(Reporte de Mircely Guanipa en Maracay, Tibisay Romero en Valencia y Marianna Párraga en Houston.)
La red de refinación de Venezuela nuevamente está operando a una fracción de su capacidad debido a frecuentes problemas con las unidades de conversión profunda
Las largas filas de automóviles frente a las estaciones de servicio están de vuelta en Venezuela, en medio de repetidos incidentes en las refinerías operadas por la petrolera estatal PDVSA e insuficientes importaciones de diésel y gasolina.
En al menos los dos últimos años, los conductores tuvieron que hacer filas durante días para llenar sus tanques con gasolina, al tiempo que agricultores interrumpieron su trabajo debido a la falta de diésel para operar camiones y maquinaria. La escasez había disminuido este año en medio de importaciones de petróleo iraní, que ayudaron a impulsar la producción de las refinerías.
Pero la red de refinación de Venezuela nuevamente está operando a una fracción de su capacidad debido a frecuentes problemas con las unidades de conversión profunda que son esenciales para producir gasolina, dijeron trabajadores, lo que está llevando a una nueva oleada de escasez de combustible.
“Tenía más de 100 carros por delante a las 6 de la tarde cuando comencé a hacer la cola. Pasadas las 12 de la medianoche, se acabó la gasolina”, dijo Ramón Blanco, un administrador que reside en Valencia. Llenó el tanque de su vehículo al día siguiente en otra estación. “Ojalá no volvamos a los terribles días en que pasábamos hasta tres días haciendo cola por gasolina”.
La región central de Venezuela es hasta ahora una de la más afectadas por la falta de combustible, pero también se han comenzado a formar filas en el estado Falcón, donde se encuentran las refinerías más grandes de PDVSA.
En muchas estaciones de servicio, cientos de motociclistas, un medio de transporte común en el país, se arremolinan esperando su turno, mientras otros conductores se preocupan por los precios dolarizados que tienen que pagar por el combustible cuando hay disponibilidad.
PDVSA no respondió a una solicitud de comentarios. El jueves, la petrolera dijo en Twitter que las operaciones se extenderían en varias estaciones de la región central.
INTERRUPCIONES PERSISTENTES
Amuay, la refinería más grande del país miembro de la OPEP y con capacidad de procesar 645 mil barriles por día (bpd), tiene su craqueador catalítico fuera de servicio desde la semana pasada, en la tercera interrupción de sus operaciones desde julio debido a fallas de energía y mantenimientos no planificados. La unidad ha estado detenida un total de 23 días en lo que va del año.
Debido a la situación en Amuay, parte del complejo de refinación Paraguaná, PDVSA ahora está tratando de reiniciar el craqueador de la vecina Cardón, así como el reformador de nafta, que se ha averiado tres veces este año.
Un equipo de la empresa estatal iraní Naftiran Intertrade Co (NICO) ha estado desde fines del año pasado reparando y tratando de reanimar las operaciones de la refinería más pequeña del país, El Palito, en la costa central y con capacidad de 146 mil bpd.
Irán ha suministrado millones de barriles de petróleo este año para alimentar El Palito y otras refinerías venezolanas, mientras PDVSA ha cambiado la dieta de sus instalaciones para mantenerlas en funcionamiento en medio de la falta de crudo adecuado para producir gasolina.
El suministro eléctrico insuficiente ha sido un factor importante que limita las operaciones de las refinerías de Paraguaná en los últimos años. Al menos tres apagones y dos incendios menores han afectado al centro de refinación este año, mientras que en El Palito un incendio y un corte de energía impactaron las operaciones en los últimos meses.
En el oriente del país, la refinería de Puerto La Cruz, con capacidad de 187 mil bpd de procesamiento, está operando con dos unidades de destilación de crudo y una planta de hidroprocesos en servicio, dijeron a Reuters trabajadores.
“Se ha hecho todo el esfuerzo (…) hay mucha presión por arrancar la catalítica y también el reformador para producir gasolina”, dijo un trabajador de Amuay. “Aunque hay inventario, ya sabemos como está la situación”, agregó.
(Reporte de Mircely Guanipa en Maracay, Tibisay Romero en Valencia y Marianna Párraga en Houston.)