Por: John Soldevilla, Economista
La semana pasada, los precios de la mezcla mexicana de exportación cerraron en 35.46 DPB, retrocediendo 7.8% en la semana. De esta manera, estos precios se han caído casi 37% en lo que va del año, a pesar del cual mantiene su recuperación tras la crisis petrolera de abril. Hoy, los precios se ubican por arriba del presupuestado por el gobierno para este año, que es 24 DPB, mismo que fue revisado desde 49 DPB, justo durante la crisis petrolera.
Pese a la recuperación de los meses recientes, en su tendencia anual, la caída de estos precios está teniendo ciertas repercusiones sobre las finanzas públicas del país, aunque el peso de los ingresos petroleros dentro de los ingresos del sector público ha disminuido significativamente a solamente 14% estimado para este año, su proporción más baja en muchas décadas.
Durante julio, última cifra disponible, la producción de petróleo crudo ascendió a poco menos de 1.595 millones de barriles por día, reportando su nivel más bajo desde octubre de 1979 y manteniéndose una crisis productiva de esta industria. Sin embargo, debe señalarse que México se comprometió desde hace unos meses a reducir su producción en 100 mil barriles por día, a fin de contribuir a la estabilización de los precios. En efecto, desde mayo se aprecia una reducción de la producción mundial de petróleo, de aproximadamente 14% anual.
No solamente los precios y la producción de crudo en México están disminuyendo; también están cayendo las exportaciones de petróleo, ya que éstos bajaron 38.6% anual en julio en su valor en dólares, aunque su volumen exportado solo ha caído marginalmente en lo que va del año. Esto significa que la caída del valor exportado se explica exclusivamente por sus menores precios.
En este año, las exportaciones de petróleo crudo ascenderían a poco más de 14 mil millones de dólares, estimándose una caída de 35%, que resultaría de la combinación de una reducción de 38% en los precios de la mezcla y un incremento de 3% en el volumen exportado. Así, su valor exportado equivaldría a solamente 3.6% de las exportaciones totales del país para 2020, un cambio radical a largo plazo, ya que en los años ochenta esta proporción era de hasta más de 60%. Se trata de uno de los cambios estructurales más importantes de la economía mexicana, que se suma al peso menor que los ingresos petroleros representan de los ingresos del sector público.