La calificadora de riesgos Standards & Poor’s cambió la calificación crediticia de México a negativa.
La calificación del soberano pasó de BBB+ a BBB, con lo cual aún se mantiene el grado de inversión, sin embargo, se corre el riesgo de que esta acción provoque que se baje la calificación a Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
“Prevemos un impacto pronunciado sobre la economía mexicana derivado de la combinación de shocks por el COVID-19 en México y en los Estados Unidos, su principal socio comercial, así como de la caída en los precios internacionales del petróleo”.
Si bien la calificadora cree que estos “shocks” son momentáneos, estos empeorarán la “ya débil dinámica de la tendencia de crecimiento” para los próximos tres años, los cuales reflejan una menor confianza del sector privada y el poco dinamismo en la inversión.
S&P asegura que existe el riego de más baja de calificación en los próximos 12 a 24 meses, como resultado de una ejecución de políticas de irregular o no efectiva; el potencial debilitamiento de las finanzas públicas, debido al difícil balance entre soportar el crecimiento del PIB dada la baja base tributaria no petrolera del país y la rigidez en el gasto, y la creciente presión sobre Pemex, lo que se traduce en un potencial pasivo contingente para el soberano.