La mezcla mexicana de petróleo no encuentra piso y su precio continúa cayendo, esta vez alcanzando su precio más bajo desde 1998, al cotizarse en 10.37 dólares por barril.
El petróleo mexicano perdió 20.29% o 2.64 dólares, al cotizarse en el mercado energético internacional en 10.37 dólares por barril, informó Petróleo Mexicanos (Pemex).
El precio del petróleo intermedio de Texas (WTI) se desplomó este lunes un 6.6 % y cerró en 20.09 dólares el barril, su peor cierre desde febrero de 2002 arrastrado una vez más por la grave caída en la demanda a raíz de la crisis del COVID-19.
Mientras que el precio del barril de Brent para entrega en mayo, que cerró en el mercado de futuros de Londres en 22.82 dólares, un 8.24 % menos que al término de la última sesión.
Los precios del WTI, que durante la sesión llegó a estar por debajo de la barrera psicológica de los 20 dólares, volvían a caer golpeados una vez más por la baja demanda como consecuencia de la crisis del COVID-19 y la reducción drástica de los desplazamientos por las medidas obligatorias de confinamiento que se están llevando a cabo en buena parte del mundo.
La mezcla mexicana de petróleo no encuentra piso y su precio continúa cayendo, esta vez alcanzando su precio más bajo desde 1998, al cotizarse en 10.37 dólares por barril.
El petróleo mexicano perdió 20.29% o 2.64 dólares, al cotizarse en el mercado energético internacional en 10.37 dólares por barril, informó Petróleo Mexicanos (Pemex).
El precio del petróleo intermedio de Texas (WTI) se desplomó este lunes un 6.6 % y cerró en 20.09 dólares el barril, su peor cierre desde febrero de 2002 arrastrado una vez más por la grave caída en la demanda a raíz de la crisis del COVID-19.
Mientras que el precio del barril de Brent para entrega en mayo, que cerró en el mercado de futuros de Londres en 22.82 dólares, un 8.24 % menos que al término de la última sesión.
Los precios del WTI, que durante la sesión llegó a estar por debajo de la barrera psicológica de los 20 dólares, volvían a caer golpeados una vez más por la baja demanda como consecuencia de la crisis del COVID-19 y la reducción drástica de los desplazamientos por las medidas obligatorias de confinamiento que se están llevando a cabo en buena parte del mundo.