Desde 1970 en las universidades de México se buscó la integración de métodos computacionales en las mentes de los ingenieros en geociencias (petroleros, geofísicos, geólogos y mineros) con lo que se tenía en ese entonces, los lenguajes de programación como Fortran, C se procesaban en tarjetas insertadas en la CPU que era del tamaño de una habitación. Todos hemos sido testigos del avance tan veloz que representa la era digital que ahora hemos normalizado con GPU’s en los smartphones que en 1970 fue una idea absurda comentada desde la esquina de un salón de clases por el estudiante con ansias de colocar una computadora en la mano hacia sus compañeros y profesor en turno.
Los actuales Ingenieros en geociencias con más de 20 años de experiencia se encuentran con la necesidad de aprender de las nuevas generaciones la implementación de cómputo paralelo, machine learning, redes neuronales y demás vocabulario computacional que hoy se puede utilizar con los procesadores gráficos, procesadores centrales, las nubes de información y el internet a alta velocidad. Aunque una cosa está clara: se requieren habilidades de colaboración.
Las compañías con científicos de datos, que a menudo sin saber sobre las geociencias y del petróleo, tienden a asociarlas con un ingeniero. Por lo que los ahora geocientíficos egresados de geofísica, petrolera y geología deben embarcarse en una aventura computacional para saber lo que se puede implementar, adaptar o mejorar de lo ya estipulado.
Actualmente en la Universidad Nacional Autónoma de México existen laboratorios en conjunto con la compañía Schlumberger donde ofrecen cursos de introducción a su software como Petrel, y en el año 2014 existió el concurso de programación para un plug-in en Petrel. Este tipo de incentivos es elemental para motivar a los estudiantes incubando a las mentes del ahora que se necesitan. Evidentemente hace falta mucho más, en otras universidades como el Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Autónoma de Nuevo León, el Instituto Tecnológico Superior de Coatzacoalcos, por mencionar algunas; también se encuentran estudiantes con ansiedad digital en busca del saber las necesidades de la industria energética en tiempos de disrupción.
Evidentemente, no es un anuncio de que el software terminará reemplazando a la mente humana si no de una amalgama necesaria para utilizar lo mejor del humano con lo creado por el mismo en una interacción analítica, certera y probabilísticamente con una tendencia positiva.
El llamado a las compañías ahora laborando en México por la Reforma Energética, tales como Eni, Shell, Chevron, Halliburton, Weatherford, CGG, se encuentra en este espacio universitario donde a través de los jóvenes profesionales se busca con la Comisión Nacional de Hidrocarburos el enlace para no perder de vista el ingenio mexicano.
Porque el paisaje está cambiando, innovemos con dedicación.
Antuna H. V.
Desde 1970 en las universidades de México se buscó la integración de métodos computacionales en las mentes de los ingenieros en geociencias (petroleros, geofísicos, geólogos y mineros) con lo que se tenía en ese entonces, los lenguajes de programación como Fortran, C se procesaban en tarjetas insertadas en la CPU que era del tamaño de una habitación. Todos hemos sido testigos del avance tan veloz que representa la era digital que ahora hemos normalizado con GPU’s en los smartphones que en 1970 fue una idea absurda comentada desde la esquina de un salón de clases por el estudiante con ansias de colocar una computadora en la mano hacia sus compañeros y profesor en turno.
Los actuales Ingenieros en geociencias con más de 20 años de experiencia se encuentran con la necesidad de aprender de las nuevas generaciones la implementación de cómputo paralelo, machine learning, redes neuronales y demás vocabulario computacional que hoy se puede utilizar con los procesadores gráficos, procesadores centrales, las nubes de información y el internet a alta velocidad. Aunque una cosa está clara: se requieren habilidades de colaboración.
Las compañías con científicos de datos, que a menudo sin saber sobre las geociencias y del petróleo, tienden a asociarlas con un ingeniero. Por lo que los ahora geocientíficos egresados de geofísica, petrolera y geología deben embarcarse en una aventura computacional para saber lo que se puede implementar, adaptar o mejorar de lo ya estipulado.
Actualmente en la Universidad Nacional Autónoma de México existen laboratorios en conjunto con la compañía Schlumberger donde ofrecen cursos de introducción a su software como Petrel, y en el año 2014 existió el concurso de programación para un plug-in en Petrel. Este tipo de incentivos es elemental para motivar a los estudiantes incubando a las mentes del ahora que se necesitan. Evidentemente hace falta mucho más, en otras universidades como el Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Autónoma de Nuevo León, el Instituto Tecnológico Superior de Coatzacoalcos, por mencionar algunas; también se encuentran estudiantes con ansiedad digital en busca del saber las necesidades de la industria energética en tiempos de disrupción.
Evidentemente, no es un anuncio de que el software terminará reemplazando a la mente humana si no de una amalgama necesaria para utilizar lo mejor del humano con lo creado por el mismo en una interacción analítica, certera y probabilísticamente con una tendencia positiva.
El llamado a las compañías ahora laborando en México por la Reforma Energética, tales como Eni, Shell, Chevron, Halliburton, Weatherford, CGG, se encuentra en este espacio universitario donde a través de los jóvenes profesionales se busca con la Comisión Nacional de Hidrocarburos el enlace para no perder de vista el ingenio mexicano.
Porque el paisaje está cambiando, innovemos con dedicación.
Antuna H. V.