Pemex enfrenta una deuda de 99 mil millones de dólares, refinanciamiento costoso y producción estancada, mientras apuesta por refinación y créditos bancarios para su financiamiento.
Pemex, la petrolera estatal mexicana, ha comenzado a priorizar los créditos bancarios sobre el financiamiento a través de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) debido a los menores requisitos impuestos por los bancos.
Sin embargo, las tasas de interés bancarias se han incrementado, alcanzando un máximo de 15.9% en 2023, más del doble de lo registrado en 2021. Mientras tanto, las emisiones de deuda mediante certificados bursátiles exigieron intereses de 12.4%, una opción más barata, pero con mayores requisitos debido a la pérdida de confianza del mercado en la empresa.
La participación de Pemex en el mercado bursátil ha caído, pasando del 20.5% en 2016 al 9.7% en junio de 2024. Se estima que esta participación disminuirá aún más a medida que Pemex enfrente vencimientos de deuda por 64 mil millones de pesos este año. Aunque la petrolera ha reducido su deuda general de 105 mil millones de dólares a 99 mil millones bajo la administración de Octavio Romero Oropeza, el reto de refinanciar y pagar a proveedores sigue siendo significativo.
Además, el enfoque del gobierno en la refinación ha generado pérdidas, exacerbando los problemas de flujo de efectivo de la empresa. Expertos han señalado que el refinanciamiento de la deuda se ha vuelto más costoso debido a la reducción de la calificación crediticia de Pemex y su pérdida del grado de inversión en 2020.
La nueva administración, encabezada por Claudia Sheinbaum y Víctor Rodríguez Padilla, deberá lidiar con estos retos financieros, además de la presión de la caída de los precios internacionales del petróleo, lo que complica aún más el panorama para Pemex y otras petroleras.