En este panel participaron Graciela Álvarez Hoth, fundadora y directora general de Energy Broker, como moderadora; Alfredo Orellana, socio de la firma OPS & PROS; y David Hernández, director general de Sustentabilidad Empresarial.
La industria de los hidrocarburos, como cualquiera otra, tiene riesgos, responsabilidades y recaudos que están inmersos en la regulación, en las prácticas industriales y en los parámetros del mundo de los seguros.
¿Qué fue lo que cambió tras la reforma de 2013 en México en estos rubros? Bajo la conducción de Graciela Álvarez Hoth, el panel compartió sus reflexiones con el auditorio.
Después de la Reforma Energética del sexenio anterior, dijo David Hernández, de Sustentabilidad Empresarial, “nos enfrentamos con una apertura en el sector y había que trabajar a pasos acelerados, por el ingreso de empresas para todo tipo en toda la cadena de valor, además de que teníamos que tener una respuesta correcta para sus requerimientos, sus preguntas y también para brindarle a la sociedad una certidumbre de lo que íbamos a hacer, como su medio ambiente, la integridad de las personas y las instalaciones, además de actividades se iban a llevar a cabo, como la propia infraestructura de las inversiones podía estar salvaguardada. Fue un momento muy interesante y todo el proceso de construcción y desarrollo de una arquitectura reguladora y de gestión de riesgos”.
Inicialmente, externó, había un punto de partida, que era la creación de instituciones del sector de hidrocarburos, sobre todo de diferentes reguladores, como la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), la Comisión Reguladora de Energía (CRE), la propia Secretaría de Energía (Sener); “entonces, ahora tenemos la gobernanza de la actividad regulatoria, económica, social y del riesgo e impacto del medio ambiente. Creo que ese es un tema importante de lo que ha cambiado”.
Alfredo Orellana, de ENERGIE.MX, relató: “México es un país con petróleo, en mi opinión, no era u país petrolero porque a los privados les estaba prohibido legalmente dedicarse a la industria de los hidrocarburos, era como la industria de las armas, solo podía el estado producirlas, almacenarlas, distribuirlas; y si ustedes se metían al negocio de los hidrocarburos, podían acabar en prisión por el solo hecho de acercarse, esto estaba reservado el Estado de manera absoluta”.
La reforma de 2013, continuó, abrió esta posibilidad para que todas las personas de México y de otros países pudieran dedicarse a este sector; “para mí es la verdadera fecha en la que México se vuelve un país petrolero, en donde el petróleo está democratizado y puede estar abierto para todos los participantes.
Alfredo Orellana explicó que así nació la industria democratizada de los hidrocarburos y también nació el mercado de riesgos del mundo de los hidrocarburos. Las responsabilidades que se generan al operar en un mercado particularmente riesgoso. Entre más lo entendamos, afirmó, mejor podremos generar tres estrategias: la jurídico-legal; la técnico-operativa; y la de responsabilidad, muy enfocada a la parte financiera de respaldo y aseguramiento para los peores escenarios.
¿Cómo afrontar esas estrategias? ¿Qué es lo que debe tomarse en cuenta? Preguntó Graciela Álvarez Hoth a los panelistas.
David Hernández comentó: “Debemos planear pensando en que lo que vamos a operar, lo que vamos a vender o a trasportar, y entonces, desarrollamos y diseñamos una estrategia que administre los riesgos
aún antes de que la infraestructura esté colocada; desde la planeación de un proyecto, desde su diseño y después a lo largo de todo el ciclo de vida; así podemos tener claridad en la administración y control de riesgos a lo largo de toda la cadena de valor”.
Un tema muy relevante, resaltó David Hernández, es que ahora los riesgos son una gestión integrada, “hay un sistema de administración muy conocido que se llama SASISOPA (Sistema de Administración de la Seguridad Industrial, Seguridad Operativa y Protección Ambiental), que permite operar como en cualquiera de los sectores industriales”.
El SASISOPA, expresó Hernández, “nos permite tener una plataforma estructurada para ayudarnos a hacer las cosas de forma sistemática, permanente y tener un proceso de mejora continua para la administración de riesgos. Si yo estuviera invirtiendo millones de dólares en una infraestructura de riesgo, lo que quisiera es mantener ese riesgo controlado y el sistema de administración es una de las bondades que me da”.
Desde el capital humano – dijo David Hernández- también hay avances significativos: “la profesionalización en la administración de riesgos ha ido avanzando cada día más, encontramos gente más competitiva, más conocedora”.
Graciela Álvarez expresó que la reforma había abierto un sector de los hidrocarburos antes inexistente y con ello se había visibilizado esta necesidad de reconocer, regular y dimensionar los riesgos, su administración y su control. Pero ¿qué sucede si no se observan estas medidas de identificación y control de riesgo? ¿Qué previsiones regulatorias existen? Preguntó al panel.
Alfredo Orellana explicó que existen dos consecuencias para tener en mente: la primera es de naturaleza administrativa y consiste en una multa que podría imponerse a quienes no cumplan con la regulación en materia de identificación, control y administración de riesgos.
Se trata de multas monumentalmente altas previstas en la Ley de Hidrocarburos.
La segunda -enfatizó Orellana- es quizás másgravepueslafaltadeidentificaciónde riesgos y de mecanismos de mitigación y control, así como de seguros suficientes y adecuados, puede ser considerado como negligencia por parte de los regulados, lo cual es muy grave en caso de accidentes.
Existen responsabilidades administrativas, civiles y penales que están en juego por lo que, a juicio de Orellana, es muy trascendente contar con una buena estrategia de administración de riesgos en el sector hidrocarburos.
Ante este escenario, Álvarez Hoth preguntó a los panelistas cuál era la visión hacia el futuro en relación con la administración de riesgos ¿Estamos más cerca o más lejos del cumplimiento y la seguridad?, preguntó.
David Hernández aseveró: “Sin duda, ya hay un conocimiento y una red de profesionales para la administración de riesgo… ya para todo mundo se le hace cotidiano que si quiere invertir en cualquiera de las actividades del sector de hidrocarburos, lo primero que debe hacer es acercarse y entender cuál es su ruta regulatoria y por dónde tiene que empezar…hay empresas internacionales y nacionales que ya llegan con buenas prácticas de gestión de riesgo, que vienen de otros países que ya su experiencia les ha ayudado a desarrollarla”. Alfredo Orellana opinó que primero hay que arreglar el desorden.
Primero, “porque existen algunos padecimientos graves en el sector, como el congestionamiento de expedientes, el cambio constante de reglas, normas y criterios que a veces se publican y a veces no”. Segundo, que aún nos falta sintonizar la coherencia normativa en el país, pues la regulación del riesgo y la responsabilidad no solamente tienen que ver con la federación, sino con 32 entidades federativas y 2,500 municipios; Orellana enunció como ejemplo, las pólizas de seguro que piden protección civil, la Secretaría de Trabajo, la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA), entre otras; tal parece que estamos repitiendo el trámite de los riesgos, pero no estamos mejorando su administración y prevención”.
Y prosiguió: “Tenemos un gran desorden bien intencionado. El desafío es coordinar voluntades y entusiasmos de distintos actores que convencidos de que los riesgos son necesarios y debemos prever y solucionar los accidentes de la mejor manera posible”.
La administración de los riesgos desde las perspectivas regulatoria, operativa, de aseguramiento financiero, se traduce en retorno -dijo Orellana-; en un retorno de confianza y confiabilidad que redunda en capital y en licencia social, que es cada vez más valiosa para la industria de los hidrocarburos y para cualquier otra industria. Trabajemos por ello – recalcó.